Los factores decisivos – VAIEJI

Es una costumbre muy hermosa que el padre bendiga a sus hijos cuando regresa a casa de la sinagoga en Shabat.

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 28.12.20

Que Hashem te ayude a ser como Efraín y como Menashe (Bereshit 48:20).

 

Es una costumbre muy hermosa que el padre bendiga a sus hijos cuando regresa a casa de la sinagoga en Shabat. Sin embargo, hay una ligera diferencia en cómo un padre bendice a sus hijas y cómo bendice a sus hijos. Bendecimos a nuestras hijas para que lleguen a ser como nuestras matriarcas, es decir, "Que Hashem te ayude a llegar a ser como Sara, Rivka (Rebecca), Rajel y Lea". Por lo tanto, sería lógico bendecir a nuestros hijos en el nombre de nuestros patriarcas, o sea, que Hashem los ayude a llegar a ser como Avraham (Abraham), Itzjak (Isaac) y Yaakov (Jacob).

 

Sin embargo, Yaakov les ordenó a todas las generaciones posteriores que bendijeran a sus hijos de la siguiente manera: "Que Hashem te ayude a llegar a ser como Efraín y como Menashe". ¿Por qué?

 

Menashe era el primogénito de Yosef (José). Según la Halajá, el primogénito disfruta de una serie de ventajas, como ser una doble porción en la herencia de los bienes de su padre. Además, los hermanos menores deben respetar al primogénito. Por tanto, Menashe simboliza al hijo que se beneficia desde el nacimiento.

 

A diferencia de Menashé, quien siguió una carrera en el gobierno como asistente de su padre Yosef (José), el visir de Egipto, Efraín permaneció en Goshen, aprendiendo Torá bajo la tutela de su abuelo Yaakov. Aunque Menashe vivió su vida en santidad, el fuerte deseo de Efraín de aprender y crecer en su servicio a Hashem, combinado con mucho trabajo arduo y esfuerzo, le permitió alcanzar un nivel espiritual aún más alto que su hermano mayor. Efraín, siendo el hermano menor, simboliza al hijo desfavorecido cuya dedicación y esfuerzo superan la ventaja inicial del hermano mayor. A través de Efraín y Menashe, la Torá transmite que la ventaja o desventaja relativa desde el nacimiento no sella el destino de una persona, porque la excelencia en la Torá y en el servicio de Hashem depende de la dedicación y el trabajo arduo.

 

De manera similar, Rabí Najman de Breslev regañó a sus discípulos y seguidores cuando dijo: "El problema es que ustedes piensan que los justos alcanzan la grandeza simplemente porque tienen un alma muy grande. ¡Esto es un error! Cualquier persona puede alcanzar mi nivele y llegar a ser como yo. ¡Lo único que se necesita es verdadera devoción y esfuerzo! " (Sijot HaRan, 165).

 

 

La lección de Efraín y Menashe puede servir como un faro para cualquier futuro Baal Teshuva, que no nació con la ventaja de tener antecedentes de Torá o educación religiosa. Con esfuerzo y dedicación, también él puede alcanzar grandes alturas espirituales. La lección de Efraín y Menashe también nos enseña a aquellos de nosotros que sí nacimos con ventajas a no depender de ello, ya que el progreso en la Torá depende exclusivamente de nuestros propios esfuerzos. Que Hashem nos ayude a todos a desarrollar nuestro potencial personal al máximo. Amén.

 

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1. Nestor

1/05/2021

Realmente hermoso y reflexivo, que mas justo que nuestro galardon sea por nuestro esfuerzo y sacrificio, que Hashem derrame abundancia por nuestras plegarias, dando a cada cual lo que se gano, sea hombre o mujer

Gracias por tu respuesta

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