Juntos pero separados – Vaiakel

La mala inclinación sabe cómo hacer para que la bruja de la escoba luzca como Miss Universo.

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 04.04.21

 “… Y Moisés reunió a toda la asamblea de los Hijos de Israel” (Exodo 35:34)

 

Rabí Jaim ben Atar, el sagrado “Or Hajaim”, enseña que Moisés reunió “a los hombres por un lado y a las mujeres por otro lado” y que no se mezclaban ni se paraban juntos. Najmanides escribe que la razón por la cual se realizaba la asamblea era para explicarle a toda la nación todo lo referente al Sagrado Tabernáculo y los preceptos referentes a él.

 

El Tabernáculo, que era el predecesor del Templo Sagrado, desde el momento en que Israel habitó en el desierto hasta que el Rey Salomón construyó el templo permanente en Jerusalén, era el epítome de la santidad. Como tal, Moisés separaba a los hombres de las mujeres para prepararlos para este exaltado nivel de santidad, que era un prerrequisito para albergar a la Presencia Divina en su medio.

 

Escribe Rabí Jaim Falagi: “Nunca servimos la mesa para hombres y mujeres juntos. Hacemos sentar a los hombres por un lado y a las mujeres por separado. Incluso con los niños: no sentamos a los niñitos y a las niñitas en la misma mesa”. Esto puede sonar extremo, pero él no quería que los cuñados y las cuñadas se mezclaran. Está igual de prohibido actuar con demasiada familiaridad con un pariente político que con un perfecto extraño.  Si bien esto no se acostumbra hoy en día en todos los hogares ortodoxos, sí se respetan las siguientes pautas:

 

  1. En algunos hogares, los hombres y las mujeres se sientan en habitaciones completamente separadas.
  2. En algunos hogares, los hombres y las mujeres se sientan en mesas separadas en la misma habitación.
  3. En otros hogares, todos se sientan a la misma mesa pero los hombres de un lado y las mujeres del otro.

 

Cada familia debe consultar con su rabino para saber cuál es la práctica más adecuada y no adoptar estricteces que pueden dañar su paz conyugal y su servicio de Hashem.

 

Esto que hemos dicho se refiere al ámbito familiar pero en el dominio público la mezcla entre los sexos es una fórmula para meterse en problemas. Nadie tiene  una póliza de seguro de por vida contra la tentación. La mala inclinación sabe cómo hacer para que la bruja de la escoba luzca como Miss Universo.

 

Cuidar los ojos ya de por sí es un desafío bastante difícil. ¿Para qué agregar más tentación con nuestras propias manos?

 

Ha habido gente que se expresó en contra de la separación de hombres y mujeres, alegando que es anti democrática, pero vuelvo a repetir que cuando se evitan las mezclas, hay menos posibilidades de tentación. Como dice el refrán: “Si no vas caminando por el borde, no te vas a caer de la montaña”.

 

Ahora bien: en el ámbito de los lugares de rezos, está prohibido que se produzcan transgresiones a la santidad. La Torá nos advierte que allí donde no hay santidad, la Presencia Divina se aleja de ese lugar. Por lo tanto, de más está decir que en las sinagogas tiene que haber una total separación entre hombres y mujeres para que las plegarias sean escuchadas. No olvidemos que la señal distintiva del pueblo judío es la santidad personal y nacional.

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1. Jahel

3/20/2020

Díganmelo a mi que mi esposo me abandono para irse con su prima.

2. Mercedes aguilar

7/05/2019

Muchas gracias, por todo lo sue comparte con nosotros desearia sue mi familia leyera y aprendieras sombre Hashem.

3. Gabriela Farias

5/18/2019

Juntos pero separados

Muy cierto excelente!

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