La carta sagrada – Parshat Jukat

Rabi Rafael entendió las palabras de su Rebe: Que aún no estaba destinado a establecerse en Eretz Israel. Se sintió decepcionado...

3 Tiempo de lectura

Moshe Neveloff

Posteado en 13.06.21

"No vendrá a la Tierra que voy a dar a los israelitas" (Bamidbar 20:24).

 

* * *

 

Reb Rafael de Bershid era un erudito de la Torá y totalmente devoto de su Rebe, el Baal Shem Tov. Él tenía un ardiente deseo de establecerse en Eretz Israel (la Tierra de Israel), y buscó la bendición de su Rebe para hacerlo. "Eretz Israel es Eretz HaKodesh (la Tierra Santa) sólo porque la Torá lo hace así. La santidad de Eretz Israel desciende desde arriba hacia abajo. Polonia te necesita a ti y a la sagrada Torá que puedes enseñar. Puedes crear santidad desde abajo hacia arriba", le dijo el Baal Shem Tov a Rabi Rafael.

 

Rabi Rafael entendió las palabras de su Rebe: Que aún no estaba destinado a establecerse en Eretz Israel. Se sintió decepcionado, pero como devoto jasídico, aceptó el consejo del Baal Shem Tov sin rechistar, y pensó que quizás en algún momento en el futuro podría cumplir su deseo.

 

Pasaron muchos años y Reb Rafael, que había servido a su comunidad como rabino, ya estaba envejeciendo. De nuevo se despertó en él el deseo de trasladarse a Tierra Santa. "Soy demasiado viejo para oficiar de rabino", pensó, "y me gustaría mucho vivir mis últimos días en Tierra Santa". Pero se abstuvo de pedir a su Rebe su bendición para ir. De alguna manera sabía que el Baal Shem Tov no estaría de acuerdo.

 

Poco después, recibió una carta del Baal Shem Tov desaconsejándole de nuevo el traslado. No había duda en la mente de Reb Rafael que el Baal Shem Tov conocía su renovado plan a través de su santa visión. Decepcionado de nuevo, Reb Rafael decidió apartar la idea de su mente. Atesoró la carta del Baal Shem Tov y la guardó en una caja cerrada que guardó en un lugar seguro.

 

Muchos años más tarde, después de que el Baal Shem Tov ya se había ido de este mundo, Reb Rafael, que ahora ya era muy viejo y débil, volvió a tener pensamientos de mudarse a la Tierra Santa. "Esta es mi última oportunidad de mudarme a la Tierra Santa antes de que llegue mi hora de irme de este mundo".

 

Así que empacó sus posesiones y las puso en una carreta. Cuando todos sus preparativos estuvieron completos, Reb Rafael invitó a sus amigos y parientes a una comida de despedida. En medio de la celebración, salió de la casa para tomar aire.

 

No había viento en el exterior, pero de repente, de la nada, un trozo de papel revoloteó aterrizando a los pies de Reb Rafael, quien se agachó y lo recogió. Mirando el papel en sus manos, se puso blanco de asombro. Era la carta del Baal Shem Tov que había guardado durante todos estos años. ¿Cómo es posible? No podía empezar a adivinar, pero comprendió lo que acababa de ocurrir.

 

Reb Rafael regresó con sus invitados y colocó la carta bajo el mantel. Entonces comenzó a relatar a sus amigos y parientes toda la historia de sus intentos de emigrar a Tierra Santa. Mientras explicaba cómo el Baal Shem Tov le había enviado una carta, metió la mano bajo el mantel, pero para su sorpresa la carta había desaparecido. Reb Rafael no podía creerlo. Rápidamente sacó la caja cerrada donde guardaba la carta sagrada. Todo el mundo se reunió con la respiración contenida mientras él abría la caja y levantaba la tapa. Efectivamente, la carta seguía allí tal y como la había dejado muchos años atrás.

 

"El vínculo entre un jasid y su Rebe trasciende todos los mundos", exclamó. "Está claro que mi santo Rebe, el Baal Shem Tov, sabía desde la primera vez que pedí su bendición, que mi destino no era habitar en Tierra Santa, sino quedarme aquí". Rabi Rafael vivió hasta una edad avanzada, y continuó iluminando a su comunidad con su sabiduría y sus enseñanzas de Torá, como estaba destinado a hacer.

 

Y así fue.

 

 

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario