¡Cuidado con la Computadora!

Una de las maneras de saber si una persona es mayor o menos de 35, sin mirarle el rostro, es ver con cuánta comodidad usa la computadora y el internet. Yo enseño en una Yeshivá (escuela rabínica) en la que los alumnos navegan por internet con la misma gracia que un cisne nada en el lago. Al verlos me quedo maravillado y a la vez un poco molesto de pertenecer al grupo de más de 35. No obstante, he usado la computadora lo suficiente como para llegar a ciertas conclusiones acerca de su uso.

En ciertos sectores del mundo judío existe una tendencia a que la población de mayor edad encare el tema de la computadora con la esperanza de que la computadora (y todas sus influencias negativas) de alguna manera desaparezcan. Yo creo que todos somos perfectamente conscientes de que la tecnología de hoy día, con sus pros y sus contras, no es simplemente una fase transitoria. Pero por otra parte también siento que es una irresponsabilidad que los educadores y los padres acepten ciegamente todas las consecuencias de un mundo que se transformó en internet. Podemos y debemos ser consumidores y guías educados para saber y enseñar cómo usar y canalizar los recursos prácticamente ilimitados del internet. Si no lo hacemos, vamos a perder en dos aspectos: uno, sin la debida guía a nivel educativo, los jóvenes y las jóvenes van a hacer lo que les parezca al usar este medio tan poderoso pero tan peligroso que es el internet. Dos, si no creamos un currículum vibrante para guiar a las jóvenes mentes que viven en un mundo tan dependiente del internet, les estaremos transmitiendo el mensaje de que las computadoras y el internet son algo absolutamente malo. Obviamente, si esta es la tecnología que se presenta hoy, por definición, tiene que tener un lugar en el mundo de HaShem y tiene que poder usarse para bien.

Una vez dicho esto, me gustaría hacer una observación general acerca del uso de las computadoras y el internet.

En términos generales, la educación consta de dos aspectos que están interrelacionados: el intelectual y el emocional. Transmitir información es algo esencial para la buena pedagogía pero si las lecciones están dirigidas únicamente a la mente entonces el alumno va a sufrir una doble pérdida emocional: primero, el conocimiento que se le está impartiendo puede pasar a ser una mera lista de datos y cifras que por lo general apagan el entusiasmo y la curiosidad del alumno. Segundo, y más grave, la información impartida tiene poco o nada que ver con mejorar la calidad de vida del alumno. La transmisión de información, per se, no es lo que se denomina “educación”.

La computadora es una herramienta excelente para comunicar información. La cantidad de mera información en internet es ciertamente asombrosa, pero hay un paso esencial que no está presente en el proceso de usar una computadora y eso es lo que hace que su uso sea riesgoso. Noten por favor que no me estoy refiriendo al contenido negativo del material disponible (como la pornografía, por ejemplo) ni a la realidad muchas veces dañina de las redes sociales. A lo que apunto es a las posibles trampas que implica su uso. Y recuerden que no estoy negando sus tremendas virtudes. Simplemente estoy tratando de señalar los obstáculos que hay en el camino.

Volviendo al tema que estaba tratando, el internet es una increíble herramienta para impartir conocimientos intelectuales. Sin embargo, leer y mirar por lo general no sirve para la persona desarrolle los multifacéticos aspectos de su mundo emocional. Para hacer eso, hay que vivir la vida. La gente tiene que interactuar con gente real. Necesita oler la fragancia de flores reales y oír el trinar de los pájaros. Ninguna foto de Photoshop puede duplicar la belleza de la puesta del sol que ve el ojo. Existe una cantidad casi infinita de posibilidades para ayudar al alumno a desarrollar el rico mundo interno de sus emociones. El uso del internet solamente puede ayudar un poco, o nada (como trataré de explicar).
Por ejemplo, parte de lo que está disponible hoy en día en internet es una cantidad casi interminable de películas y programas de televisión. Lo que ocurre al ver estos medios de entretenimiento es que el niño se acostumbra a que otra persona viva la vida en su lugar. El actor o la actriz llora, se ríe, y ama, mientras que el espectador simplemente mira. Esto es una tragedia. El mismo uso de la computadora hace que el niño sea un mero observador y no un participante de la maravilla de la vida. Tenemos que ayudarnos a nosotros mismos y ayudar a nuestros hijos a vivir la vida de primera mano.

A nivel religioso, podemos leer cientos de artículos sobre cualquiera de los muchos sitios de judaísmo (incluyendo por supuesto a Breslev.co.il). Pero no hay nada que reemplace la belleza de una comida de Shabat, la emoción de una boda judía o los recuerdos de una celebración festiva.

Las computadoras llegaron para quedarse. Pero la forma en que las utilicemos determinará si nos van a acercar a nuestra condición humana. Usemos la computadora y el internet en forma sabiay tratemos de entender mejor los pros y los contras de la tecnología moderna. A través de esta concientización vamos a poder ayudar a nuestros hijos y a nosotros mismos a ser individuos sanos y bien formados tanto a nivel intelectual como emocional.