Mi Remedio Espiritual

El médico naturista me dijo que tenía parásitos en el estómago y me hizo seguir un estricto régimen sin nada de azúcar durante un mes entero.

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Rivka Levi

Posteado en 05.04.21

Hace unos meses, empecé a ir a consultar a un médico “naturista” ortodoxo que vive cerca. Fui a verlo porque hacía ya varios meses que me sentía muy mal y no tenía la menor idea de la causa del problema.

Para mí la medicina convencional no era una opción viable, porque cada vez que traté de tomar ese camino, HaShem me demostró que no era el camino indicado para mí.

Es por eso que este “médico naturista” era la solución perfecta. La primera vez que fui a verlo, me dijo que tenía parásitos en el estómago y me hizo seguir un estricto régimen sin nada de azúcar durante un mes entero.

Cuando terminó el mes, me sentía súper bien, como no me había sentido varios años, pero todavía no estaba 100 % sana. En esa época, pasé por una época muy difícil de mi vida, con muchísimo estrés emocional.

Gracias a Dios continué mi diaria charla con HaShem y eso fue lo que me permitió pasar los momentos más difíciles de la mejor forma posible. Pero los problemas de salud continuaron, así que decidí ir a ver a este médico naturista a consultarla.

Hace un par de meses, el médico me dijo que el problema era una falta de equilibrio en la vesícula. Me dijo que tomara todo el tiempo té de manzanilla, hinojo y anís y también me trató con acupuntura. Yo, siendo discípula de Rabí Najman hace ya bastante tiempo, sabía que todo lo “físico” tiene su raíz en lo espiritual, y que cuanto más uno busca esas conexiones, más fácilmente las encuentra.

Entonces fui a casa y busqué la palabra “vesícula” en el libro Anatomía del Alma. Este es un libro que analiza la mayoría de los órganos y los sistemas corporales y explica de qué modo se conectan con fenómenos emocionales.

Casi me caigo de la silla cuando leí la sección que trata de la vesícula: decía que la gente que sufre de esto es gente que no está dispuesta a admitir sus errores y sus debilidades y que para que uno reconozca sus propias faltas hace falta un poco de amargura y comenzar el proceso de curación que conduce a la persona al verdadero “equilibrio” y la paz interior.

Bebí el té pensando en la amargura que es necesaria para que uno se cure, y traté de esforzarme mucho más por descubrir mis propios errores y pedir perdón por ellos y al cabo de una semana ya me sentí muchísimo mejor.

Pero todavía no 100 %.

Hice una cita con el médico naturista para un mes más tarde y esta vez, cuando le conté cómo me sentía, me dijo que tenía el bazo desequilibrado. Una vez más me puso las agujas de acupuntura en los lugares indicados, me dio de beber unas gotas amargas como la hiel y me fui a casa.

Recién después de dos días tomé nuevamente el libro Anatomía del Alma. Era Shabat y mi marido y yo estábamos sentados comiendo la Tercera Comida cuando me acordé de buscar el término “bazo” en el libro de Rabí Najman.

Otra vez casi me caigo de la silla.

En el libro decía que el bazo se considera el asiento espiritual de la depresión, y he aquí la cita: “La energía del bazo se centra en las impurezas que se hallan en el cuerpo y libra una lucha constante a fin de excretar del sistema todos los excedentes… Tradicionalmente, se ha relacionado al bazo con la melancolía… el bazo, funcionando en forma constante con materia superflua, realmente tiene una tarea bastante “depresiva” que hacer…”.

Otra vez yo no podía entender cómo era posible que se estuviera refiriendo precisamente a la situación en que me encontraba. Es que desde el momento en que volví de Londres tuve que trabajar horas extras para tratar de filtrar todo tipo de ideas excesivamente materialistas, falsas y plásticas. Al parecer, mi bazo espiritual estaba harto de tener que encargarse de todas las tonterías occidentales, de las ideas de “Esav” que inundaban mi vida, desde “cómo ganarme la vida” hasta “cómo ser una buena persona”.

Mi bazo espiritual necesitaba urgente que le recargaran las pilas y es por eso que mi bazo físico también estaba sintiendo el estrés. Decidí que iba a llevar un cabo un par de sesiones de “seis horas”, una en el Kotel y otra en la tumba del Baba Sali, en Netivot.

Era para mí muy extraño pasarme seis horas de plegaria personal sin tener un objetivo claro y bien definido. Yo no estaba tratando de que Dios me diera un buen sustento ni estaba convenciéndolo de que me solucionara un cierto problema. Esta vez fui solamente a charlar con Él, a recargar mis baterías espirituales.

Les puedo asegurar que ahora me siento muchísimo más feliz, y que por adentro, me curé un montón. Además me sentí muy agradecida de que Dios me diera, y me continué dando, un consejo tan claro acerca de lo que estaba sucediendo.

Hace poco leí en alguna parte que el hester  panim, que es cuando Dios nos oculta Su rostro, ha llegado a su fin. Hoy en día, Dios no está siendo tan sutil. Si quieres ver cómo Dios dispone cada detalle de tu vida, lo único que tienes que hacer es abrir los ojos, abrir la mente y, cuando algo no te quede claro y necesites alguna pista, abrir algún libro de Breslev que tenga que ver con el tema, y te puedo asegurar que vas a encontrar todas las respuestas.

 

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1. María Elena

7/29/2019

Gracias por este estudio; me es de mucha utilidad

2. Anónimo

11/13/2018

buenas noches RIVKA hoy leyendo, quisiera me ayudara comole pido a hashem,he tenido quebrantos de salud, imnsomio y como ansiedad que debo hacer o un consejo gracias

3. miryam amanda riveros mendoza

11/13/2018

necesito consejo

buenas noches RIVKA hoy leyendo, quisiera me ayudara comole pido a hashem,he tenido quebrantos de salud, imnsomio y como ansiedad que debo hacer o un consejo gracias

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