Intelecto y emuná –

Cuanto más estudiamos Torá, más nos fortalecemos en emuná. Y entonces nos elevamos en santidad…

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 17.03.21

Y dijo Dios: “Que las aguas bajo el firmamento se reúnan en un área y aparezca la tierra seca” Y así fue. Dios llamó a la tierra seca “Tierra” y a la colección de aguas la llamó “mares”. Y Dios vio que era bueno (Génesis 1:9-10).

 

La creación del agua y de los cuerpos de agua, tal como vemos en la Torá, no se completa el segundo día de la Creación, sino que continúa el tercer día. “Que las aguas bajo el firmamento se reúnan en un área y aparezca la tierra seca” – ¿Qué es lo que nos está enseñando la Torá a través de la yuxtaposición del agua y la tierra en el tercer día?

 

Rabí Natan de Breslev dice (véase Likutey Halajot Yore Dea Shejita 5) que de los cuatro elementos de la creación (aire, agua, tierra, fuego), el elemento de la tierra corresponde a la emuná, tal como dice el Rey David: “Habita en la tierra y llénate de emuná” (Salmos 37:3). Los otros tres elementos (fuego, aire y agua) corresponden a las tres esferas del intelecto, la jojmá (sabiduría), biná (entendimiento) y daat (conocimiento).

 

El profeta compara daat con agua cuando dice: “Y la tierra se llenará con el conocimiento de Hashem igual que el agua cubre el lecho marino” (Isaías 11:9). El aire y el espíritu son la misma palabra en hebreo: rúaj.  Por lo tanto él conecta biná con aire, cuando dice: “Aquellos de espíritu mal guiado alcanzarán el entendimiento” (ibíd. 29:24). El fuego simboliza el alma, que es la chispa de sabiduría Divina que mantiene a la persona, pues dice el Rey Salomón: “La llama de Hashem es el alma humana” (Proverbios 20:27). Y el Zohar nos enseña que así como la tierra fértil hace que los cultivos crezcan, la emuná es el medio de crecimiento para el buen carácter, o sea que una vez más vemos que la emuná corresponde a la tierra.

 

Por lo tanto, la Torá está enseñando que la perfección se alcanza cuando la tierra y el agua se unen. De modo paralelo, la emuná, que corresponde a la tierra, es más fuerte cuando va de la mano con el conocimiento, que corresponde al agua. Llegamos a la conclusión de que si bien uno puede alcanzar la emuná sin ser  un erudito de Torá, debería no obstante tratar de alcanzar un nivel en el que puede alcanzar emuná junto con conocimiento de Torá. La persona alcanza la santidad del intelecto cuando sus estudios de Torá van de la mano con la emuná. Cuanto más estudia la persona, más fuerte es su emuná. Y cuando más fuerte es su emuná, su intelecto se llena de más santidad, lo que le posibilita alcanzar niveles más exaltados de conocimiento de Torá.

 

La explicación de la yuxtaposición de tierra y agua al comienzo del tercer día explica por qué la Torá no dice “fue bueno” al final del segundo día. El agua sin la tierra, tal como vemos al final del segundo día, simboliza el estudio de la Torá sin la emuná. Ese estudio no merece el título de “y fue bueno”. De hecho, la Torá sin emuná puede hacer que la persona se aparte de Hashem. Pero cuando la Torá y la emuná se unen, se las llama “doblemente buena”.

 

Por otro lado, la emuná sin estudio de Torá, si bien no es óptima, sí es buena. Es por eso que la Torá dice: “Que la tierra produzca vegetación.. Y la tierra produjo vegetación.. Y Dios vio que era bueno” (Génesis 1:11-12). La tierra, que simboliza la emuná, obtiene el título de “bueno” incluso al ser mencionada sola, sin el agua. Esto nos enseña que la persona es básicamente buena incluso sin tener Torá. No obstante, el refinamiento y la perfección llegan como consecuencia de una fuerte conexión entre emuná y Torá.

 

En los escritos de Rabí Najman vemos (Likutey Moharán I:31) que uno debe esforzarse pro ser tanto un tzadik como un erudito.  Porque si no es erudito, le resultará difícil ser piadoso, ya que para poder ser piadoso, uno tiene que estar familiarizado con la halajá – la ley judía, que es de vasto espectro. Ser solamente erudito no es bueno, porque uno puede saber mucho pero tener al mismo tiempo tendencias perversas y malos rasgos de carácter. Lo ideal es ser un erudito que esté totalmente familiarizado con las leyes y la sabiduría de la Torá y al mismo tiempo ser un individuo piadoso con una emuná inquebrantable.

 

Rabí Najman expresa sentimientos parecidos con respecto a la creencia en el verdadero tzadik. Si uno cree en el tzadik solamente sin conocer sus enseñanzas, entonces puede caer de su emuná. Aquí también lo ideal es combinar la “tierra” con el “agua”, la creencia en el tzadik junto con el estudio de sus enseñanzas, pues el lazo de la emuná con el intelecto es muy poderoso.

 

Dice el Rey Salomón: “Dos son mejores que uno, pues tienen una buena recompensa por su labor” (Eclesiastés 4:9). En otras palabras, uno puede aferrarse a ambos aspectos de la emuná y la erudición de Torá. Cuando uno tiene tanto Torá como emuná, está mejor preparado para soportar un revés espiritual, porque si tiene alguna dificultad con sus estudios, la Torá lo va a fortalecer. Y si tiene una prueba de emuná, la Torá lo va a fortalecer. Con un solo aspecto – o Torá o emuná, uno no es lo suficientemente fuerte en momentos difíciles. Es por ese motivo que la emuná junto con la Torá es “doblemente bueno”.

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1. Varios Cruz Vazquez

4/03/2022

Gracias Rav Shalom Arush por sus enseñanzas que Ashem lo bendiga y le dé más sabiduría

2. María

11/04/2017

Doy gracias a ÉL CREADOR DEL UNIVERSO por las vidas de todas las personas que colaboran para que está maravillosa enseñanza llegue a mí que D'OSl llené de vida salud alegría felisidad paz y abundancia… Atentamente María s Juárez…

3. Ariel A.

10/22/2016

Torah – Emunah un lazo muy fuerte de romper.

Muchísimas gracias Rabino Shalom Arush . Shabat Shalom !!!!!!!!!

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