El Globo Pinchado de las Expectativas

¿Quién puede ser feliz viviendo en un departamento de 120 metros cuadrados cuando esperaba mudarse a una mansión de tres pisos…?

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 05.04.21

¿Quién puede ser feliz viviendo en un departamento de 120 metros cuadrados cuando esperaba mudarse a una mansión de tres pisos…?

Una de las cosas que más afectan nuestra alegría interna son las expectativas exageradas que tenemos. Porque cuanto menos expectativas tengamos, mejor nos va a ir en cada aspecto de la vida. ¿Quién puede ser feliz viviendo en un departamento de 120 metros cuadrados cuando esperaba mudarse a una mansión de tres pisos con jardines, cerco de árboles frutales y pileta olímpica incorporada? ¿Quién puede ser feliz al obtener un 85 en el examen cuando esperaba obtener no menos de100? ¿Quién puede ser feliz ganando dos mil dólares por mes cuando esperaba ganar por lo menos el doble?

Muchísima gente vive con expectativas absurdamente exageradas que hacen que nos vayamos arrastrando a duras penas por todas partes, pero cuando la gente tiene expectativas demasiado altas de sus hijos, entonces eso es un tormento tanto para los padres como para los hijos. Si tus hijos no viven a la altura de tus expectativas, entonces ¡bájalas! Las expectativas que tenemos de nuestros hijos son problema nuestro, y no tendríamos que estar cargándoselas en los hombros a nuestros hijos. Ellos están aprendiendo a ser seres humanos, y mientras ese proceso va teniendo lugar, tenemos que protegerlos y defenderlos de todas nuestras preocupaciones y de demás temas, tales como la paz matrimonial y los asuntos financieros.

Estos son problemas nuestros, no de ellos. Y los vamos a poder enfrentar mucho mejor si estamos calmos, alegres y bien dispuestos. Los padres son los líderes de la familia. Mucha gente comete el error de pensar que “liderar” equivale a “forzar”, pero en realidad el liderazgo no tiene nada que ver con eso. No estamos hablando aquí de un tirano, ni de un Saddam Hussein doméstico, sino de alguien inspirado y que tiene una visión en la que verdaderamente cree. El genuino líder tiene valores en los que realmente cree y vive según esos valores.

Ahora, tratemos de traducir esa definición de “liderazgo” en términos de buena educación. Como padres, es nuestra función servirles de inspiración a nuestros hijos, lo cual a su vez implica que nosotros mismos tenemos que aceptar un estándar más alto de comportamiento. El padre tiene que hacerse cargo de la responsabilidad de los “resultados familiares” y aceptar que el resultado es principalmente responsabilidad suya y no de sus hijos. Los niños son solamente eso: hijos.

Tomemos el ejemplo de la educación de los hijos acerca e la Torá y las verdaderas eternas. Lo que haría el “tirano doméstico” es castigarlos por cada infracción menor de la ley de la Torá: “¿así que no quisieron venir conmigo a la sinagoga? ¡Ya van ver! ¿No quisieron decir la bendición después de comer? ¡Ahora se van a quedar sentados en la mesa sin moverse y con los brazos cruzados hasta que digan toda la bendición desde el principio hasta el fin! ¿No quisieron contar en la mesa lo que estudiaron con el maestro en la escuela? ¡Entonces no van a recibir postre!”. Bueno, quiero decirles que eso no es lo que se llama “liderazgo”: ¡eso es un campo de entrenamiento! Y son muy pocos los que terminan este “campo de entrenamiento religioso” y siguen teniendo verdaderos deseos de cumplir con los preceptos. Pero si queremos educar a nuestros hijos con Emuná, la auténtica y firme fe en el Creador, y verdaderamente “liderar” a nuestros hijos para que elijan una vida de observancia de la Torá incluso después de que se vayan del nido y estén más allá de nuestra directa jurisdicción, entonces tenemos que preguntarnos a nosotros mismos si en verdad nosotros mismos sí creemos en lo que les enseñamos. Porque si yo mismo no estoy inspirado, ¿cómo voy a poder a inspirarlos a ellos?

Si la respuesta es “no”, entonces no se desesperen. El Rabino Arush nos enseña a creer en la fe. Creer en la fe de que un día tú también vas a tener emuná, y a ponértelo como objetivo. Dile a Di-s que quieres creer en el Mundo Venidero, y que quieres creer en un Di-s cariñoso. Dile a Di-s que quieres creer que el mundo es simplemente un espejo y que todos los problemas que estás teniendo con tus relaciones son simplemente una de las formas que está usando Di-s para darte las pistas que necesitas para mejorar y crecer como persona. ¡Aprende de ellas! Poco a poco, día a día, cada uno de nosotros se va acercando allí.
 

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