Padres dignos de alabanza

La seguridad nacional del pueblo judío depende de nuestra capacidad de enseñarles a nuestros hijos. Y lo más importante que tenemos que enseñarles es a tener emuná e integridad. Son dignos de alabanza aquellos padres que tienen éxito en este emprendimiento, ya que su éxito se debe a su ejemplo personal y al gran esfuerzo que hacen con tanto cariño. Porque si el padre no da él mismo el ejemplo, entonces puede olvidarse de educar a sus hijos…

Hashem revela su especial afinidad por nuestro antepasado Abraham cuando dice “Porque él les enseñará a sus hijos y a su familia” (Génesis, capítulo 18). Hubo muchos hombres prodigiosos antes de Abraham, pero ellos no invirtieron tanto en la educación de sus hijos como Abraham.

La alabanza llega no tanto por el propio nivel de logros sino como por la capacidad de criar bien a los hijos. Y especialmente en el área de la espiritualidad, los padres que crían a sus hijos infundiéndoles una fe fuerte son mucho más dignos de alabanza que padres que están e un nivel espiritual elevado pero no logran transmitir esos valores a sus hijos.

La mujer que descuida a sus hijos en favor de su carrera se está buscando problemas. Al final va a recibir poco o nada de gratificación de sus hijos ni de su carrera. Nuestros hijos son la única medida verdadera de éxito: ese es el secreto de la existencia del pueblo judío.

Una mujer de negocios sumamente exitosa y rica que dirige una empresa internacional muy famosa me contó que ella no se va a la oficina hasta que no preparó la comida para sus hijos. Y además se toma un descanso al mediodía para ir a casa y comer con sus hijos. Si esta mujer encuentra tiempo para estar con sus hijos, cualquier mujer puede.

Hay muchas mujeres “santas” que están tan ocupadas haciendo actos de caridad con otros que descuidan a sus propios hijos. Esa “caridad” es acto de la mala inclinación. ¿Acaso Hashem quiere que ella ayude a otros cuando sus propios hijos no tienen a mamá en casa? ¡Por supuesto que no!

Un hombre me contó que su esposa cayó bajo la influencia de una “rabanit que obra milagros” que organiza sesiones de plegarias a medianoche para mujeres que se supone que mitigan juicios estrictos en contra del pueblo judío. Él se quejó amargamente de que su mujer anda dando vueltas a las 2 de la madrugada y que su familia se está viniendo abajo. Hasta ese momento, él no le había dicho nada, pero cuando escuchó una charla del Rabino Eliahu Gudlevsky, en la que dijo que cualquier cosa que hace la mujer que es perjudicial para su familia es algo que Hashem no acepta, él decidió venir a contarme el problema y pedir consejo. A mí me dio pena escuchar que una mujer descuida a su familia en el nombre de un supuesto “servicio Divino”…

¿Qué podemos decir de los sitios de medios sociales y los mensajes de texto que están robando el tiempo de la mujer? Y de las mujeres que descuidan a sus hijos para mirar Facebook?

Yo sé de una mujer que pasaba horas enteras escuchando los problemas de otras personas pero no tenía paciencia para sus propios hijos. De más está decir que esto no proviene del “lado de la santidad”.

Incluso si la mujer es un ama de casa dedicada a su hogar, la limpieza compulsiva y la cocina que no le deja tiempo para sus hijos es un error. Los hijos deben ser nuestra prioridad número uno. Que Hashem les dé a todos mucha felicidad de sus hijos y si todavía no tienen hijos, que puedan tenerlos muy pronto. Amén!