Behaalotja: Ascender al mundo de los milagros

Gran parte de la lectura de la Torá de esta semana se centra en historias relacionadas con las continuas quejas del pueblo judío.

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Rabino David Charlop

Posteado en 23.05.21

Como estudiosos de la Torá, hacemos lo posible por aprender varias lecciones de la lectura de la semana. Pues bien: gran parte de la lectura de la Torá de esta semana se centra en historias relacionadas con las continuas quejas del pueblo judío. Se quejan porque extrañan la carne, el pescado y otras delicias que comían en Egipto. No están contentos con el maná, el alimento especial que Hashem hacía llover del cielo para proporcionarles un sustento milagroso durante sus viajes por el desierto. Desafortunadamente, la lista no termina ahí. Pero hay acá un problema: después de presenciar tantos milagros, es difícil entender sus quejas, pero siendo que todas las quejas figuran en la Torá, es obvio que hay lecciones que podemos aprender de ellas.

 

El Tratado Avot, o Ética de los Padres, comenta la actitud del pueblo judío en el desierto. "Con diez pruebas (nisionot en hebreo) nuestros antepasados pusieron a prueba a Hashem en el desierto" (Avot 5:4). Es interesante notar que nuestros defectos, usualmente referidos como jataim o pecados, son clasificados aquí como pruebas (nisionot). Sin duda, en el caso de algunas de las quejas se pueden considerar como una prueba para Hashem, pero en el caso de otras no están tan clara la razón. Por ejemplo, sabemos que el Becerro de Oro fue un pecado de idolatría, entonces ¿por qué nuestros Sabios calificaron este fracaso como una “prueba”?

 

El Maharal de Praga (Rabí Yehuda Loew, 1517-1609) nos ofrece una respuesta fascinante. El Maharal nos enseña que la palabra hebrea para "prueba" es nisaion, palabra derivada de la palabra raíz nes, que significa “milagro”. El Maharal explica que, en general, la naturaleza de la prueba es elevar a alguien del mundo de la naturaleza al mundo del milagro. Con esto quiere decir que aunque seamos muy conscientes de nuestras limitaciones, Hashem sabe que podemos vivir en un plano superior. Por eso, Él nos presenta una plataforma de crecimiento para que hagamos realidad nuestro potencial Divino. En resumen, algo que está fuera del orden natural se llama nisaión.

 

Hay otro uso paralelo de esta palabra que es relevante para nuestro debate. El pueblo judío salió de Egipto con los milagros más increíbles jamás presenciados por la humanidad. Uno imaginaría que deberían haber asimilado las lecciones de ver las maravillas y la bondad de Hashem con una clara conciencia de Su constante y afectuosa providencia. Pero, por algún motivo, ese mensaje no les llegó a sus corazones ni a sus mentes. Esta insensibilidad también era "antinatural", en cierto modo "milagrosa", sólo que en sentido negativo.

 

A veces, una persona o un grupo de personas puede pecar, Dios no lo quiera, y la transgresión puede entenderse como que ha sido causada por una serie de factores aparentemente válidos. La razón no justifica el defecto. Hashem sabe que podemos superar los desafíos que Él nos pone delante. Aun así, el error real no es un reflejo de un tipo de insensibilidad. Por otra parte, a veces nuestras deficiencias se enfrentan a la simple lógica.

 

El pueblo judío, durante su estadía en el desierto, fracasó. Después de todos los milagros que presenciaron, uno hubiera pensado que deberían haber sido capaces de superar las pruebas, sobre todo ante la constante manifestación de amor de parte de Hashem. Por eso el Talmud califica los defectos de aquella época no como pecados, sino como sucesos milagrosos.

 

Aunque el Maharal explica claramente que los errores de esa generación "no son naturales", es posible que estas deficiencias radiquen en su incapacidad para romper con su mentalidad de esclavos. Aunque Hashem estaba tratando de sacarlos de la conciencia estrecha y limitada de un pueblo esclavo, todavía no eran capaces de romper con el pasado. De ahí la constante negación de su modo de existencia tan nuevo y tan especial.

 

A veces, la emuná y el bitajón son conceptos difíciles de aplicar a la realidad, pero otras veces resultan clarísimos. Después de dos mil años de exilio estamos asistiendo al milagroso regreso de los judíos del mundo a Tierra Santa. Las instituciones de la Torá están creciendo, la economía y la tecnología se están desarrollando, y hay muchas más personas conscientes de la presencia de Hashem y de Su mano guiadora. Es difícil ver el cumplimiento de las profecías del pasado y seguir sin creer. Vivir sin emuná y bitajón no es algo "natural".

 

Abramos los ojos y el corazón a los milagros de la historia y la providencia que nos rodean. Cuando interioricemos las maravillas que Hashem nos hace todo el tiempo, transformaremos la prueba de no ver el amor y el cuidado de Hashem en una realización de lo milagroso que es cada aspecto de nuestras vidas.

 

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