La hija del psiquiatra

Dr. F. es un psiquiatra y psico-farmacólogo israelí, además de ser un judío observante de la Torá.

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 05.04.21

El Dr. F. es un psiquiatra y psico-farmacólogo israelí, además de ser un judío observante de la Torá. El Dr. Fe se viste como un judío religioso, manda a sus hijos a un colegio religioso y por afuera lleva una vida basada en los valores de la Torá.

 

Siendo psico-farmacólogo, el Dr. F. estudió más allá de su carrera de psiquiatra, para poder usar medicación psiquiátrica. De hecho, el Dr. es tan especialista en medicación psiquiátrica que toda su práctica profesional se basa en prescribir remedios.

 

El Dr. F. considera todo tipo de “terapia verbal” una pura tontería que no ha sido científicamente comprobada como una herramienta útil. De la misma manera, el Dr. F. no aprueba el asesoramiento y el coaching basado en Torá, porque según él, ellos tampoco están a la altura de su estándar secular de escrutinio científico. No pude menos que ponerme a pensar qué haría el Dr. F. si tuviera un conflicto con su mujer o con sus hijos. ¿Simplemente los medicaría y listo? Si hablar de los problemas que uno tiene es una completa pérdida de tiempo, entonces ¿qué alternativa queda?

 

Cuando leí que el Dr. F. se burlaba de todas las formas de terapia verbal, incluyendo el asesoramiento rabínico, yo sentí que su objeción a la psicoterapia no se debía en realidad a sus objeciones “científicas”.El Dr. F. no cree en la psicoterapia porque no puede aceptar que él mismo la necesita desesperadamente. De lo que el Dr. F. no se da cuenta es que su descreencia en la psicoterapia en realidad es una descreencia en sí mismo y en Dios; una descreencia en su propia capacidad de cambiar su conducta estableciendo una relación con alguien afectuoso que tiene emuná.

 

Dina habló en tono muy suave en el teléfono. Me dijo que ya no podía funcionar como madre y como esposa. Estaba deprimida y enojada y en conflicto pro algo que había sucedido. Dijo que su madre había fallecido hacía poco tiempo en un accidente de tránsito y que no podía seguir adelante.

 

Con todo el dolor que implica la pérdida de un progenitor, yo sentí que Diana estaba encarando algo mucho más  profundo que el dolor de perder a su madre. Le hice varias preguntas y entonces ella se puso a hablar de su padre y me contó que su padre le había gritado a ella y también a su madre y las había criticado toda su vida. Ella describió a su padre de tirano y un abusador que no se consideraba tal en absoluto. El padre de Dina le gritaba a su hija cuando volvía del trabajo y si la casa no estaba ordenada, le gritaba y la amenazaba  si la comida no estaba esperándolo ya servida bien caliente.

 

El padre de Dina tampoco trataba a su esposa muy bien que digamos. Para él, todo el gran esfuerzo de ella era algo que se da por sentado y jamás en su vida le dijo un cumplido o la elogió por algo. Incluso se burló de ella a pesar de lo mucho que ella se esforzaba como una esclava por complacerlo. Dina y su madre jamás se quejaron del maltrato. Aceptaron el abuso, haciendo siempre todo lo que él les mandaba.

 

Ahora que la mamá falleció, Dina apenas si habla con su padre. Ella no sabe cómo mantener una relación con alguien como su padre si bien él no es ahora tan cruel como antes.

 

Dina me contó el miedo terrible que sentía de estar enferma y de ir al médico. Me contó también un sueño que tenía todas las noches acerca de un siniestro médico con guardapolvo blanco que la engaña para que tome remedios. Dina me dijo que en la vida real ella les tiene tantos remedios a las pastillas que ni siquiera toma una aspirina. Me dijo que si necesita que un doctor o un dentista la examine, antes y durante el procedimiento ella sufre múltiples ataques de pánico.

 

Yo le pregunté la pregunta obvia: ¿acaso tiene idea de por qué les tiene tanto miedo a los médicos?

 

Ella hizo una pausa y respondió: “… Mi padre es médico. Es psiquiatra”.

 

Era el Dr. F.

 

Dina dejó de hablar con su padre cuando se enteró de que él había tenido relaciones con una mujer estando su esposa aún con vida.

 

Cuando Dina llegó a Israel, nos reunimos con ella y su marido. Obviamente, yo pensé que ella me iba a hablar de su padre, pero aparentemente no estaba lista para eso todavía.

 

No obstante, cuando Dina volvió a su país, empezó a levantarse temprano a la mañana para atender a su bebé y ordenar la casa. Nuevamente ella pudo rezar y sentir el poder de Dios y Su presencia en su vida. La depresión había desaparecido y aunque su enojo y su dolor hacia su padre todavía no habían sido tratados, eso ya no le impidía vivir. Me alegré cuando me enteré que Dina estaba difundiendo sus conocimientos de emuná a sus amistades y demás familiares.

 

No sé lo que Dios hará a continuación. Rezo para que Dina vuelva a contactarme en algún momento para hablarme de su padre. Si lo hace, entonces no sólo será una oportunidad para que ella se cure completamente sino que será una oportunidad para que se cure también su padre. No sería la primera vez que veo que Dios usa al hijo para ayudar a curar al padre. ¡Nunca es demasiado tarde!

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1. Fabienne

8/18/2019

Shalom, me identifico en algunas cuestiones con Dina ( pero me hubiera gustado más saber cómo resolvió este tema interno por qué comentas que el hablar es tan importante y es verdad creo que es la curación de muchos males . Lamento que existan personas tan poco empaticas en el mundo y solo te buscan cuando te necesitan . Una frase muy interesante viene a mi mente . Si quieres saber cómo es una persona mira cómo se comporta cuando no te necesita . Eso es un absolutamente verdadero. Pero gracias a Hasem el siempre está para ayudarnos . Me viene a la mente que eso me empuja A estar más convencida Al primer mandamiento.

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