Y Sara No Tenía Hijos…

Rabi Najman de Breslev escribe que el poder espiritual que habilita a una mujer a dar a luz, es la completa fe que ella tiene en sí misma…

Antes que nada crée en ti misma

¡Mazal tov!– ¡Felicitaciones!, se casaron – poco después comienza la presión sobre los recién casados. La novia se pregunta- “¿Me embarazaré pronto? Luego cada mes cuando se acerca su día, se pregunta- “¿Sería este mes o no?”. Y si ha pasado ya un largo tiempo en que ella no se ha embarazado, comienza a entrar en pánico. “¿Tal vez hay algo que está mal conmigo? ¡¿Tal vez no puedo tener hijos?!

Estos temores no ayudan a la mujer. A menudo, ¡estas preocupaciones son la causa misma que impide que se embarace!

Rabi Najman de Breslev escribe que el poder espiritual que habilita a una mujer a dar a luz, es la completa fe que ella tiene en sí misma. Una mujer debe creer que ella está capacitada para traer hijos a este mundo. Sólo cuando tiene fe en sí misma de que puede tener hijos, sólo entonces será capaz de embarazarse.

Rabi Natan explica (Likutey Halajot, leyes de herencia) que la causa por la que el primogénito recibe una doble porción de las posesiones de su padre según la Halajá,  es por la fe en sí misma que le dio a su madre al llegar a este mundo, y esa fe “abre el camino” para que otros hijos nazcan. Una vez que la mujer está llena con este conocimiento -que ella está capacitada para dar a luz-, las preocupaciones desaparecen, la puerta se abre y ella sabe que ella puede ser madre otra vez.

Sin embargo, hasta que la mujer tiene su segundo hijo, su fe en sí misma no está aún completamente solidificada. ¿Tal vez fue sólo una única vez? ¿Quizá fue capacitada para tener un solo hijo y no más?
 
Si por alguna razón, mucho tiempo ha pasado sin ningún resultado obvio, las dudas, los temores y las inseguridades vuelven otra vez. ¿Cómo, entonces, una mujer puede obtener fe en sí misma? ¿Cómo supuestamente debería retener la fe que ella es capaz de embarazarse otra vez, a pesar del hecho que mes tras mes no tiene resultados?
 
La respuesta es tan hermosa como simple: Para que una mujer mantenga la fe en sí misma, ¡necesita tener fe en el Creador! Si su confianza en sí misma no va más allá de creer que todo depende de sus propias habilidades y capacidades, entonces ella tiene una verdadera razón para estar nerviosa. Pero, si tiene la confianza sólida en que su capacidad de embarazarse  viene de su fe en el Creador, entonces elimina toda duda y preocupaciones de su mente. Ella sabe que ella no es la fuerza motora detrás del potencial embarazo – sino el Creador.
 
Revisemos el patrón del correcto pensamiento de una mujer que cree en sí misma:
 
Primero que nada, ella cree en Di-s. Esto significa que ella tiene completa fe que Él todo lo puede y que Él es la Única Fuerza que hace que todo pase en este mundo.
 
Consecuentemente, el Creador es el Único que decide quién tendrá hijos y cuando ellos vendrán. El Creador tiene el poder para manipular cualquier estado de la naturaleza y puede hacer que una mujer se embarace en una abrir y cerrar de ojos. Cuando una mujer tiene “Emuná”, esta completa fe en el Todopoderoso, ella cree más allá de toda duda que puede tener hijos. Por medio de su fe, ella se conecta a la Fuente de toda bendición. Y es precisamente a causa de esta conexión que ella ahora está capacitada para tener hijos.
 
Y Sará no tenía hijos
 
Por medio de la Emuná, la fe pura, ninguna mujer- sin importar quien ella sea, o los obstáculos físicos que ella enfrente- puede creer que si es la voluntad del Creador ella seguramente tendrá hijos.
 
Si una mujer verdaderamente cree que sus habilidades maternales están 100% en las Manos de Di-s, que realmente es así, entonces no importa lo que la ciencia o las estadísticas digan. Si ella está destinada a tener hijos, ella los tendrá.
 
La llave espiritual de la fertilidad para una mujer es fortalecer su relación con su Creador. HaShem es nuestro Padre que nos ama y sólo hace lo que es bueno para nosotros. Tú eres Su preciosa hija. Construye esa conexión, siéntela también. Muéstrale que tú confías en SU voluntad completamente.
 
Como hemos dicho, ¡si el Creador quiere que tengas hijos, tú los tendrás, así de simple! Nuestros Sabios nos enseñan que nuestra Matriarca Sará, la esposa de Abraham que era estéril, no tenía un problema con los ovarios o los óvulos, ¡sino que no tenía útero! ¡No había lugar en su cuerpo para que un hijo creciera y se desarrollara! Pero, a pesar de todo, Sará desafió a la naturaleza y fue bendecida con un hijo, cuando Di-s decidió que era tiempo, y luego ella dio a luz a nuestro Patriarca Isaac.
 
Ésta es una asombrosa enseñanza, y si pasó una vez, puede pasar otra vez.
 
¡Que HaShem nos ayude a creer y confiar en Él, y saber que todo, y no casi todo, está en Sus Manos, y podemos siempre dirigirnos a Él!