La Charla Semanal – Noaj

La Parashá de esta semana nos cuenta de un formidable enemigo que nos acompaña cada día en cada acción…

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Rabino Mordejai Kamenetzky

Posteado en 05.04.21

La Parashá de esta semana nos cuenta de un formidable enemigo que nos acompaña cada día en cada acción…

 
La tendencia al Mal
 
La Parashá de esta semana nos cuenta de un formidable enemigo que nos acompaña cada día en cada acción a lo largo de nuestra vida. Este enemigo es conocido como el “Yétzer HaRá”, la Mala Inclinación o tendencia al Mal. Después de que Caín trae una ofrenda no muy “elaborada” Di-s le habla: 
“Seguramente, si tratas de superarte, serás perdonado. Pero si no te arrepientes, entonces el pecado estará en la puerta de vuestra casa. Tienes un deseo dentro tuyo, pero puedes conquistarlo” (Génesis 4:7).
 
Con esta breve introducción al concepto del “Yétzer HaRá” quiero compartir una historia que recientemente escuche, que tal vez sea especial para esta época en que termina aquí en Estados Unidos las grandes ligas de béisbol que atrapan a tantas personas. También puede ser una lección para aquéllos como yo que a veces pegamos nuestras orejas a las frívolas conversaciones del subterráneo de Nueva York.
 
El Rab Shalom Shvadrón había notado como uno de los estudiantes de la Yeshivá había faltado el domingo y lunes. En la mañana del martes se acercó al joven para preguntarle por que no había ido a estudiar esos dos días. “Te conozco desde hace dos años, y nunca has faltado un solo día a la Yeshivá. Estoy seguro que algo importante ocurre. Por favor dime si ocurre algo serio.”
 
El joven al principio no quiso hablar, pero después de vacilar unos segundos logro decirle: “contaría todo, pero, Rebe, usted no entendería”. “Prueba a ver si entiendo o no” Rab Shalom le respondió. “Haré todo lo posible para tratar de entender y apreciar lo que me cuentes”.
 
“Vamos a ver”, respondido el estudiante, confiado sin importar qué explicación daría, sería incomprensible para el Rab que probablemente nunca haya visto en su vida una pelota de fútbol. “Falte a la Yeshivá porque estaba viendo las finales de fútbol del “Macabi Tel Aviv”. De hecho, probablemente también falte a la Yeshivá mañana”, dijo el alumno con vergüenza. “Pasa que es la final del campeonato”.
 
El Rab Shvadrón no se mostró enojado, todo lo contrario, pareció interesarse mucho. “Estoy seguro que este juego de fútbol debe ser realmente excitante. Cuénteme, ¿cómo se juega al fútbol? ¿Cual es el objetivo? ¿Quien gana?
 
“Hay once jugadores, y el objetivo es patear una pelota dentro del arco. Solo el portero puede tocar la pelota con la mano”, le respondió el estudiante lleno de entusiasmo, mientras que la cara de Rab Shvadrón se iluminaba con el relato del joven.
 
El Rab Shvadrón sabia que este joven era un buen estudiante y quiso que esté cómodo. “Así que hay que meter la pelota en el arco para ganar…Si es asi, vaya ahora, patea la pelota en el arco, y regresa a Yeshivá”, sugirió el Rab.
 
El estudiante se rió. “¡Rebe, usted no entiende! ¡El equipo contrario también tiene once hombres y un portero, y ellos tratan de detener al adversario para que no metan la pelota en el arco!”.
 
“Dígame”, le dijo el Rab Shvadrón. Estos otros hombres del otro equipo, ¿están allí las 24 horas del día?”. “Claro que no!” dijo el estudiante riéndose. “Se van a casa a la noche” ¿Hacia dónde estaba yendo el Rab con todas estas preguntas?, se cuestiono el joven.
 
El Rab Shvadrón se le acerco al oído y en secreto le dijo su brillante plan. “¿Por qué no nos metemos en el estadio a la noche mientras los contrarios no están y pateamos la pelota en el arco cuándo nadie mira? ¡Entonces después, podemos regresar a la Yeshivá!”.
 
El joven se dio por vencido frustrado de ver que el Rab no había entendido. ¡Oy! ¡Rebe! Usted no entiende. ¡No se hacen goles si el otro equipo no trata de detenerte! ¡No tiene ningún sentido patear la pelota dentro de un arco vacío y sin adversario que este del otro lado!
 
“¡Ah!” grito el Rab Shalom con tono de victoria. ¡Ahora escucha por un momento lo que acabas de decir!: No tiene ningún sentido patear la pelota dentro de un arco vacío si no hay adversarios del otro lado. Lo mismo sucede con el estudio de la Torá: justamente cuando hay adversarios, cuando hay un deseo de faltar a clase, cuándo el Yétzer HaRá trata de desviarnos del camino es cuando realmente se acumulan puntos. ¡Ven mañana, y jamás podrá imaginar cuántos goles marcaras para el equipo de HaShem!”.
 
¡No hace falta decir ni que el joven entendió el mensaje y estaba al día siguiente estudiando en la Yeshivá.
 
La Torá nos enseña sobre la naturaleza del Yétzer HaRá y como este nos desafía en cada momento.
 
El Yétzer HaRá siempre esta listo para bloquear nuestras intenciones de cumplir Mitzvót (Preceptos). Nuestro trabajo es darnos cuenta de que debemos vencerlo cuando el deseo es mayor. Porque cuando es más difícil hacer lo correcto, ahí es cuando realmente acumulamos puntos.
 
 
– Dedicado en honor al Bar Mitzva de nuestro hijo, Benzion Raphael, por Karen y David Portal y familia –
 
(Gentileza de www.Torá.org.ar)

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