A La Luz del Shabát-Ki Tavó

Ya en el comienzo, vemos la íntima conexión con esta época - dos semanas antes de Rosh HaShaná - en medio del mes de la piedad y el perdón...

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Maór HaShabát

Posteado en 05.04.21

Ya en el comienzo, vemos la íntima conexión con esta época – dos semanas antes de Rosh HaShaná – en medio del mes de la piedad y el perdón, cuando nos preparamos para el día del juicio…

 
Sedientos de Agradecimiento
 
Era una persona que, donde fuera, llevaba consigo una botella vacía de agua mineral.
Nunca se separaba de ella, ya sea que tuviera que ir a una reunión de amigos o a una cita de negocios, a la casa de estudio o al banco, él siempre iba acompañado de su botella, y tenia mucho cuidado de no dejarla olvidada en ninguna parte. 
 
En cierta oportunidad, una persona le preguntó por qué iba a todas partes con la botella, y este le contestó:
-Esta botella me recuerda los grandes favores que Hashem hace conmigo.
-¿A qué favores te refieres? – le preguntó el otro sorprendido por la respuesta.
Entonces, este judío le contó:
 
-Hubo una época en Eretz Israel, en la que se descubrió una grave contaminación en el agua, y el Ministerio de Salud, prohibió tomar agua de la canilla, advirtiendo del peligro de enfermedades que acarrearía su consumo.
Todos recuerdan como, a partir de ese momento, subió el precio del agua mineral…
Hasta ese día una botella de agua salía unos cuantos shekalim, y a partir de allí el precio comenzó a trepar hasta convertirse en un artículo de lujo. 
 
En esas horas dramáticas en las que escaseaba el agua, podía observarse la categoría de cada persona.
Hubo comerciantes que vieron la oportunidad de enriquecer, y aumentaron los precios inescrupulosamente. Hasta tanto llegó esto, que el pack de agua llegó a costar no menos de 150 shekalim.
 
Por otro lado, otros, al ver la gran demanda, y la angustia del público, solidariamente decidieron bajar el precio de la tan preciada mercancía, y venderla sin obtener ganancia alguna, pero estos eran unos pocos. 
Gran cantidad de gente se agolpaba frente a sus negocios, formando largas colas, y rápidamente se agotaban las existencias de agua mineral.
 
He aquí, siguió relatando este judíocomo todos, yo también debí comprar el agua a precios inauditos.
¡¿Este es el precio del agua mineral?! Me preguntaba a mi mismo, pero no me quedaba más remedio que hacer lo que todos hacían. 
 
Ahora, que tengo la posibilidad de abrir la canilla, y tomar el agua que Hashem Itbaraj nos dio, casi gratis, siento que tengo la obligación de agradecerle el favor tan grande que me hace.
 
Esta botella que llevo conmigo a todas partes, es la misma que compré pagando por ella tanto dinero. En su momento la guardé intencionalmente, para que cuando se solucionara el problema, y pudiera tomar agua normalmente de la canilla, recordara siempre los favores que hace Hashem conmigo.
 
Nos dicen nuestros Sabios que la Parashá y sus enseñanzas tienen una conexión relevante con el período en que se lee.
 
Ya en el comienzo, vemos la íntima conexión con esta época – dos semanas antes de Rosh HaShaná – en medio del mes de la piedad y el perdón, cuando nos preparamos para el día del juicio.
 
La Parashá comienza con el acercamiento de los Bikurim (primicias) al Templo Sagrado.
La persona se acerca a sus plantaciones y descubre un fruto nuevo en una higuera, ve que también su viñedo dio fruto, rápidamente ata una cinta a ellos para señalarlos, y aunque viva en el extremo más lejano de Eretz Israel, y auque el camino esté defectuoso, de todas formas subirá a Ierushalaim, donde purificará su alma, y subirá al templo con cánticos de agradecimiento.
 
Va a acercar sus primicias al Cohen con palabras emocionadas…
¿Todo esto para qué? ¿Para que tanto? 
 
La respuesta está en una sola frase, que nos explica Rashi: y dirás que tú no eres desagradecido…
Hakadosh Baruj Hu nos da todo: vida, salud, bienestar, fuerza, familia, amigos, sustento. ¿Qué no? ¿Qué nos pide a cambio? Solo una cosa: que digamos gracias.
Normalmente, la persona no valora lo que tiene porque da por sobreentendido que le corresponde. 
 
En realidad, agradecer no es solo decir gracias, es realizar una acción.
 
La Torá nos enseña que no alcanza solo con palabras, o con sentirlo "en el corazón", el agradecimiento tiene que crear una acción: llevar lo mejor de nuestros frutos, subir al Bet HaMikdash.
Es el mensaje que nos da la Torá para Rosh HaShana: la importancia de ser agradecidos, hasta pensar que por el agradecimiento mismo se creo el mundo, como dice el Midrash.
 
Esto es lo que se pide de nosotros, cuanto más cuando tenemos que implorar por un año bueno a Hashem. En primer lugar tenemos que decir gracias por todo lo que nos dio hasta ahora.
Pero dicen nuestros Sabios, todo aquel que no agradece al compañero, finalmente es desagradecido con el bien que le hace HaShem.
 
– Tomado y Editado de Maor HaShabát, de la comunidad Ahabat Ajim, Lanus, Argentina. Editor responsable: Eliahu Saiegh –
 
(Gentileza de www.Torá.org.ar)

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