Municiones de mitzvot – Vaishlaj

Rebe Najman cuenta de un rey que reunió a todos sus adivinos a fin de que estos le adviertan cuál puede ser un potencial peligro a sus descendientes.

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 05.04.21

“Viví con Labán… adquirí bueyes y burros, ovejas, sirvientes y sirvientas” (Génesis 32:5-6)

 

Nuestro patriarca Jacob se estaba preparando a sí mismo para su inminente enfrentamiento con Esav a tres niveles, tal como nos enseñan nuestros Sabios: con regalos, con plegaria y con guerra. Él envía mensajeros  -algunos dicen que ángeles-  para obtener información acerca de las intenciones de Esav y para transmitir un mensaje de paz. Tal como veremos a continuación, este mensaje de ningún modo era una señal de debilidad sino todo lo contrario: de fuerza. En términos astutamente encubiertos pero amables, Jacob le dice a Esav que si quiere pelear, va a obtener mucho más de lo que esperaba.

 

De acuerdo con Rashi, Jacob inicia su mensaje diciendo que a pesar del hecho de que vivió con Labán, no obstante observó todas las mitzvot de la Torá. Esto suena bastante absurdo: ¿qué demonios le importa al malvado de Esav si su hermano observó las mitzvot mientras vivía en la casa de Labán? Además, en vez de ocultar su riqueza a fin de minimizar la envidia de Esav, Jacob le enumera uno por uno todos sus bienes: “bueyes y burros, ovejas, sirvientes y sirvientas”. ¿Por qué no le dijo solamente que era un simple granjero con un poco de ganado?

 

Nuestras respuestas están ocultas en el famoso cuento de Rebe Najman de “El Rey que decretó la destrucción”. Rebe Najman cuenta de un rey que reunió a todos sus adivinos a fin de que estos le adviertan cuál puede ser un potencial peligro a sus descendientes. Ellos le dijeron que él y sus descendientes debían cuidarse de los bueyes y de las ovejas. Había un solo judío en todo el reino,  uno de los ministros del rey, al que se le había dado permiso de practicar su judaísmo en forma abierta debido a que había salvado la vida del abuelo del rey durante el reino de este último. El rey actual, o sea, el nieto, privó al ministro judío de todos sus privilegios. El ministro perdió el privilegio de ponerse los tzitzit y los tefilín y en consecuencia fue forzado a observar su fe en forma clandestina al igual que el resto de los judíos del reino. Entonces el nuevo rey tuvo un sueño: vio un cielo de noche limpio y las doce constelaciones del zodíaco: Aries y Tauro se reían de él. El rey se despertó muy enojado y con gran temor, y se vio forzado a huir a refugio lejano del enojo pero el camino que conducía al refugio pasaba por un túnel de fuego. Él vio a otros reyes yendo por el túnel muy tranquilos, porque cada uno iba acompañado de un judío que llevaba tzitzit y tefilín. Esos eran los reyes que permitían que los judíos practicaran abiertamente su religión. Resulta entonces que el rey trató de pasar por el túnel, pero él y sus descendientes fueron eliminados. ¿Por qué Aries (el carnero) y Tauro (el toro) se rieron de él? Los tzitzit se hacen con la lana del carnero y los tefilín se hacen con el cuero del toro. Ese es el cuento de Rabi  Najman en resumidas cuentas.

 

Ahora podemos entender por qué Jacob le dijo a Esav no sólo que había observado todas las mitzvot en la casa de Laban, sino que había adquirido “bueyes y burros, ovejas, sirvientes y sirvientas”.

 

De acuerdo con la bendición que Isaac le había dado a Esav, Esav solamente tendría poder sobre Jacob si este se volvía negligente en el cumplimiento de las mitzvot. Por lo tanto, Jacob le advierte a Esav que dado que ha sido muy estricto en el cumplimiento de todas las mitzvot, Esav va a estar en graves problemas si llega a buscar el conflicto armado. En términos enigmáticos, Jacob revela las armas no convencionales de su arsenal: los “bueyes” son los tefilín, los sacrificios, los rollos de Torá, las mezuzot, la leche y la carne, el sacrificio kasher y todas las otras mitzvot que se llevan a cabo con el ganado vacuno. Los “burros” simbolizan la prohibición de arar con  un burro y un buey juntos y la redención del primogénito del burro. Las “ovejas” aluden a los tzitzit, la primera esquila, el shatnez, los sacrificios rituales, el cordero de Pesaj y todas las otras mitzvot que se llevan a cabo con ovejas. Los “esclavos” se refieren a las leyes de los esclavos hebreos, los esclavos cananeos y los esclavos que se escapan. Las “sirvientas” aluden a las mitzvot que rigen a la sirvienta judía y secuestrar a una sirvienta judía ya comprometida. Jacob le está diciendo a Esav que todos los ángeles que se crearon con la observancia de estas mitzvot a través de los años (dado que nuestros antepasados ya observaban las mitzvot incluso antes de que la Torá fuera dada en el Monte Sinai),  serán fuerzas espirituales que le caerán de un golpe en la cabeza como misiles antibunker. “Acaso eso es lo que quieres, Esav?”, pregunta Jacob. Esav se tira atrás y el resto es historia. Los actos de los padres son señal para los hijos. Nuestro antepasado Jacob nos enseña cómo debemos encarar al potencial enemigo: con amabilidad pero con firmeza, dependiendo de Hashem y no del poder de nuestra diestra. Y si el enemigo decide luchar contra el elegido de Hashem, entonces por favor, que hagan el intento, pero que no olviden de “los bueyes y las ovejas” y todas las otras municiones de mitzvot.

 

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