Numerosos como las estrellas – Lej Lejá

Cuando Abram se quejó con Dios de que no tenía hijos, Dios le prometió que sus hijos serían tan numerosos como las estrellas del cielo.

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Rabino Abraham Isaac Kook z"tzl

Posteado en 08.11.21

Estrellas y arena

 

Cuando Abram se quejó con Dios de que no tenía hijos, Dios le prometió que sus hijos serían tan numerosos como las estrellas del cielo.

 

"Dios lo sacó afuera y le dijo: '¡Mira el cielo y cuenta las estrellas si puedes! Así de numerosa será tu descendencia'" (Génesis 15:5).

 

En otra ocasión, Dios le prometió a Abraham que sus hijos serían como "la arena a la orilla del mar" (Génesis 22:17). ¿Por qué se compara al pueblo judío tanto con estrellas como con granos de arena?

 

Grandeza en el Monte Sinaí

 

Los Sabios tomaron nota de que la palabra poco común 'así' (ko) aparece en la promesa de Dios, "Así serán tus descendientes". Y explicaron que esta palabra alude a su futura grandeza en el monte Sinaí: "Así le dirás a la casa de Jacob" (Exodo 19:3). ¿Qué tiene que ver la grandeza del pueblo judío en el monte Sinaí con ser comparado con las estrellas?

 

En general, necesitamos comprender esta metáfora de las estrellas. El salmista escribió que Dios le da un nombre a cada estrella (Salmos 147:4). ¿Por qué las estrellas necesitan nombres?

 

Misiones personales y colectivas

 

¿Qué es un nombre? El nombre refleja la esencia interior del ente en cuestión. Define la naturaleza de su existencia e indica su propósito fundamental. Las estrellas son creaciones maravillosas y tremendas. Cada estrella tiene una función única para la que fue creada, y cada estrella tiene un nombre único que corresponde a su objetivo específico.

 

La comparación de los descendientes de Abraham con las estrellas indica la importancia y la grandeza de cada judío individual. Cada alma es un universo en sí misma, como escribieron los Sabios: "Quien salva una sola alma de Israel, es como si hubiera salvado un mundo entero" (Sanedrín 37a).

 

Pero el pueblo judío también tiene un propósito colectivo, que es lograr la perfección espiritual del mundo. "Este pueblo lo he creado para mí (para que) cuente mi alabanza" (Isaías 43:21). Por eso también se los compara con la arena. La metáfora de la arena enfatiza su propósito colectivo. Un solo grano de arena no tiene particular importancia. Pero juntos, todos estos granos de arena forman una frontera contra los océanos, estableciendo tierra firme y permitiendo la existencia de vida en el mundo.

 

Es lógico establecer primero el objetivo colectivo de Israel y recién después unir sus objetivos individuales. Al salir de Egipto, Israel se transformó en un pueblo con un propósito colectivo único. Esta misión colectiva de Israel forma parte integral de su esencia misma, independientemente de sus méritos individuales. El aspecto colectivo del pueblo judío era válido a pesar de que carecían de méritos personales y buenas acciones cuando salieron de Egipto, tal como está escrito: "Y tú (Israel) estabas desnudo y desnudo" (Ezequiel 16: 7).

 

Como las estrellas

 

La prominencia de las estrellas, por su parte, está indicando la misión especial de cada individuo. Esto se refiere a la grandeza que adquirió el pueblo judío en el monte Sinaí.

 

Estos objetivos especiales son una función de sus esfuerzos individuales, sus obras y el aprendizaje de la Torá. Este nivel se basa en la revelación de la Torá y las mitzvot en el monte Sinaí. El Midrash enseña que cuando Israel prometió obedecer las leyes de la Torá, los ángeles ataron dos coronas a la cabeza de cada judío. Estas coronas reflejan la grandeza de cada individuo. Cada judío era un príncipe que llevaba su propia corona de santidad.