Dolor Irradiado

No hay nadie que no sufra de algún problema grave que le esté doliendo – ya sea problemas de salud, o problemas en el trabajo...

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 04.08.22

No hay ninguna persona que no sufra de algún problema grave que le esté doliendo – ya sea problemas de salud, o problemas financieros o problemas en el trabajo o problemas matrimoniales o problemas con los hijos…

Las Tres Semanas. Es extraño, pero toda persona que tenga un rastro siquiera de un alma que estuvo presente en el Monte Sinaí siente una inexplicable incomodidad, y no sabe por qué. No son náuseas ni un dolor obvio como por ejemplo un dolor de cabeza. Más bien es como algo que empieza a doler en lo más recóndito del corazón.

¿Qué es?

Es el anhelo por el Sagrado Templo de Jerusalén y nuestro lamento por su destrucción. El tiempo no logra calmar este dolor.
¿Y por qué en el corazón? Muy simple, porque el Sagrado Templo y la Jerusalén unificada constituyen el corazón del Pueblo Judío. Permítanme que les explique este concepto con una parábola:

Una vez, un campesino ucraniano sintió dolor en el brazo izquierdo. Fue a ver al médico y este le dio un ungüento para que se frotara en el brazo. El campesino se sintió mejor un día o dos, pero muy pronto el dolor retornó y con más fuerza que la primera vez. El campesino volvió al consultorio del médico, quien lo envió a que fuera a consultar a un gran especialista que vivía en Kiev. El campesino emprendió el viaje a Kiev y después de mucho buscar, por fin encontró la dirección del especialista.

El campesino se quejó del tremendo dolor que sentía en el brazo. El especialista le miró el brazo y le dijo al campesino que se quitara la camisa. El campesino, desconcertado, le preguntó: “Pero doctor, ¿para qué me tengo que sacar la camisa?”. El doctor colocó el estetoscopio en el pecho del campesino, sonrió con paciencia y le respondió: “Para que pueda examinarle el corazón. Lo que usted siente en el brazo no es más que un dolor irradiado. En realidad, el dolor se origina en el corazón”.

No hay ninguna persona que no sufra de algún problema grave que le esté doliendo – ya sea problemas de salud, o problemas financieros o problemas en el trabajo o problemas matrimoniales o problemas con los hijos… Hay parejas que directamente ni siquiera tienen hijos y hay otros que todavía están tratando de encontrar pareja y mientras tanto llevan una vida solitaria. Todos tenemos dificultades, tanto físicas como emocionales o espirituales o interpersonales. La mayoría de nosotros piensa que el “ungüento” es un aumento de sueldo o el alivio de nuestro problema específico va a poner fin al sufrimiento. Pero se equivocan.

La raíz de todo nuestro sufrimiento está en Jerusalén – en la ausencia de nuestro Templo sagrado y de la Presencia Divina en medio de nosotros. Y en vez de llorarle a HaShem, todos nosotros tácitamente aceptamos la disección y finalmente la rendición de Jerusalén, Dios no lo permita, que es el corazón del Pueblo Judío.

¿Esto los alarma? ¿Acaso se preguntan cómo soy capaz de decir algo así?

Muchos de nuestros amigos en Usa, México, Sudamérica, España etc piensan que Jerusalén es problema únicamente del Estado de Israel. Pero no es así: Jerusalén también es problema de ustedes. Incluso si viven en New York, o en Perú, o en Hong Kong, todos ustedes son miembros que se extienden de un mismo corazón, que es Jerusalén – Yerushalaim- y el Beit HaMikdash, el Sagrado Templo. Cuando aquí en Breslev Israel clamamos por Jerusalén y por Mashíaj, es porque nuestra curación nacional depende de un corazón sano: Jerusalén y la total redención de nuestro pueblo. Porque al tener a la Presencia Divina en nuestro medio, gozamos de una ilimitada bendición en abundancia, salud, felicidad y todo lo que necesitamos.

La solución para Jerusalén y para nuestros problemas nacionales no tiene nada que ver con la política ni con los políticos, ni tampoco el poder militar es el que determina cuándo será reconstruido nuestro Templo Sagrado, Dios quiera que sea muy pronto! La Emuná nos lleva por encima de los políticos y de la política y de todas sus declaraciones sin sentido. HaShem es Quien decide el destino de las naciones, no los políticos. Por eso, al recurrir a HaShem en nuestra plegaria personal, en realidad estamos pasando por encima a los políticos, la presión internacional y las amenazas militares. Todo el que quiera influenciar en forma directa los sucesos internacionales no tiene más que invertir otra hora más de plegaria personal.

Teniendo esto en mente, la pregunta es ¿qué podemos hacer por Jerusalén? Rabi Shalom Arush propone que cada uno de nosotros dediquemos cinco a diez minutos de nuestra plegaria personal a rogarle a HaShem por el futuro de Jerusalén, de una Jerusalén sin divisiones. Además, podemos llorar ante Él rogándole para que reconstruya nuestro Sagrado Templo en Jerusalén y acelere la completa y total redención de nuestro pueblo, muy pronto en nuestros días. Amén

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