Por qué él no te respeta

Las mujeres somos personas fuertes, independientes y capaces de afrontar un sinfín de desafíos.

Sin embargo, vemos que algunas mujeres, especialmente las solteras, no son respetadas por sus hombres.

Hay muchos hombres que no respetan a las mujeres a nivel individual. Sí, es verdad que las mujeres tienen más derechos sociales y legales, lo cual es muy importante.

Muchas mujeres me escriben preguntándome por qué sus novios no se quieren casar con ellas, o por qué no pueden encontrar al hombre indicado, o que sí pensaban que habían encontrado al hombre indicado, hasta que tuvieron relaciones íntimas con él…

Y entonces él fue secuestrado por extraterrestres. O desapareció en el Triángulo de las Bermudas. O se cayó en un pozo mientras se ataba los zapatos…

Desgraciadamente, yo tengo que ser la mala que les da a estas mujeres una dosis de realidad.

¿Saben por qué sus hombres no las respetan?

¡Porque ustedes no se respetan a ustedes mismas!

En mi opinión, el recato no es tanto cómo te vistes sino cómo te comportas.

Si por dentro eres una persona recatada, entonces esto automáticamente se ve por afuera. Una es más reservada al hablar con hombres y automáticamente se quiere cubrir más el cuerpo.

Pero si no eres recatada por dentro, entonces esto también se pone de manifiesto en tu comportamiento. Tiendes a flirtear con los hombres, a mostrar tu cuerpo para que los hombres se fijen en ti, y también es posible que tengas muchas relaciones de corto lazo con hombres.

¿Están enojadas?

Buenísimo!

Escuchen bien lo que les voy a decir: estoy a punto de darles el secreto para que todos los hombres las respeten, en forma absolutamente gratuita. Quiero decir, a menos que ustedes se sientan obligadas a pagarme, en cuyo caso les pasaré con mucho gusto mis datos de paypal…

¿Quieren saber cómo hacer para que los hombres las respeten?

¡Respétense a ustedes mismas!

¿Y qué quiere decir eso?

Es saber poner límites.

Si van dando vueltas medio desnudas, con el pelo hecho un desastre, llenas de maquillaje, lamento decirles que no lucen muy respetables que digamos…

Pero si van con una linda blusa, un vestido, o cualquier conjunto fino, con el cabello bien peinado y con la cantidad adecuada de maquillaje, entonces lucen como damas.

Y las damas con clase no solamente se visten con clase. Sino que actúan con clase.

No le dan su número de teléfono a cualquiera. Ni siquiera hablan con cierta clase de hombres. No ceden en la primera (segunda, o tercera) cita. Tienen un aire de confianza y de gracia.

A esta clase de mujeres uno no les falta el respeto, porque inspiran respeto con solamente ser como son.

Pero la sociedad no glorifica a esta clase de mujer. Sino que glorifica a aquella que no duda con dormir con un tipo diferente cada noche, emborracharse cada noche y vivir su vida sin tener la menor idea de si alguna vez se va a casar y va a formar una familia.

¿Qué creen ustedes que les pasa a esta clase de chicas?

De repente se dan cuenta de que ya tienen treinta y largos y que siguen solteras y entonces se desesperan por casarse y empezar una familia antes de que sea demasiado tarde.

Y muchas veces, por desgracia, sí es demasiado tarde.

Porque una perdió los mejores años de su juventud con hombres que no la respetaban. Porque no se respetó a sí misma.

No me creen?

Hagan este experimento. Cuando vayan al trabajo, o en el shopping, presten mucha atención a la gente que los rodea. Traten de encontrar a alguien bien vestido. Fíjense cómo reaccionan ustedes.

Van a sentir una especie de respeto por esas personas.

Por mucho que queramos negarlo, es algo natural tratar con mayor respeto a una persona bien vestida.

Automáticamente vemos a estas personas como personas exitosas y damos por sentado que tienen buenos rasgos de carácter.

Ahora presten atención a la reacción al ver a una chica joven vestida con shorts rasgados y un top cortito, con el cabello recogido en un rodete desordenado o con el cabello suelto y descontrolado. Ah, y en los pies lleva ojotas. Por supuesto…

¿Qué tanto respeto les inspira esta chica?

Nos guste o no, así somos los seres humanos.

Y tenemos que jugar según estas reglas si queremos salir adelante en la vida.

Señoras y señoritas: si quieren que un hombre las respete, hay cuatro cosas que tienen que hacer:

Primero – vístanse de modo apropiado. Polleras con ruedos normales y blusas que cubran el cuerpo. Sé que el recato viene de adentro hacia afuera, pero en este caso van a ver que al vestirse con más recato van a empezar a sentirse y a actuar diferente.

Segundo – no den el primer paso! Puede sonar anticuado pero a los hombres les gusta perseguir a las mujeres, y en especial a las mujeres que son difíciles de conseguir. A ellos les gustan los desafíos. Tal vez piensen que es muy liberador ir a decirle a un hombre que te gusta, pero no lo es. Eso te hace parecer barata.

Tercero – sean más selectivas al buscar pareja. Fíjense cómo se viste y cómo habla. Presten atención a los detalles, como por ejemplo, si mastica con la boca cerrada y realmente escucha lo que ustedes le dicen.

Cuarto – por favor, no dejen que él se aproveche de ustedes! No le den lo que quiere! RESPETEN SUS PROPIOS CUERPOS!

¿Quedó lo suficientemente claro o necesito explicar más?

Yo sé que ustedes no quieren escuchar esto pero yo sé de lo que les estoy hablando. Yo sé perfectamente cómo piensan los hombres. De hecho a veces me pregunto si no soy unhombre…

Ustedes no son un pedazo de carne barata que se pasa de un hombre a otro. ¿Cómo pueden esperar encontrar al Príncipe Azul si no están a su altura?

¿Qué les hace pensar que cuando se decidan por fin casarse, van a atraer a un hombre diferente a todos los hombres con los que estuvieron?

Por eso, quiero decirles algo:

A menos que cambien, jamás van a poder cambiar al hombre con el que estén. Esto no es ningún misterio. Y dejen de preguntarse por qué siempre atraen al hombre equivocado. ¡Es porque ustedes se están comportando como la chica equivocada!

No se entreguen a cada hombre que se muestra interesado.

Porque cuando por fin conozcan a alguien que valga la pena, van a querer asegurarse de que sean la chica que él quiere y se merece.

Ahí está. Lo dije.

Espero que todavía me estén leyendo.

Y si quieren leer más, consigan el libro La sabiduría femenina, la guía de las mujeres dignas de respeto.

En el parto de mi 8º hijo, tuve una muerte clínica. No debería haber sobrevivido, pero sobreviví. Acostada en la sala de terapia intensiva cubierta de vendajes y tubos, volví a este mundo llena de la conciencia de que Hashem me ama incondicionalmente. Era algo que podía sentir. Sabía que era una realidad. No es solamente que Él me salvó, sino que todo había vuelto a empezar de cero. Tuve un despertar.

El Dios que yo había conocido era estricto, pero esta nueva comprensión me demostró que era indulgente. El Dios que yo pensé que conocía contaba cuántas mitzvot (preceptos) había hecho yo ese día. Pero el nuevo Dios contaba mis actos, mis luchas, mis intenciones, mis limitaciones y mis triunfos internos, algo que nadie más era capaz de ver.

El amor de Hashem siempre había estado allí pero yo no tenía acceso a él.

Tenía mucho trabajo por delante. Integrar esta luz de conciencia dentro de mi ser. Tenía que forjar una nueva relación con Dios.

Tenía que presentarle a la niña que yo era por dentro a Dios. Tenía que hablarle y dejarle saber que todo lo que había sucedido formaba parte del plan perfecto de Dios.  Que no hay errores.

A través de este trabajo espiritual de emuná, ahora soy una persona diferente.

Cuando la gente me conoce, está segura de que siempre fui así.

Pero no. Ninguno de nosotros lo es. Si llegamos a algún lugar en la vida es porque hemos trabajado y hemos profundizado nuestra relación con Dios. No hay nada que te cambie tanto como eso.

El amor de Hashem es la esencia de todo. Es algo que te transforma tu mundo interior, tus pensamientos, tu resiliencia, tu confianza en las relaciones con los demás. Todo. No sólo cambiará tu futuro sino que curará tu pasado.

Cuando la gente me pregunta a qué me dedico, les digo simplemente que soy una “coach de transformación”.

Eso es lo que hago, esa es mi misión. Ayudarte a allanar el terreno dentro de ti mismo para que puedas sentir el amor de Dios, porque yo sé lo que es no sentirlo.