La triple herencia – Reé

La promesa de Hashem, tanto en la Torá como en la Mishná, es voluntad y testamento de nuestra herencia legítima

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 09.08.20

"Hashem seguramente te bendecirá en la tierra que Hashem, tu Dios, te da como herencia, para poseerla" (Deuteronomio 15: 4).

 

Al interpretar este pasaje, debemos preguntarnos por qué la Torá usa el tiempo presente, que Hashem nos da nuestra herencia. Hace miles de años, Hashem nos dio la Tierra de Israel, a pesar de que el exilio y la Diáspora nos han alejado de nuestra Tierra. Por lo tanto, uno hubiera pensado que la Torá debería usar el tiempo pasado, refiriéndose a nuestra patria sagrada como la Tierra que Hashem nos dio como herencia. ¿Por qué usa entonces el presente y no el pasado?

 

La Mishná en el tratado Sanhedrín también habla de nuestra herencia en tiempo presente: "Todo Israel tiene una porción en el mundo venidero". Aquí, habríamos esperado que la Mishná usara el tiempo futuro y dijera: "Todo Israel tendrá una parte en el mundo venidero”, es decir, cuando termine su vida en este mundo. ¿Por qué entonces se usa el tiempo presente y no el futuro?

 

Además de las dos preguntas anteriores, debemos prestar atención a los detalles del pasaje anterior: el pueblo judío es bendecido cuando se encuentra en la tierra de Israel.

 

El denominador común entre la Tierra de Israel y el Mundo Venidero es que ambos son nuestra herencia legítima. Se hace referencia a ambos en tiempo presente, ya que la herencia legítima existe ya en tiempo presente, incluso si la persona aún no ha tomado posesión de ella. En ese caso, la Tierra de Israel se parece al Mundo Venidero: es la herencia legítima de todo judío, incluso si él todavía está en Brooklyn o en Montevideo. La promesa de Hashem, tanto en la Torá como en la Mishná, es voluntad y testamento de nuestra herencia legítima, que cada uno de nosotros tiene en este momento, en el tiempo presente.

 

Ahora podemos entender el dicho del rabino Yojanan en el Tratado Pesajim 113a: "Tres heredan el mundo venidero: el que vive en la tierra de Israel, el que cría a sus hijos según la Torá y el que hace Havdala sobre una copa de vino el sábado a la noche ". Aquí también, debemos ser precisos: Rabí Yojanan habla del Mundo Venidero tanto como una herencia como en tiempo presente. Esto refuerza aún más el concepto de que el mundo venidero es la herencia de cada judío.

 

Es fácil de entender por qué la persona que cría a sus hijos para la Torá merece el mundo venidero: porque una de nuestras principales tareas en este mundo es criar a la próxima generación para que sean servidores leales y firmes de Hashem. Y, dado que nuestros sabios nos enseñan que el verdadero lugar para el cumplimiento de todos los mandamientos de la Torá es la Tierra de Israel, también podemos entender que aquellos que viven en la Tierra de Israel también merecen el mundo venidero. Sin embargo, ¿qué tiene que ver la Havdalá que se hace con una copa de vino el sábado a la noche con las dos mitzvot tan significativas de estudiar Torá y vivir en la Tierra de Israel?

 

En la Kabalá, aprendemos que todo tiene tres aspectos: lugar, tiempo y persona, o olam-shana-nefesh. Hashem, en Su increíble bondad, nos ha dado el lugar más sagrado de la tierra, la Tierra de Israel, como nuestra herencia en el aspecto del olam o lugar. Gracias a Su regalo de la Torá, nos convertimos en las personas más santas, nuestra herencia en el aspecto de nefesh, o persona. Como nación y como pueblo, vivimos separados del resto del mundo, porque Moisés nos bendijo y dijo: "E Israel morará seguro, aislado" (Deuteronomio 33:28). Como Hashem ha elegido, estamos obligados a vivir en santidad, separados de todas las demás naciones del mundo. Además, tenemos el aspecto de shana, o tiempo, en nuestra herencia, y este es el Shabat, el sábado, el regalo tan especial de la Torá para el pueblo judío. Por eso, aquel que prepara Havdala con una copa de vino el sábado a la noche después de que termina el Shabat, está demostrando que hace una distinción entre su herencia del día más sagrado de la semana y todos los demás días. Con el principio espiritual de olam-shana-nefesh, él también hereda el mundo venidero. Por lo tanto, vemos que la santidad en nuestras vidas, nuestra triple herencia de la Torá, la Tierra de Israel y el Shabat, es nuestro boleto para llegar al Mundo Venidero.

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