La Charla Semanal – Ki Tisa

Moisés sabia que estaba en el lugar apropiado, en el lugar mas elevado, en el mismo Monte Sinai con Di-s y recibiendo la Tora. Sin embargo, eso no era suficiente…

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Rabino Mordejai Kamenetzky

Posteado en 06.04.21

Charla sobre la Parashá Ki-Tisá

 
Moshe sabia que estaba en el lugar apropiado, en el lugar mas elevado, en el mismo Monte Sinai con Di-s y recibiendo la Tora. Sin embargo, eso no era suficiente…
 
 
Apenas se descubre el pecado del becerro de oro, HaShem, amenaza con destruir al Pueblo Judío. Con la grandeza que lo caracteriza, Moshe intercede una vez más para pedir y obtener en perdón de HaShem. Finalmente, HaShem le asegura a Moshe que Su presencia los acompañara a través del viaje por el desierto. Pero Moshe parece no estar satisfecho con esa respuesta. En lo que aparenta ser un osado pedido, Moshe le ruega a HaShem otra cosa más. No solo quiere tener la certeza que la presencia Divina los acompañara, sino que ahora también le pide a HaShem que le muestre” Su rostro (Éxodo 33:18). ¿No es acaso suficiente que HaShem acaba de perdonar a los judíos por el pecado más audaz de la historia? ¿No es suficiente que les asegura que El los guiara por el desierto? ¿Qué más quiere Moshe?
 
Lo que Moshe quiso fue poder conectar algo terrenal y corpóreo con la fuente más grande de espiritualidad, que es Di-s Mismo. Moshe quiso subir un escalón más, Moshe quería poder crecer y dar otro paso, tratando de conocer el rostro de HaShem como nadie lo había hecho antes. HaShem le explica que es imposible que alguien Lo vea y pueda seguir viviendo. El alma humana no puede estar limitada a una existencia en el tiempo y el espacio después de haber experimentado la espiritualidad infinita. Así es que la respuesta fue, "No. Puedes sin embargo, ver mi espalda" (Éxodo 33:20-23).
 
Por supuesto que esta contraoferta de mostrar la espalda y no el rostro es motivo de innumerables comentarios por parte de nuestros sabios que tratan de analizar el significado de este versículo. Desde ya que esta columna semanal no puede discutir a fondo este interesante dialogo entre Moshe y HaShem, pero lo que me llama la atención es la persistencia de Moshe. ¿Por qué Moshe no se conformo con el perdón? ¿Qué lo impulso, después que casi fue destruido el pueblo, a pedir ver Su rostro?
 
Lou Maidenbaum, ex Presidente de la compañía de alimentos “Met” fue quien en vida ayudo a fundar el colegio “Gedaliah Maidenbaum” de la Yeshiva “South Shore”. Antes morir el mes pasado, Lou fue internado en un hospital de Miami. Incluso en sus últimos días mientras en los que estaba postrado en el hospital, jamás perdió su encanto y sonrisa, viviendo cada día a pleno. Una semana antes de morir, el estaba en su habitación del hospital y experimentaba una molestia. Apretó el botón para llamar a un enfermero, pero nadie vino. Cinco minutos más tarde, lo apretó otra vez… pero no hubo respuesta. Trato dos veces mas y como nadie venia, intento una táctica diferente. Tomo el teléfono y disco el servicio de emergencias 9-1-1. La telefonista del servicio de emergencias le pregunto: "¿Cuál es el problema?" "Estoy respirando con dificultad" jadeo Lou. "¿De dónde llama usted?", pregunto la telefonista. "Del Hospital Mount Sinai, habitación 321", respondió Lou. "¿Del Hospital Mount Sinai?", repitió con asombro la mujer. "¿Pero para que nos llama si usted ya esta en el hospital? “Señorita, esta en riesgo mi vida, y si ésta es la manera en la que obtendré respuesta, entonces disco 911”.
 
Moshe sabia que estaba en el lugar apropiado, en el lugar mas elevado, en el mismo Monte Sinai con Di-s y recibiendo la Tora. Sin embargo, eso no era suficiente. Moshe no estaba satisfecho con nivel en el que estaba. Él no se conformo con ser el medio a través del cual el pueblo recibió la eternidad. ¡Él quiso más! El quiso alcanzar el nivel más alto al que un ser humano podía aspirar. El quiso verlo a HaShem. HaShem le respondió que si alcanzaba ese nivel, su alma no podría soportar ningún cuerpo y tendría que irse, sin la posibilidad de entrar en otro cuerpo. "Ningún hombre Me vera y vivirá" (Éxodo 22:20). Así que Moshe tuvo que limitarse a ese nivel, que fue el nivel el más alto que un cuerpo físico podría aguantar.
 
De esta búsqueda de Moshe de crecer y subir a lo mas alto que podía llegar, mas alto que el mismo Monte Sinai, aprendemos una magnifica lección. Cuando nos enfrentamos al desafío de crecer espiritualmente, sin importar del nivel en el que estemos hoy, el objetivo debe ser crecer y subir cada día un poquito más. Si llegas a la tierra, debe aspirar a subir la montaña, y si has logrado estar en la cima de la montaña, debes aspirar llegar a las nubes. Y cuando hayas llegado a las nubes, debes aspirar a llegar a las estrellas.
 
Ojala que siempre podamos tener la meta de superar nuestro nivel, incluso si creemos que hemos llegado a lo más alto.
 
Shabát Shalom.
 
 
– En el honor del casamiento de Mordechai Merenstein con Leah Dukler. ¡Puedan ellos construir un bait neman B- Israel! –
 
(Con la amable autorización de www.Torá.org.ar)

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