La emuná y la Redención – Parashat Itró

La emuná es una mitzvá tan contundente, que es capaz de invocar verdaderos milagros y salvaciones que desafían todas las leyes de la naturaleza.

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 04.04.21

“Yo soy Hashem tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto y la casa de la esclavitud…” (Éxodo 20:2)

 

Explica Rabí Najman de Breslev que la falta de emuná es la causa del galut, del exilio y la Diáspora.[1] Por lo tanto, podemos afirmar que también ocurre lo contrario: la emuná es el catalizador de la Redención de nuestro pueblo y lo opuesto al exilio. No obstante, esto ya aparece implícito en la Torá y en los escritos de nuestros Sabios.

 

De todo el sinnúmero de maravillas, milagros y actos de bondad que Hashem hace con nosotros, la Torá yuxtapone “Yo soy Hashem tu Dios” con el éxodo de “la tierra de Egipto y la casa de la esclavitud”. “Yo soy Hashem tu Dios” es el primero de los Diez Mandamientos, el mandamiento de la emuná – de creer en Hashem, el Único y Verdadero Dios. Hashem Mismo nos está diciendo que la emuná es la precursora y el prerrequisito del Éxodo y la Redención.

 

Rabí Tzadok Hakohen de Lublin nos recuerda[2] que aquel que cumple con una mitzvá está creando un ángel y un ángel es un emisario de Hashem. Dado que 611 de las 613 mitzvot nos fueron dadas por Moisés, que también era el emisario de Hashem, realizar una mitzvá crea un emisario también. Sin embargo, Hashem personalmente nos dio dos mitzvot – los dos primeros de los Diez Mandamientos: Anoji – Yo soy Hashem tu Dios- y Lo ihie leja – No tendrás otros dioses. Dado que el Mismo Hashem fue quien dio estas dos mitzvot, explica Rabí Tzadok que Hashem Mismo da la recompensa por Anoji, la mitzvá de la emuná, y el castigo para los que transgreden Lo ihie leja, y la idolatría.

 

Ahora podemos entender por qué la emuná es una mitzvá tan contundente, que es capaz de invocar verdaderos milagros y salvaciones que desafían todas las leyes de la  naturaleza. Porque en virtud de la emuná Hashem personalmente actúa en aras de esa persona, y no envía a un ángel que Lo represente. Esto explica lo que dice el autor de la Hagadá de Pesaj – que Hashem personalmente nos sacó de Egipto, y no un ángel o algún otro emisario Divino.

 

Nuestros Sabios explican que Egipto es el prototipo de todos los exilios subsiguientes. Así como Hashem nos sacó de Egipto en virtud de la mitzvá de la emuná, Él también nos sacará de este exilio tan largo y la Diáspora en virtud de la emuná. Él solo, no un emisario.

 

Teniendo en mente lo antedicho, todo el que se fortalece en emuná está acercando la Redención. Y si hacemos un esfuerzo concertado por difundir la emuná a la mayor cantidad de gente posible, podemos estar seguros de que veremos la llegada del Mashíaj, la reconstrucción del Templo Sagrado y la total y absoluta redención de nuestro pueblo, muy pronto en nuestros días, amén!

 

 


[1] Likutey Moharán I:7

[2] Tzidkat Hatzadik 41

 

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