Qué es la hospitalidad – Vaiera

“Ofrecer hospitalidad a un caminante tiene prioridad sobre recibir la Shejiná (Presencia Divina)” (Tratado Shabat 127a).

3 Tiempo de lectura

Rabino Tzvi Meir Cohn

Posteado en 08.11.21

Ofrecer hospitalidad a un caminante tiene prioridad sobre recibir la Shejiná (Presencia Divina)” (Tratado Shabat 127a).

 

“Y Abraham plantó un “eshel” (árbol) en Beer Sheva” (Bereshit 21:33): Rashi explica en el Talmud que las primeras letras de las palabras hebreas para comer, beber y acompañar (las tres formas en que se muestra hospitalidad a un invitado) son las mismas tres letras que deletrean la palabra hebrea “eshel”.

 

* * *

 

El Rabino Eliezer, el padre del Baal Shem Tov, y su esposa Sara observaban cuidadosamente la mitzvá de mostrar hospitalidad a los invitados, especialmente a los necesitados. Incluso empleaban a aldeanos locales para que esperasen en las carreteras que pasaban por su pequeño pueblo de Okup con el fin de invitar a los viajeros a su casa. Cada Shabat y en los días festivos siempre había invitados sentados a la mesa de su comedor que contaban historias de los rabinos, debatiendo las enseñanzas que se encuentran en la Santa Torá y cantaban las canciones especiales del día.

 

El amor y la alegría con la que el Rabino Eliezer y su esposa Sara cumplían la mitzvá de brindarles hospitalidad a los necesitados no pasó inadvertida en los reinos Divinos. La Corte Celestial decidió responder a la plegaria diaria de Rabí Eliezer: “Amo del Mundo, por favor envía a alguien que guíe a la Congregación de Israel…” Las comunidades judías de Europa del Este vivían en tiempos peligrosos y en condiciones difíciles. Y así, en respuesta a sus plegarias, un “nefesh jadash” – “alma nueva”- fue enviado a este mundo para servir de luz y guía al Pueblo Judío. Esta alma sagrada iba a ser criada por el rabino Eliezer y su esposa Sara, que no tenían hijos y ya eran de edad avanzada.

 

Sin embargo, el Satán (el Adversario), se adelantó y argumentó que Rabí Eliezer no era digno de engendrar un alma tan santa porque todavía no había enfrentado ninguna prueba. “Después de todo”, argumentó el Satán, “Rabí Eliezer no ha demostrado que puede soportar la prueba más difícil de todas: amar a un compañero judío que desprecia el camino seguido por sus antepasados, el de la Sagrada Torá”.

 

La Corte Celestial asintió con la cabeza y accedió a ponerlo a prueba. En ese momento, Eliahu  Hanavi (Elías el Profeta) se adelantó y dijo: “Si Reb Eliezer debe ser puesto a prueba, permítanme ser quien lo ponga a prueba”. La Corte Celestial estuvo de acuerdo, y Eliahu descendió a este mundo.

 

La siguiente tarde de Shabat, los invitados de Rabi Eliezer estaban sentados a la mesa del comedor disfrutando de una suntuosa comida de Shabat cuando oyeron que llamaban a la puerta. Rabí Eliezer abrió la puerta y vio a un hombre con ropas sucias y rotas. Era el profeta Eliahu disfrazado de mendigo común. El mendigo llevaba un bastón y un bolso colgado del hombro, una clara profanación del sagrado Shabat.

 

Después de murmurar “Shabat Shalom”, el mendigo irrumpió en la casa, tiró el bolso y el bastón y se sentó a la mesa del Shabat.

 

El Rabino Eliezer no dijo ni una palabra ni mostró ningún signo de molestia por este recién llegado, que parecía estar profanando el sagrado Shabat. En cambio, mientras su esposa Sara preparaba un lugar en la mesa para el nuevo invitado, Rabí Eliezer le trajo vino para el Kidush (la bendición que se recita sobre el vino para santificar el Shabat) y dos panes para el HaMotzi (la bendición que se dice sobre el pan). El mendigo murmuró algo ininteligible sobre el vino y sobre el pan, e inmediatamente comenzó a engullir la comida y a beber el vino a borbotones.

 

Mientras tanto, los otros invitados de Rabí Eliezer parecían molestos por el comportamiento del recién llegado. Después de todo, está prohibido realizar ciertos trabajos en Shabat, como llevar un bastón o un bolso. Y comer y beber con apenas una bendición murmurada (sin duda, también incorrecta), especialmente en la casa de Rabí Eliezer, era completamente inaceptable. Sin embargo, Rabí Eliezer continuó sirviendo a su nuevo huésped sin ninguna señal de desagrado.

 

Esa noche, durante la celebración del Melavá Malca (la comida que con que despedimos a la Reina del Shabat), Rabí Eliezer continuó sirviendo al mendigo, todo el tiempo contando historias de los Santos Rabinos, como es la costumbre.

 

A la mañana siguiente, cuando el mendigo se aprestaba a partir, Rabí Eliezer le dio un donativo y le bendijo con gran éxito en todos los asuntos: familia, salud y sustento. A continuación, Rabí Eliezer acompañó a su invitado hasta la puerta y le acompañó hasta la parte delantera de la casa.

 

Fue entonces cuando el mendigo se reveló. “Soy Eliahu Hanavi y he sido enviado para ponerte a prueba. Por tu amor desinteresado y tu aceptación de los demás, eres digno de tener un hijo que servirá de guía a todo Israel y llevará la luz al mundo”.

 

En el plazo de un año, la bendición se cumplió, y un hijo muy querido, llamado Israel, les nació a Rabí Eliezer y su esposa Sara. Más tarde, Israel adoptaría el nombre del “santo Baal Shem Tov”. ¡Que sus méritos nos protejan!