Paciencia infinita – Balak

"Levántate y ve con ellos…" (Números 22:20).

Balak, el rey de Moav, ha enviado mensajeros a convocar al malvado adivino Bilaam, para que este maldiga a los israelitas que se acercan. Al principio, Hashem le dice a Bilaam: "No irás con ellos" (ibid. 12). Luego, Hashem le dice: "Levántate y ve con ellos". Cuando Bilaam va con los emisarios de Balak, Hashem “frunce el ceño” por así decirlo. Aquí surgen dos preguntas: primero, ¿acaso Hashem cambia de opinión? Y segundo, ¿por qué se enoja Hashem, cuando antes le había dado permiso a Bilaam para ir?

Rashi explica que en realidad Hashem no cambia de opinión; Él le da a la persona la libre elección de seguir el camino que desee.

La primera vez que Bilaam Le preguntó a Hashem, Hashem le expresó su deseo: "No irás con ellos". Bilaam sabía que Hashem no quería que trabajara para Balaak, y sin embargo anhelaba el honor y el abultado sueldo que Balak le iba a dar. Bilaam claramente quería ir. Por lo tanto, en respuesta a la segunda petición de Bilaam, Hashem dice: "Levántate y ve con ellos". Hashem no ha cambiado de opinión; simplemente le está dando a Bilaam su libre elección. En este caso, Hashem le está dando a Bilaam una cuerda para que se ahorque. Es más, Rashi explica que cuando Bilaam vio que Hashem no quería que fuera a Moav, ansió ir aún más. Hashem, en Su infinita paciencia, envió un ángel de compasión para desanimar a Bilaam y hacerle recapacitar. Como un toro en una tienda de porcelana, Bilaam siguió su camino.

¿Qué nos dice la Torá para la posteridad? Cuando llegue el gran Día del Juicio, nadie podrá alegar que fue obligado a hacer el bien o el mal. Hashem, en Su insondable paciencia, le da a cada persona libre albedrío, ya que sin libre albedrío no puede haber un contexto de recompensa o castigo.

Vemos otras dos lecciones importantes en el episodio de Bilaam y Balak: primero, la increíble humildad de Hashem; y segundo, el infinito amor de Hashem por Su pueblo elegido.

Una vez más, Hashem le dice a Bilaam que no puede ir a Balak. Bilaam anhela ir, y a pesar de que su deseo de ir es extremadamente molesto para Hashem, Él no se interpone en su camino. Bilaam, en su indescriptible insolencia, transgrede voluntariamente la orden expresa de Hashem. Un rey de carne y hueso habría decapitado a Bilaam en el acto. Pero en palabras del Ramak (Rabí Moshé Cordovero), Hashem es, "El Rey insultado, que sufre pacientemente el insulto de una manera que ninguna mente puede percibir" (Tomer Devora). El Ramak explica que durante el apogeo del pecado, cuando un pecador está usando su cuerpo para rebelarse abiertamente contra Hashem, Hashem no sólo se abstiene de darle una retribución inmediata, sino que sufre la insolencia y el insulto del pecador, mientras continúa dándole al pecador el regalo de la vida. Hashem continúa operando los pulmones y el corazón del pecador, dándole vida y fuerza. Según el Ramak, "Es un nivel de paciencia y soportar el insulto imposible de describir". Aprendemos aquí que si no fuera por la humildad de Hashem, las personas no podrían tener verdadera libertad de elección. Nadie más que Hashem podría ser capaz de sufrir tal insulto.

A pesar del archienemigo de la libre elección de Israel, Hashem realiza milagros para arruinar sus malvados designios en una muestra de amor ilimitado por Su pueblo elegido. Deténgase a pensar: Hashem sufre los insultos de los malvados y no hace nada. Sin embargo, cuando los malvados hacen planes siniestros contra Israel, Hashem convierte sus maldiciones en bendiciones, como hizo con Bilaam. Sólo con observar esto, nuestros corazones deberían rebosar de amor por Hashem. Hashem está dispuesto a dejar que los malvados se rebelen y transgredan, blasfemen y profanen mientras sufre tranquilamente el insulto. Sin embargo, apenas ellos amenazan al pueblo de Hashem, Israel, Él se moviliza a la acción. Eso es lo mucho que Él nos ama!