Tu propio carril – Shoftim

Miguel, camionero profesional, se puso furioso con la señora que manejaba el Toyota delante de él.

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 04.04.21

“No moverás el límite de tu prójimo” (Deuteronomio 19:14)

 

Miguel, camionero profesional, se puso furioso con la señora que manejaba el Toyota delante de él. La mujer conducía en forma errática, a veces a toda velocidad y a veces apenas moviéndose y además entraba y salía del carril como si estuviera borracha. Sin embargo, él no le vio ninguna botella en la mano. Más que borracha, estaba muy ocupada enviándose mensajes de texto con los ojos yendo y viniendo entre su Android y la carretera panamericana.

 

A causa de la línea blanca, Miguel no podía adelantársele, era demasiado riesgoso. Pero esta era una ruta de dos carriles, cada vez que la mujer se salía de su carril se estaba enfrentando al desastre ya que era muy posible que chocara frontalmente con un auto que viniera en dirección contraria. Pero gracias a la increíble Providencia Divina ella se salvó varias veces de potenciales accidentes horrendos.

 

Las plegarias de Miguel fueron respondidas. A 5 km de distancia, había un patrullero estacionado al costado de la ruta. La mujer del Toyota con la atención puesta quién sabe dónde, ni siquiera se dio cuenta de su existencia y siguió enviando mensajes. De repente, el Toyota se salió de la ruta y casi se chocó contra el patrullero. Como si no hubiera pasado nada y con el Android todavía en la mano, la mujer continuó conduciendo. Miguel vio todo el incidente y fue frenando para permitir que el patrullero avanzara delante de él. Con las luces y las sirenas a todo vapor, el patrullero persiguió al Toyota hasta que finalmente la mujer se despertó sobresaltada de su letargo y estacionó al costado de la ruta.

 

Después de entregarle al policía su registro de conducir, la mujer continuó enviando mensajes de texto.

 

  • Por favor, señora, deje el teléfono, ¿ok? Dentro de un rato va a tener muchísimo tiempo para contactar a quien se le antoje.
  • ¿Qué quiere decir, oficial? ¿Qué fue lo que hice mal? Dijo encogiéndose de hombros.
  • Usted maneja en forma muy peligrosa y es una amenaza a usted misma y a todos los demás vehículos. No puedo permitirle continuar conduciendo así. Si quiere que la juzgue aquí mismo en la comisaría más cercana, no hay problema. Pero si quiere consultar un abogado, entonces va a tener que quedarse detenida mientras tanto.
  • ¿Ir a la cárcel? ¿De qué está hablando, oficial?
  • Señora, la hemos seguido por radar. No solo que iba por encima del límite de velocidad, sino que además hemos hecho una lista de por lo menos cuatro cargos de conducción peligrosa en su contra. Usted ha cruzado la línea blanca divisoria, ha forzado a otro vehículo a salirse de la ruta, ha enviado mensajes de texto mientras conducía y para colmo casi se choca con un patrullero. Y eso solamente el aperitivo.
  • Pero, oficial ¡usted está exagerando! ¿Yo hice todo eso?
  • Señora, quedó todo documentado. Nosotros usamos tecnología para hacer que las rutas sean más seguras pero hay gente que usa la tecnología para hacerlas más inseguras. Aquí estamos hablando de vidas. No podemos tolerar ningún quebrantamiento de la ley. ¿Acaso usted sabe para qué el estado pinta líneas en las rutas? Para que cada uno se quede en su propio carril y así todos puedan llegar a destino sanos y salvos. Las rutas modernas siempre tienen señalización de los carriles. De otro modo, sería un caos total.

 

El pasaje citado es una prohibición contra el traspaso de límites. Sabemos que la Torá no usa palabras de más. Siendo así, ¿por qué la Torá no dice simplemente “no traspasarás” sino que dice “no moverás el límite de tu prójimo” usando siete palabras en vez de dos? ¿Por qué?

 

Existe una diferencia entre simplemente traspasar un límite y mover un límite. El que traspasa es aquel que viola el espacio de la otra persona. El que mueve el límite está tratando de robar el espacio de la otra persona, que es una transgresión mucho peor pues incurre en el doble castigo de robar y traspasar.

 

Si bien a primera vista la Torá está hablando de los límites de los territorios que se heredaban por tribus en la tierra de Israel, la Torá también está dándonos un gran consejo espiritual para la posteridad. Que es que cada persona tiene su propio “espacio” que le fue conferido Divinamente. Este “espacio” es el carril que cada uno tiene en la vida, su misión y su sendero que han de conducirlo a su rectificación personal y a llevar a cabo su potencial. La gente sufre de “choques” emocionales debido a que se salen de sus propios carriles en la vida, lo cual a veces causa colisiones con los demás. Por lo tanto, ya sea en lo referente a la carrera, al matrimonio, o a cualquier otro ámbito de la vida, siempre debemos mantenernos en nuestro propio carril. Eso significa que debemos servir a HaShem con nuestros propios talentos y aptitudes sin tratar de imitar a los demás. La clave para la felicidad consiste en mantenernos dentro de nuestro propio carril. De ese modo podremos llegar al destino de nuestra vida de una forma segura y con una gran sonrisa en el rostro.

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