La espada y el sirviente

Adam consiguió trabajo en un banco de inversiones hace varios años. Todo iba bien hasta que...

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David Ben Horin

Posteado en 12.10.20

En el Libro de Bereshit (Génesis), Itzjak le da una bendición extraña a su hijo Esav:

 

Vivirás por tu espada y servirás a tu hermano, y será, cuando estés impaciente, que te quitarás el yugo de él de tu cuello (Génesis 27:40)

 

Cuando el pueblo judío, los hijos de Yaakov, sirven a Hashem, los hijos de Esav los sirven a ellos. Y cuando el pueblo judío peca, quedan a la merced de Esav.

 

Hasta el día de hoy, esta bendición se pone de manifiesto de las formas más sorprendentes.

 

Un amigo de mi época de Wall Street me contó algo increíble.

 

Su amigo Adam consiguió trabajo en un banco de inversiones hace varios años. Todo iba bien hasta que le pusieron un nuevo jefe, Bob. Bob era católico no practicante, de padres serbios.

 

Ya desde el primer momento, Bob lo puso entre cejas. Sospechaba de antisemitismo, pero nunca pudo demostrarlo. Nunca fue degradado. Sus reseñas siempre fueron buenas, pero cuando hubo la oportunidad de darle un ascenso, no se lo dio.

 

Él pensaba que era porque era observante. Yo le dije que leyera de nuevo En el Jardín de la Fe. Porque incluso tipos como Bob son solamente mensajeros de Hashem para que corrijamos nuestro comportamiento.

 

Él no me hizo caso.

 

Un año después, Jackie empezó a trabajar en la oficina. Era una mujer joven, de treinta y pico de años, que sabía cómo ponerse del lado de Bob sin ir demasiado lejos. Bob estaba casado pero Jackie era ambiciosa. Era judía, pero no observante.

 

Adam se puso furioso.

 

“Solamente enfócate en ti mismo. Cuando veas los defectos de alguien, recuerda lo que dice el Tania: enfócate en tus propios defectos. Trabaja sobre ti mismo. Olvídate de esas personas. Es Hashem quien decide tu sustento”.

 

Adam empezó a leer al Rabino Shalom Arush. Y empezó a hacer cambios en su vida. Empezó a hablar de modo más delicado y se levantaba una hora más temprano para poder leer la parashat hashavúa.

 

Y también está Steve. Steve es el jefe de Bob. Steve es un hombre felizmente casado, pero eso no detuvo a Jackie. Cada vez que Steve estaba cerca, ella se “encendía”. Ella jamás fue demasiado lejos, pero lo suficientemente lejos como para sentir que este hombre estaba en las palmas de sus manos.

 

Cada vez que Bob tomaba una decisión, Jackie lo confrontaba y hasta lo contradecía en la cara delante de su otro empleado, Adam.

 

Adam hacía la vista gorda y se enfocaba en su trabajo.

 

Esav es el amo de la duplicidad. Cuando pecas, es tu amo. Cuando te arrepientes, es tu siervo.

 

Bob se transformó en ambos.

 

Pasó otro año más: Jackie seguía regañando a Bob y él empleó a Tiffany como su nueva asistente.

 

Delgada, rubia y de unos veinti tantos años, también quería impresionar a Steve y muy pronto Jackie perdió todo su brillo.

 

Entonces Bob inició su ataque. Cada infracción minúscula que hacia Jackie, él se aseguraba de que todos se enteraran. Cada vez que Jackie hacía una recomendación, Bob la reprendía, sabiendo que a Steve ya no le importaba.

 

Muy pronto su reputación fue a parar al tacho de basura.

 

Al poco tiempo, renunció.

 

Adam, por su parte, recibió un aumento y una promoción. La recomendación provino de Bob. Bob se dio cuenta de que Adam no se había puesto del lado de Jackie y le devolvió el favor.

 

Jackie había querido empezar con un hombre casado y depositó su confianza en esa posibilidad. Nunca se puede saber cuánto dolor le habría causado a Steve a su mujer y a sus hijos.

 

Adam depositó su confianza en Hashem. Él siguió haciendo su trabajo en forma honesta y se enfocó en cumplir las mitzvot, teniendo emuná en que esa situación provenía de Hashem.

 

Bob, el hijo de Esav, fue la espada de Jackie y el siervo de Adam al mismo tiempo.

 

Por eso, si alguien te molesta en el trabajo, o en cualquier otra situación y te parece que esto no tendrá fin, recuerda:

 

  1. Todo proviene de Hashem. Él te está diciendo que hagas introspección y te fijes dónde tienes que mejorar.
  2. Una vez que hagas los cambios necesarios, por muy temible que sea tu oponente, todo va a desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Hashem quitará el problema igual de rápido que lo trajo.
  3. Todo este mundo es un puente muy estrecho. Lo principal es no tener miedo.

 

 

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1. Juan Camilo González Acevedo

10/18/2020

Como no darte las gracias cuando despierto y veo la luz Como no darte las gracias Hashem cuando respiro y hablo Como no darte las gracias cuando mi corazón tiembla al pensar en ti Como no darte las gracias por la vida Como no darte las gracias por mi famia y amigos Como no darte las gracias Hashem por moldearme sin que yo en mi locura me diera cuenta que estuviste hay desde antes de nacer Como no darte las gracias Hashem por las circunstancias difíciles que pase y saber que todo es para bien. Gracias por tanto y perdóname por tan poco Como no darte las gracias por las experiencias vividas y reconocer tu gran amor Como no darte las gracias por tu creación de la tierra, el oxígeno, personas, animales, frutos, toda clase de plantas para que nos deleitemos. Como no darte las gracias por las personas que pasaron en nuestras vidas para enseñarnos algo u fortalecer nuestro carácter. Como no darte las gracias por percibir algo pequeño de ti, que al perecer es algo pequeño para los demás para mí es muy grande que no cabe en mi limitado entendiendo. Como no darte las gracias por conocerte u saber que hay un Dios con firmeza amoroso y misericordioso. Como no darte las gracias por reconocer que somos seres mortales en este mundo y que tú vives para siempre. Como no alabarte todos los días por tu perdon por todos los pecados. Gracias me alcanzará lo corta que es la vida para pedirte perdon, darte las gracias y alabarte.

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