Viviendo con un Agujero

¿Quién no tiene un agujero, un vacío, en su vida? ¿Quién no ha tenido alguna clase de experiencia traumática? ¿Qué podemos hacer al respecto?

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Rabino David Charlop

Posteado en 05.04.21

Se ha escrito mucho acerca de las dificultades de criar a los hijos en esta época tan difícil en la que vivimos. Uno de los elementos principales para poder comprender a nuestros hijos (y a nosotros mismos) es tomar conciencia de las luchas emocionales y espirituales de tantos jóvenes que están tratando de encontrar su camino en la vida. No sé por qué, pero sorprendentemente  grandes porcentajes de la juventud actual parece sentir mucho dolor y mucho vacío espiritual. Los jóvenes quieren que los escuchen y los entiendan y por supuesto que deberíamos tratar de escucharlos y entenderlos. No obstante, yo pienso que hay una parte de la escena que suele pasarse por alto.

Si bien tenemos que centrarnos en nuestros hijos, existe un grupo de personas que son gravemente afectados por las dificultades que enfrenta la familia que no consigue la parte que les debe de atención: los padres. Por más agotador y abrumador que loes resulta a muchos jóvenes hoy en día, muchos padres vivien con una continua preocupación acerca del futuro de sus hijos. Específicamente, para los padres de hijos “difíciles”, en especial aquellos que cayeron en un círculo vicioso de mal comportamiento, la vida puede en verdad ser agotadora y abrumadora. Es tan doloroso hablar con los padres de los hijos que “se descarriaron”, lejos de Hashem y de Su Torá, y que actúan en comportamiento auto-destructivo.

Es tanta la angustia y la aflicción que llena el corazón de estos padres, y en especial de las madres, que si pudiera simplificar lo que sienten muchos padres acerca del desafío que implica criar hijos “difíciles”, yo lo llamaría “vivir con un agujero”. Todos tienen un vacío adentro, y están llenos de confusión , preguntándose “por qué”. ¿Acaso no le mostré mi amor y mi cariño? ¿No le di todo lo que necesitaba, por lo menos en la misma medida, que tiene hijos educados que se portan bien?  ¿Y qué tengo que hacer ahora para poder reconectarme con mi hijo?

Para ser sinceros, no hay respuestas simples para estas preguntas tan difíciles. No obstante, somos un pueblo de gran fe y quiero compartir un posible enfoque a este tema, que espero que provea un sendero de esperanza.

Hace poco hablé con uno de los graduados de nuestra Yeshivá, que se lamentaba de la falta de amor que había sufrido de niño (¿les suena familiar?). Por suerte, llegamos a una cierta comprensión de su situación. Él me describió que sentía adentro como una especie de agujero, tal como se describió antes. Tras analizar el vacío que simboliza el agujero, llegamos a la conclusión de que él necesitaba aceptar el hecho de que tiene un agujero. Todo el tiempo él busca una solución y hasta ahora el hecho de hacer las paces con la realidad que vive le dio bastante consuelo. Este enfoque es básicamente un reflejo del creciente sentido de Emuná, traducido a una parábola específica que refleja una sensación de calma frente a la adversidad.

Esto ofrece dos beneficios principales:  primero, puede ayudar a quitar la desesperación de encontrar respuestas rápidas. “Esto es doloroso, pero puedo vivir con esta situación. Hashem me ama y no entiendo qué es lo que está pasando. No obstante, voy a tratar de aceptar el agujero que tengo”. Sí, está perfectamente bien llorar por el agujero, enojarse por el agujero o reaccionar de cualquier otra forma. Pero al fin y al cabo, sí existe un agujero y uno tiene la fuerza y el coraje para saber que el agujero existe y no dejarse tragar por él.

El otro beneficio principal es para los hijos. No hay nada que impacte tanto a un niño (incluso a uno ya “crecido”) como ver al padre enfrentar una situación difícil en forma ecuánime. El hijo también tiene un agujero (acaso no todos lo tenemos?) y eso le causa miedo. Pero si ve que el padre vive con calma a pesar del agujero, esto puede surtir un efecto muy poderoso. El hijo puede recibir el mensaje de que la vida tiene a veces agujeros y que es posible vivir con una falta de claridad. Es de esperar que el hijo obtenga un sentido de equilibrio que lo conduzca a lugares mejores y más sanos.

Esta  no es una sugerencia superficial, pues el tema no es nada superficial. Por supuesto que la plegaria siempre es esencial para cualquier éxito que queramos obtener. Es mi deseo que Hashem nos dé la fuerza y la claridad para hacer las paces con nuestros agujeros individuales, que veamos cómo los agujeros lentamente se van curando, y que podamos disfrutar de mucha felicidad de nuestros hijos.
 

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