Leche y miel – Tavó

La Tierra de Israel es la Tierra de los milagros. En otras palabras, así como los milagros desafían la naturaleza, así también en la Tierra de Israel, todo desafía la naturaleza.

3 Tiempo de lectura

Rabino Lazer Brody

Posteado en 04.04.21

“Él nos trajo a este Lugar, y Él nos dio esta Tierra, una Tierra de la que mana leche y miel” (Deuteronomio 26:9)

 

La Tierra de Israel es la Tierra de los milagros. En otras palabras, así como los milagros desafían la naturaleza, así también en la Tierra de Israel, todo desafía la naturaleza. La Guemará en el Tratado Ketubot dice esto en forma muy enfática cuando llama a la Tierra de Israel “la tierra de la Emuná”: tanto la emuná como los milagros van más allá de las limitaciones de la naturaleza. Basta con abrir los ojos para ver la maravilla de la pequeña nación judía existiendo y prosperando a pesar de estar rodeada por feroces adversarios.

 

Los kabalistas clásicos no escatiman palabras cuando alaban a la Tierra de Israel, pero antes de ver lo que dicen ellos, hagámonos una pregunta con respecto al pasaje que tenemos aquí. La Torá no usa palabras de más, en absoluto! Entonces ¿por qué la Torá habría de usar términos aparentemente redundantes cuando dice que Hashem nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, una Tierra de la que mana leche y miel?

 

En hebreo, “lugar” se dice makom. Hamakom, EL LUGAR, es una alusión en las Escrituras a Hashem. El Midrash dice que por lo menos en seis instancias Hashem es “el lugar del universo, pero el universo no es Su lugar”, lo cual significa que Hashem es muchísimo más grande que todo el universo. Es por eso que muchas veces nos bendecimos los unos a los otros: “Que el Makom te bendiga o que el Makom te consuele”.

 

La Guemará en el Tratado Kidushin dice que la Tierra de Israel es más elevada que todas las otras tierras. Los que miran la Guemará en forma superficial se burlan y dicen que es ridículo. Que en Israel no hay montañas casi, por cierto nada que ver con el Kilimanjaro, el Everest y el Aconcagua. ¿Cómo la Guemará puede afirmar algo semejante? Rabí Shimon bar Iojai dice en el sagrado libro del Zohar que la Tierra de Israel recuerda al Reino Espiritual Supremo y que por eso Hashem trajo a Su pueblo elegido allí y designó a Israel como la Tierra Santa, la Tierra del Sagrado Templo y la Tierra donde se cumplen todos los preceptos. En ese sentido, la Tierra de Israel es espiritualmente más elevada que todas las otras tierras.

 

Si tenemos esto en cuenta, ahora podemos comprender lo que dice la Torá: “Él nos trajo a este lugar y nos dio Su tierra”. El Talmud de Jerusalén dice que la Tierra de Israel es más santa que todas las otras tierras, porque tal como nos dice la Torá, la Presencia Divina de Hashem está siempre presente allí.

 

La Torá nos está diciendo que Hashem nos trajo aquí, a la Tierra en la que siempre se encuentra Su Presencia Divina, la Tierra Santa de la Torá y los preceptos que Él nos dio.

 

Por lo tanto, “lugar” y “Tierra” no son redundantes. El primero se refiere a la Presencia Divina y la segunda se refiere a la Tierra de Israel.

 

Entonces por qué se llama a  Israel la “tierra que mana leche y miel”? La respuesta nos la ofrece la Kabalá: cada creación posee dos lados espirituales: el din y el jesed. Din es el aspecto de juicio estricto y jesed es el aspecto benevolente. La leche proviene del aspecto benevolente. Su contraparte, que se refiere al aspecto del juicio, es la sangre menstrual, tal como se explica en el Tratado Nidá. La miel también proviene del aspecto benevolente, porque aprendemos en la Kabalá que la dulzura de la comida proviene de la benevolencia y que los condimentos picantes provienen del juicio estricto. A nivel espiritual, la Tierra que mana leche y miel se refiere a la Tierra de la compasión Divina. Incluso a nivel material, los frutos de la Tierra de Israel, como todos los que han estado aquí pueden atestiguar, tienen una dulzura muy especial.

 

Ojalá muy pronto llegue el día en el que veamos la reunión de los exiliados y la completa Redención de nuestro pueblo, aquí mismo en la Tierra que mana leche y miel. Amén!

 

 

 

 

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario