Los Mentirosos

Karen es una mentirosa patológica que hasta ahora jamás habló del tema con nadie. Ahora Karen finalmente logró reunir las fuerzas para contarme el problema.

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 17.03.21

Hay ciertos narcisistas que dicen mentiras porque sienten que una cierta situación les presenta una amenaza a su orgullo, o porque tienen necesidad de controlar a los demás y de sentirse superiores. Esta clase de personas distorsiona la verdad para su propio beneficio o pronuncian mentiras que cualquiera se da cuenta de que no son verdad. Y aunque muchas veces esta clase de persona tiene un aspecto externo  muy dominador y muy imponente, si se fijan más de cerca, van a darse cuenta de que todo eso no es más que un fino barniz de arrogancia, y que esa persona no es más que un mero tigre de papel… Su arrogancia es tanta que no es capaz de su autoestima está por el suelo y que en realidad es una persona patéticamente frágil y necesitada. Y si no recibe una dosis fija de “provisiones narcisistas”, siendo admirado y honrado por todos, entonces puede deprimirse y hasta cometer suicidio. Esta clase de gente muchas veces es muy competente y hasta puede ocupar puestos públicos de gran prestigio. Pero no se llevan bien con las personas que no les gratifican sus necesidades infantiles y constantemente se sienten amenazados por ellas.

Esta clase de personalidad rígida siente que está justificada para inventar toda clase de historias y alterar los hechos, o bien omitir información en un intento por engañar a sus víctimas y triunfar sobre ellas. A un nivel inconsciente, el propio narcisista se siente víctima, porque él es el que está atrapado, ya que no tiene otra opción más que mentir o sufrir el bochorno de ser desvalorizado, insultado y dejado al expuesto, revelando que en realidad es una persona profundamente solitaria y vacía.

Hay gente que se acostumbró tanto a mentir que incluso cuando no obtienen un beneficio aparente de la mentira, siguen mintiendo. También están aquellos que mienten por temor a que si admiten la verdad, les van a gritar o los van a criticar o los van a hacer sentir mal por alguna decisión que tomaron y que salió mal al final. Esta clase de persona puede tener miedo de la pérdida de amor o incluso del abandono pero aun así es mucho más sana que el mentiroso narcisista. Con ellos es mucho más fácil trabajar e infundirles Emuná, y una vez que tienen Emuná, dejan de mentir, porque ya no tienen necesidad de simular ser más de lo que son. Están contentos con la vida que Dios les da y no tienen necesidad de distorsionar  ni exagerar nada.

Karen es una mentirosa patológica que hasta ahora jamás habló del tema con nadie. Después de unas veinte sesiones de psicoterapia, Karen finalmente logró reunir las fuerzas para contarme del problema. Había llegado a un punto en el que vio que no tenía sentido continuar con la terapia si no podía confiar en que yo no la iba a menospreciar por todo lo que ella había mentido  en su vida, o que no me iba a enojar por todas las mentiras que me había contado.

Lo que sigue es parte de aquella sesión:

Karen: Tengo algo que decirle que me resulta muy difícil. PAUSA LARGA. Tengo un problema… y es que miento.

Terapeuta: ¿Cuándo empezó?

Karen: toda mi vida mentí. Pero últimamente se puso muchísimo peor. Yo ya casi estaba a punto de dejar de venir acá porque no quería encarar el tema. Me da mucha vergüenza hablar de eso.

Terapeuta: ¿Cómo pensabas que iba a reaccionar?

Karen: Pensé que se iba a enojar conmigo y hasta me iba a gritar.

Terapeuta: Y ahora que me lo contaste, ¿cómo te sientes?

Karen: No siento que usted esté enojado o que me juzgue, pero todavía me cuesta hablar de eso.

Terapeuta: ¿Puedes seguir hablando a pesar del dolor? ¿Hay alguna otra cosa que quieras contarme al respecto?

Karen: Bueno, esto me está causando muchos problemas con mi marido y la verdad es que quiero cambiar.

Terapeuta: ¿Te acuerdas de para qué empezaste a hacer terapia, al principio?

Karen: Sí, porque quiero tener más Emuná. No quería hablar con alguien que no creyera en Dios. Yo leí todos los libros del Rabino Shalom Arush y me encantaron. Por lo menos desde un punto de vista intelectual, yo sé que la Emuná es verdad y es la herramienta imprescindible para vivir la vida. Hay algo que me dice que si tuviera más Emuná no tendría que seguir mintiendo, pero no sé cómo hacer para tener más Emuná.

Terapeuta: en realidad es muy fácil. … Hay que empezar a practicar lo que leíste en los libros. Dale a Dios la oportunidad de demostrarte que Él está a tu lado y que quiere ayudarte.

Karen: Está bien pero qué tengo que hacer…

Terapeuta: Tienes que demostrarle a Dios que estás dispuesta a cambiar, diciendo la verdad y dejándole el resto a Él.

Karen: Quiero contarle la verdad a mi marido, pero sé que va a ser muy doloroso.

Terapeuta: ¿Cuánto tiempo te parece que se va a enojar antes de que pueda calmarse?

Karen: Supongo que solamente unos minutos. …

Terapeuta: Recuerda entonces que si decides contárselo, que cualquier dolor que sientas en el proceso va a ser para reparar el daño que causaste al  mentir. El sufrimiento en sí mismo es una forma de expiación y una rectificación (tikún) por lo que hiciste.

Otro beneficio más es que una vez que empieces a ser sincera con la gente, vas a ver que te van a amar tal como eres. Pero para todo esto necesitas dar un salto de fe.

Karen: todavía no estoy preparada, pero yo sé que lo voy a hacer.
 
Al día siguiente recibí este email de Karen:

“Shalom, Dr. Ballen. Después de la última sesión que tuvimos, me sentí muy expuesta y sola como un nene desamparado. Me puse a llorar hasta quedarme exhausta, sentada en el auto. No sabía si podía confiar en usted. Y entonces recordé una imagen de la sesión en la que usted me dijo que Hashem estaba conmigo. Entonces empecé a decir: “Hashem está conmigo… Hashem está conmigo…”. Me quedé sentada en el auto repitiendo lo mismo una y otra vez: Hashem está conmigo en este mismo momento.
Después de un rato, sentí que me surgía una poderosísima ola de amor del pecho, como una especie de melodía, no sé cómo explicarlo, pero supe que voy por el camino indicado y que me estoy empezando a curar. Todavía lo siento y cada vez que me conecto con ese lugar, me vienen lágrimas a los ojos. Yo sé que Hashem está conmigo y ahora quiero ver adónde me va a llevar esta concientización. Le quiero dar las gracias a usted, Dr. Ballen, y más que nada a Hashem por haberme enviado esas palabras que me dieron tanto consuelo”.

Esta es una historia verdadera .Los nombres y demás datos fueron alterados para proteger la identidad de las personas involucradas. Muchas gracias a “Karen” por su permiso para publicar su historia.
 
 

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1. ISAAC

6/15/2015

duda

COINCIDO EN MUCHOS PUNTOS DE VISTA CON EL DR PERO SI EL DR DEFENESTRA TANTO EN SU NOTA TODO LO RELATIVO A LA PSICOTERAPIA COMO LLEVA ADELANTE SUS TRATAMIENTOS TERAPEUTICOS

2. Anónimo

6/15/2015

COINCIDO EN MUCHOS PUNTOS DE VISTA CON EL DR PERO SI EL DR DEFENESTRA TANTO EN SU NOTA TODO LO RELATIVO A LA PSICOTERAPIA COMO LLEVA ADELANTE SUS TRATAMIENTOS TERAPEUTICOS

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