Por nuestros hijos

Incluso la intención que tenía el padre o la madre cuando buscaba pareja afecta el futuro de sus hijos...

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 04.04.21

El carácter de los hijos es producto directo del nivel espiritual de los padres. Rabí Najman enumera en el Sefer Hamidot una lista de conexiones entre la santidad de los padres y el éxito de los hijos. Incluso la intención que tenía el padre o la madre cuando buscaba pareja afecta el futuro de sus hijos, y mucho más la forma en que ellos se comportan en el momento de la concepción.

 

Escribe Rabí Najman: “El hombre que se casa con una mujer por la fortuna de ella tiene hijos inescrupulosos; también pierde ese dinero en poco tiempo” (Banim – 34). Vemos que el hombre que se casa por motivos no tan honorables acaba teniendo hijos no tan honorables. Pobres de los hijos que nacen de una unión así, que tienen que pagar por la falta de sus padres. Rabí Najman también afirma lo contrario: “La persona que se casa con una mujer por amor al Cielo, es como si la hubiera dado a luz”. O sea, es socio de Hashem en la creación de ella (ibid. 18).

 

Tosafot, analizando la Guemará Tratado Jaguigá 17, explica por qué el sabio talmúdica Elisha ben Abuya, apodado Ajer, o “el otro”, para evitar decir su nombre, se alejó del sendero de la Torá y se volvió hereje. Él mismo solía citar a Eclesiastés 7:8, que dice: “El resultado surge del comienzo”. Algo es bueno cuando el resultado es bueno. Pero si el comienzo no es bueno, entonces el final tampoco lo será. Él atestiguó de sí mismo diciendo que se alejó de la Torá debido a que sus padres habían tenido motivaciones de prestigio al traerlo al mundo. Y la historia es la siguiente:

 

“Mi padre Abuya era una de las personas más notables de Jerusalén. Cuando estaba preparando mi circuncisión, invitó a todas las figuras notables de Jerusalén al brit, entre ellos a Rabí Eliezer y Rabí Yehoshua.

 

Después de que comieron y bebieron, empezaron a cantar, aplaudir y bailar. Rabí Eliezer le dijo a Rabí Yehoshua: “Están ocupados con lo que les interesa: ¿acaso nosotros no nos ocuparemos con lo que nos interesa?”

 

Empezaron a hablar de Torá y entonces fueron a los Profetas, y de los Profetas pasaron a analizar los Hagiógrafos. Bajó fuego del Cielo y los rodeó. A esa altura, Abuya les dijo: “Mis maestros, ¿acaso han venido a prender fuego a mi casa?”

 

Ellos respondieron: “Dios no lo permita! Simplemente estábamos sentados diciendo palabras de Torá y luego de los Profetas y los Hagiógrafos. Las palabras eran tan alegres como cuando fueron dadas en el Sinaí. Porque cuando fueron dadas originariamente en el Sinaí, fueron dadas en medio del fuego, tal como está escrito: “La montaña ardió en fuego sobre el corazón del Cielo” (Devarim 4:11).

 

“Emocionado, mi padre Abuya dijo: ‘Mis maestros, dado que el poder de la Torá es tan grande, si este niño sigue con vida, lo consagraré a la Torá’. Pero como la intención de mi padre no era por amor al Cielo, mi estudio de la Torá no perduró.

 

Dijo el Rey Salomón, el más sabio de todos los hombres: “El resultado de algo surge de su comienzo”.  Los pensamientos que tiene la persona en momentos cruciales de su vida, el matrimonio, la concepción, la circuncisión, etc, ejercen un profundo efecto en el futuro del hijo.

 

Por lo tanto, la mejor manera de asegurarnos la santidad de nuestros hijos es fortaleciendo nuestra propia santidad personal.

 

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