¿No estás exagerando?

¿Acaso es una exageración negarles a nuestros hijos la posibilidad de mirar un programa de televisión? Jaime no se queda callado y le envía una carta a Rajeli…

4 Tiempo de lectura

Rajeli Reckles

Posteado en 05.04.21

Estimada Rajeli:

Leí tu reciente respuesta a alguien que te preguntó si podía dejar que su hijo fuera a la casa de un amigo en la que se juega con videojuegos. Con todo el debido respeto, yo creo que su respuesta fue demasiado dura y bastante injusta. ¿Qué tiene de malo dejar que ese niño haga lo que hacen todos los niños de esa edad? Yo también me acerqué al judaísmo ya de grande y puedo decir que  me considero una persona que va por el buen camino….

Jaime
 
Estimado Jaime:

Yo entiendo perfectamente de dónde vienes. Una de las cosas que más me cuestan siendo una persona que se acercó ya de grande al judaísmo es fijar ciertas reglas en el hogar. Una parte de mí sabe perfectamente cuál es la verdad, vale decir, que ciertas cosas, tales como los vídeojuegos, a la larga son nocivas para los niños. La otra parte de mí juega a los sentimientos de culpa con exactamente el mismo argumento que me das tú: que estoy privando a mis hijos de una niñez normal…

Permíteme separar tu argumento en dos partes: por un lado, el hecho de que piensas que “lo que hacen todos los niños de esa edad” comprende los videojuegos y actividades similares y por otro lado, cuando dices que “la verdad que me las arreglé bastante bien”.

¿Cómo es la típica tarde de un niño en un hogar no observante? Haz memoria: supongo que pasabas horas enteras frente a la pantalla del televisor como un zombi, absorbiendo como una esponja todas las escenas de violencia, sexo y mensajes de libertinaje que pueden entrar en una sola tarde. También estoy segura de que una buena parte de esa tarde te la pasabas reforzando todas esas imágenes de violencia que te habían quedado grabadas en la mente jugando con los videojuegos.

Dime algo, Jaime, ¿cuántos años tenías cuando te expusieron por primera vez a escenas sexuales o violentas en la televisión y en los videojuegos? ¿Siete, ocho años? ¿O tal vez más pequeño aún?

En tu opinión, ¿qué pasó con todas esas imágenes? ¿Acaso piensas que desaparecieron como por arte de magia? Tú sabes perfectamente igual que yo que nada de lo que ven tus ojos alguna vez se borra del cerebro. Lo que sucede en realidad es que esas imágenes se quedan almacenadas en lo más profundo del cerebro. Y aunque pienses que todo eso no te afectó cuando ibas creciendo, yo te puedo garantizar que estás equivocado.

Por ejemplo, siendo un joven que muy probablemente estuvo expuesto a programas de basura al estilo MTV, quiero preguntarte cómo tratabas a las jóvenes antes de acercarte al judaísmo?¿Acaso las tratabas con todo el respeto y toda la consideración que se merecían? ¿O tal vez salías con ellas pensando únicamente en tus propios intereses, igual que el 99% de los demás jóvenes solteros?

Sé sincero contigo mismo. ¿Acaso algo de lo que viste en la televisión fomentó valores sanos como los valores de la Torá? Por supuesto que no. Porque la televisión no está para eso. ¿Y qué me dices de los videojuegos que jugaste? ¿Eran juegos en los que ganabas puntos al portarte bien y obedecer a las personas mayores o eran juegos que glorificaban el asesinato y reducían la imagen femenina a un mero premio sexual que el ganador se llevaba a casa?

Por no decirlo de otra manera, estas clases de “actividades infantiles” son una total tumá – impureza espiritual. Y la razón por la cual no tomamos en serio el peligro implícito es porque los efectos recién hacen aparición varios años después, cuando el adolescente no quiere vivir una vida de Torá.

Pasando al segundo punto: me dices que te consideras una persona que va por el buen camino. Bueno, yo no sé exactamente a qué te refieres con eso de “ir por el buen camino”, pero digamos que eres ortodoxo. Si miras hacia atrás en tu vida, estoy segura de que estás muy orgulloso de tus logros espirituales. Si decimos que rezas, que comes comida kasher, y que observas el Shabat, es verdad que todos estos son tremendos sacrificios que hiciste en la vida.

Jaime, por ser una persona que se acercó de grande al judaísmo, tú sabes perfectamente lo que significa renunciar a ciertas cosas que tenías cuando eras chico. No es nada fácil renunciar a la “libertad” de poder comer lo que se te antoje sin ninguna clase de restricciones. No es nada fácil renunciar a las noches de los viernes dando vueltas con tus amigos. Y como hombre, estarás de acuerdo conmigo en que no es nada fácil tratar de dominar tus deseos físicos, y en especial dado que te educaron con los valores opuestos.

No sé si tienes hijos, pero en caso de que sí los tengas, estarás de acuerdo con lo que dije en la respuesta a esa consulta anterior: ningún padre quiere que sus hijos pasen por las mismas dificultades y los mismos desafíos que pasó él cuando era chico. Yo también me acerqué al judaísmo de grande y lo último que querría es que mis hijos tengan todos los años de basura que me metieron a mí en la cabeza como producto de haber estado mirando la televisión a la tarde… esa cosa tan inocente que “hacen todos los chicos”.

Una parte del más grande desafío de personas como nosotros es que tenemos que reprogramar el cerebro y volver a aprender lo que es la vida y lo que Dios quiere que sea la vida. Y como me imagino que sabrás, eso no es nada fácil. Y en la vida nos enfrentamos a más y más desafíos como resultado de eso, y en especial en el ámbito del matrimonio y de la educación de los hijos.

Jaime: ¿realmente quieres que tus hijos pasen por los mismos desafíos que tú? ¿Y estás dispuesto a cargar con la culpa si ellos no superan esos desafíos? ¿Y de veras te acercaste al judaísmo para que al final tus hijos terminen siendo completamente seculares?

El secreto de la Mala Inclinación es que ella hace que al principio todo parezca muy inocente. Pero no te dejes engañar. De ti depende mirar hacia el futuro para poder comprender verdaderamente de qué manera tus actos han de afectar a tus hijos.

Deseándote  una vida de continuo progreso espiritual,

Rajeli.

Todos pueden enviar sus preguntas a Rajeli, y en especial en el ámbito del matrimonio, la pareja, los hijos y el rol de la mujer. Escríbanle a racheli@breslev.co.il
 
 
 
 

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1. Layde Casique

1/07/2014

Eso me recuerda el aullar del cachorro de león como está escrito en el salmo 91 Estoy de acuerdo que la complejidad de nuestro cerebro haga que florezcan la mala inclinación en el momento que menos lo esperamos. Por eso es importante no pecar ni con el pensamiento, y la mejor forma es mantener nuestra mente limpia. Con mucho más razón la de nuestros hijos. También dice no hacerle a otro lo que no quieres que te hagan a ti. Pienso que siguiendo con el mensaje para Jaime, es que ni pensemos en hacerle a otro lo que no queremos que nos hagan a nosotros.

2. Layde Casique

1/07/2014

Estoy de acuerdo que la complejidad de nuestro cerebro haga que florezcan la mala inclinación en el momento que menos lo esperamos. Por eso es importante no pecar ni con el pensamiento, y la mejor forma es mantener nuestra mente limpia. Con mucho más razón la de nuestros hijos. También dice no hacerle a otro lo que no quieres que te hagan a ti. Pienso que siguiendo con el mensaje para Jaime, es que ni pensemos en hacerle a otro lo que no queremos que nos hagan a nosotros.

3. Alicia

1/06/2014

yo no yo pienso como rajeli, en el sentido de que los limites tienen que ser bien claros e inamovibles. los niños necesitan ese cerco para no caer y sentirse indefensos!

Gracias por tu respuesta

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