La verdadera prueba de carácter – 2

La gente hace lo que sea para obtener honor y prestigio. Pero lejos del ojo de la cámara es donde está la verdadera prueba...

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 18.11.19

La gente hace lo que sea para obtener honor y prestigio. Pero lejos del ojo de la cámara es donde está la verdadera prueba en hacer la voluntad de Hashem, sin esperar ninguna recompensa.

 

El gran Jazón Ish, de bendita y santa memoria, una vez le dio a un joven una lección en la vida. El joven era un baal jesed, o sea, alguien a quien le gusta hacer favores y ayudar a los demás. El problema es que era amable con todos menos con su propia esposa. Cada vez que ella lo necesitaba, él no podía ayudarla porque se iba a ayudar a otra persona. En cierta ocasión, el Jazón Ish le jugó una mala pasada. Le dijo que necesitaba a alguien para ayudar a una mujer con ocho hijos que tenía la espalda doblada del yugo que cargaba; ¡la pobre mujer simplemente no podía hacer todo ella sola! Para complacer al Jazón Ish, el joven le aseguró que inmediatamente iba a ir a ayudarla. El Jazón Ish tomó un pedazo de papel y escribió la dirección de la pobre mujer. El joven casi se desmaya cuando leyó la nota y vio allí escrita…. ¡su propia dirección!

 

Tu verdadero "yo" es la forma en que tratas a tu esposa. En casa, la gente se quita los trajes de Purim. A veces una persona es “Mordejai el Tzadik” en el trabajo o en los estudios, pero en casa es el malvado nieto de Amalek, Hamán. La prueba de la paciencia es en casa. La prueba de una lengua limpia es en casa. La prueba de la personalidad y el nivel espiritual de una persona es en casa.

 

La prueba básica de la gratitud es la gratitud para con la esposa. Muchas veces escucho que los hombres se quejan de sus esposas. Dicen que ella tiene mal genio, que es nerviosa, poco cariñosa o que tiene que cambiar. En realidad, ellos no tienen idea de lo que están hablando, ni de lo que es el matrimonio ni de lo que Hashem espera de ellos. Y les voy a explicar por qué.

 

La prueba real de la persona está en el hogar. Todos quieren tener éxito afuera debido a algún interés personal. Afuera, uno tiene el incentivo del dinero, el éxito o el prestigio pero dentro de la casa se les cae la máscara. El hombre que maltrata a su esposa necesita hacer una teshuvá inmediata (arrepentirse). Sin paz en el hogar, uno está lejos de la Torá y a años luz de Hashem. Por más “religioso” que parezca, está lejos de la Torá, de la teshuvá y de la humildad si no tiene paz en el hogar. La prueba de la Torá es la paz. La persona que realmente conoce la Torá busca la paz, porque sabe que la Torá es un árbol de la vida y que todos sus caminos conducen a la paz. La persona humilde es aquella que no se enoja, que muestra gratitud y vive en paz con su pareja. Esta persona es un verdadero recipiente de la Torá. Los arrogantes, aquellos que pierden los estribos y hacen que sus esposas se sientan deprimidas en casa, están muy lejos de la teshuvá y de la emuná.

 

El hombre muestra su verdadero rostro en casa. Algunos hombres son ángeles en el exterior, pero en casa se convierten en ángeles de la muerte. Matan el espíritu de su esposa, lentamente, con insultos y con ingratitud.

 

El rabino Ben Tzion Abba Shaul, de bendita memoria, nos enseñó que la mujer está motivada por la emoción, mientras que el hombre está motivado por la lógica. Digamos que tienen que comprar una camisa. Para el hombre, no es gran cosa – esto le lleva tres minutos. Por su parte, la mujer se emociona por la compra que, para ella, es todo un acontecimiento. Comprar una blusa es una expresión de su personalidad. Al esposo le cuesta entender por qué ella tarda cuarenta y cinco minutos para elegir una simple blusa. Pero así es como Hashem la creó. Al vestirse para una boda o una velada, el hombre tiene que tener en cuenta que ella necesita cuarenta y cinco minutos más que él.

 

El hombre necesita entender que su esposa no es su compañera de aprendizaje o su compañera de tenis. Él necesita entenderla y apreciar sus necesidades especiales. Alguien me dijo que no podía entender cómo es posible que su esposa tarde un mes entero en limpiar para Pesaj, que él podría hacerlo en dos horas. Este hombre no tiene idea de cómo su esposa mira el mundo. Él ve cuatro paredes, un piso y un techo, y ella ve un palacio entero con miles de pequeños detalles que necesitan atención. Si él viera el mundo a través de los ojos de ella, probablemente tardaría un año en prepararse para Pesaj.

 

Como hemos dicho, el primer gran problema es que el hombre no comprende la naturaleza de las mujeres en general, y la naturaleza de su esposa en particular. El segundo gran problema es que no logra empatizar con ella; él no trata de ver el mundo como lo ve ella. Para poder realmente tener paz en el hogar, el hombre tiene que moldearse y aprender a comprenderla y sentir lo que ella siente. Ese es el sueño de cada esposa.

 

 

 

 

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