El último grito de la moda

Mucha gente se está hartando de las últimas “modas” en el mundo de la terapia que prometen el oro y el moro pero al final no sirven de nada. ¿En qué se diferencia la emunoterapia de la TCC, la NLP, la terapia imago y todo el resto? La diferencia – que es abismal– es que la psicoterapia secular deja a Dios afuera de la imagen, empeorando así la raíz del problema, que es las almas de estas personas están clamando por una conexión directa con el Creador.

Nos enfrentamos a una elección: o bien continuamos yendo tras la última moda psicológica que dejan la solución real completamente fuera de la imagen, o bien podemos elegir un método basado en una profunda y fundamental creencia en Dios.

Una de las teorías más influyentes y más difundidas en psicología social es la teoría de la disonancia cognitiva, que se refiere a esa sensación tan incómoda que tenemos cuando tenemos un conflicto sobre algún tema, o estamos en un estado de deuda. Las investigaciones demuestran que cuando estamos en un estado de conflicto mental, usamos prácticamente cualquier estrategia mental o dispositivo de comportamiento que podamos a fin de liberarnos de las dolorosas sensaciones de confusión y duda.

La duda y la confusión son mentalmente más tóxicas que cualquier otra cosa. Los psicólogos tienen razón cuando dicen esto. Ellos son muy buenos en percibir los problemas pero por desgracia no ofrecen muchas soluciones. Cuando la persona duda de Dios o se olvida de Él, corre el riesgo de desarrollar un problema psicológico o psiquiátrico. La falta de emuná también puede destruir el potencial de vida de la persona “normal”. La fe simple en un Dios Todopoderoso que nos ama y que supervisa nuestras vidas con Su sabiduría suprema y que anhela que nos dirijamos a Él cuando tenemos problemas es en realidad la única fórmula para alcanzar la realización personal y la salud mental.

El objetivo de la emunoterapia es alentar al paciente a dejar entrar a Dios en la imagen y vivir una vida de emuná que le posibilita alcanzar una clase de felicidad que va mucho más allá de su actual concepto de felicidad y de cualquier especulación psicológica o filosófica. Cuando uno verdaderamente vive su emuná, su alegría es profunda, poderosa y permanente. Y va a estar de buen humor y se a sentir optimista todo el tiempo.

¿Cuáles son las dos creencias más limitadoras que tiene la gente? La más grande es que se está por morir. La persona que siente que se está por morir o bien sufren de depresión o bien vive en un estado constante de ansiedad y angustia. ¿Qué es lo que asusta a la gente? Que piensa que como igualmente la vida se va a terminar, esto podría suceder perfectamente uno de estos días, o incluso en este mismo instante! La tristeza es consecuencia de pensar que uno está a punto de perder algo.

Pero la persona que sabe que la muerte no es nada más que un cambio de dirección y que la vida es eterna, no se preocupa en absoluto, y de hecho acaba viviendo una vida mucho más plena y más feliz porque tiene la conciencia de que todo lo que hace tiene consecuencias eternas. Es por eso que Rebe Najman de Breslev dijo: “No existe la desesperación en el mundo”.

 La segunda creencia más limitadora que tiene la gente es que tienen la necesidad de poseer más de lo que ya tienen, ya se trate de algo físico, emocional o espiritual. Pero la persona que se da cuenta de que puede ser literalmente feliz en este mismo momento con lo que ya tiene, deja de preocuparse y empieza a vivir de verdad. En ese momento empieza a tomar conciencia de sus propios poderes y capacidades latentes y se da cuenta de que él también puede ayudar y sanar a otras personas. Dios empieza a llenar a esa gente con Su Luz y antes de que se den cuenta, ya están llenos de una joie de vivre, una tremenda alegría de vivir y un feliz optimismo que pueden compartir con los demás.

Antes de que yo dejara entrar a Dios a mi vida, desperdicié un montón de tiempo y dinero tratando de usar la psicología convencional para “resolver” mis problemas. Pero no funcionó. Mis problemas no hicieron más que intensificarse y sentía mucha lástima de mí mismo. Recién cuando empecé a hablar con Dios y vivir mi vida con emuná empecé a sentirme más optimista con respecto al futuro y a sentir la presencia de Dios en mi vida. Hoy en día soy mucho más feliz y tengo mucho más éxito que antes, porque aprendí, por las malas, que Dios es la única realidad verdadera en mi vida y que sencillamente no puedo vivir sin Él.