La humildad de los árboles

Una mañana bien temprano antes de que saliera el sol, yo iba caminando por el bosque y hablando con Hashem. Todo a mi alrededor parecía encantado.

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Sunny Levi

Posteado en 17.03.21

Una mañana bien temprano antes de que saliera el sol, yo iba caminando por el bosque y hablando con Hashem. Todo a mi alrededor parecía encantado. En esos momentos sentí una especial admiración por Sus árboles y por la forma en que cada uno era distinto a los demás. Vi que algunos árboles estaban en pleno florecer; las ramas estaban llenas de hojas vibrantes y llenas de color mientras que otros habían visto días mejores, ya que estaban llenos de hojas amarillentas y marchitas, en el proceso de irse cayendo. No obstante, no importa en qué etapa estuvieran, cada árbol estaba perfectamente inclinado en su propia dirección, asumiendo su propia forma y su propio tamaño.

 

Lo siguiente que recuerdo es que me llamó la atención la luna, que tenía algo diferente aquella mañana. No podía dejar de mirarla. Brillaba con una especial belleza. Pero parecía como si tuviera una capa de aceite en la superficie. Seguí caminando y al rato pude ver ese brillo surrealista y mágico de la madrugada. Me quedé mirándolo, caminando y admirándolo hasta que alcancé la visión más bella: la luna detrás de un árbol desnudo, sin hojas. Como si fuera un esqueleto, el árbol podría haber sido una bruja con dedos puntiagudos… Todos los otros árboles circundantes, con sus hojas grandes, parados tan erguidos y tan llenos de ellos mismos, de pronto me hicieron acordar a un conjunto de mujeres con vestidos suntuosos y llenas de maquillaje y una abundancia de joyas: muy hermosas, pero que exigen un precio muy alto. No dejan lugar para que brille la luz.

 

Esta imagen inmediatamente me trajo a la memoria los últimos días de vida de mi padre. Él estaba en el hospital y no le quedaba nada más que sus últimos suspiros. No tenía ropa fina ni llevaba zapatos de marca: no tenía color en las mejillas ni cabello en la cabeza; ni billetera en el bolsillo, ni anillo en el dedo, ni comida en el estómago, ni grasa sobre los huesos ni negocios en la cabeza. No tenía nada excepto lo más básico que esta vida tiene para ofrecer: un pijama de hospital para envolver sus huesos y unos tubos en la nariz para mantenerlo con vida. Era como un árbol con ramas desnudas después de que se le cayeron todas las hojas. Aun así, emanaba de él la luz más brillante. Sin todo lo mundano, la luz de Dios tenía ahora mucho más espacio para brillar. Y todos los que lo rodeaban la percibían.

 

Puede ser muy triste mirar un árbol marchitándose. Y te quiebra el corazón ver cómo la fuerza vital de un ser humano va desvaneciéndose. Pero esos procesos forman parte esencial de la vida. Y esas transiciones de una fase a la otra son las que nos ayudan a reflexionar acerca de nuestro progreso y nuestro propósito en este mundo. Es precisamente el hecho de morir el que nos enseña tanto acerca de la vida.

 

Siendo seres que buscan placer, confort y demás comodidades, fácilmente podemos obsesionarnos con la búsqueda de posesiones materiales. Cometemos el error de pensar que esas adquisiciones nos van a traer la felicidad o la auto-realización y por eso nos esforzamos tanto por alcanzarlos. Utilizamos nuestra tan preciada energía de vida para lograr cosas materiales pero a veces las buscamos por los motivos equivocados. Y entonces eso bloquea la luz verdadera.

 

Una vez escuché una frase que nos puede ayudar a saber si estamos buscando en la forma incorrecta: “Compramos cosas que no necesitamos con dinero que no tenemos para impresionar a gente que no amamos”. Por supuesto que necesitamos cosas y que no debemos sentirnos mal por quererlas. Muchas de esas cosas realmente mejoran nuestra calidad de vida y nuestra conexión con Hashem. Pero cuando nos enfrentamos a todo ese aluvión de cosas que el mercado quiere ofrecernos, deberíamos preguntarnos a nosotros mismos por qué las queremos. ¿De veras las necesitamos? ¿O las queremos meramente para hacer sentir envidia a los demás, para llenar un vacío, para hacer alarde…?

 

En muchas situaciones, menos es más. Si solamente pudiera poner en práctica esta saibuduría en vez de querer comprarme otra pulsera inservible que acabo de vez en el shopping!!

 

 

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1. Julieta Castañeda Erazo

1/25/2023

¡¡MENOS ES MAS!!
BARUJ HASHEM
TODAH TODAH

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