Reclama tu salud!

Hace poco leí un artículo acerca de varios hospitales de Florida manipulando los precios en forma indebida y estafando a los pacientes.

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Rajeli Reckles

Posteado en 17.03.21

Hace poco leí un artículo acerca de varios hospitales de Florida manipulando los precios en forma indebida y estafando a los pacientes. Es increíble, pero incluso después de que los atraparon y se dio a conocer el nombre de uno de los hospitales, ellos siguieron aumentando en forma drástica los precios de las cuentas! ¿Ustedes piensan que hubo protestas o demandas legales? ¡No que yo sepa!

 

Decir que estos son los únicos hospitales que se aprovechan de los pacientes sería quedarse, no corto, ¡cortísimo! Es sabido que todas las áreas de la atención médica inflan sus precios para obtener  por lo menos una fracción de ellos de vuelta de manos de las compañías de seguro. Y las compañías de seguro, obviamente, tienen que cubrir sus “pérdidas”, así que suben las tasas hasta que llegan a la estratósfera…

 

Al final, los que sufren son los pacientes y sus familias, que se someten a todo tipo de tratamientos y procedimientos que en muchos casos son completamente innecesarios.

 

No olvidemos que la medicina es un negocio. Y como cualquier otro negocio, la gente quiere ganar dinero. Nadie puede negar eso. Por ejemplo, tomen el ejemplo de la industria del cáncer, que solamente en el año 2012 se toma una tajada de 124 mil millones de dólares!!. Esa cifra ha ido aumentando cada año a media que más y más gente se enferma de cáncer. Yo los invito a todos a leer el artículo del cual les puse del link. Les aseguro que se van a quedar con la boca abierta.

 

Entonces, con todos estos tremendos avances tecnológicos en la medicina, nosotros, en tanto que sociedad, estamos más enfermos que nunca. Tenemos más  enfermedades crónicas, alergias, enfermedades auto-inmunes, obesidad, un nivel absurdamente alto de problemas hiperactivos, etc etc. Y a pesar de todo seguimos depositando nuestra fe en el doctor y en sus incuestionables recomendaciones.

 

Para mí, esta es la versión moderna de la idolatría. La mayoría de la gente no cuestiona siquiera lo que le dice el doctor, porque no tiene los años de entrenamiento y experiencia que tiene él. Pero tampoco tenemos las vacaciones, las bonificaciones, y los autos que les dan las empresas farmacéuticas que tienen ellos…

 

Yo creo que así es como funciona la mala inclinación. La verdad es que tengo que felicitarla por el buen trabajo que hace. Es absolutamente brillante. Pero yo estoy a punto de tirarla abajo.

 

Primero: juguetea con nuestros miedos. Nos da un terror mortal no hacerle caso al médico. Dios nos libre y guarde si no seguimos su consejo. Es como si nos estuviésemos asesinando a nosotros mismos. ¿Acaso puede haber peor falta de emuná que esta? Uno jamás debería tomar una decisión basándose en sus miedos. Entonces ¿Por qué será que continuamente hacemos lo mismo cuando se trata de nuestra salud?

 

Segundo: se aprovecha de nuestra ignorancia. Hoy en día no existe ningún motivo por el cual no podamos entrar a internet e investigar todos los aspectos de cada tema médico. Si pudiéramos desprendernos aunque sea un rato de Facebook, podríamos descubrir montones de información sobre el tema que queramos y todo tipo de tratamientos naturales para combatirlo. Pero nuevamente, cuando comparamos nuestras humildes personitas con el súper doctor, que pertenece a una selecta especie súper humana, podemos sentirnos bastante tontos por el solo hecho de “cuestionar” sus decisiones.

 

Tercero: él toma la pura raíz de la medicina y la corrompe. En realidad, yo creo que todos tenemos fe en los doctores y en la medicina debido a que instintivamente sabemos que la medicina tiene que tener alguna relación con la salud. Maimónides fue el más grande médico de su época, y lo sería tocavía más si estuviera vivo hoy. Él era la personificación de la curación, tanto del alma como del cuerpo.

 

Esto es lo que sentimos, esto es lo que anhelamos cuando vamos al doctor. Queremos conectarnos con esa energía de curación, y para la mayoría de la gente, hacerle caso al doctor es la única forma de lograr eso. Pero en realidad no es así. Las compañías farmacéuticas no se dedican al negocio de hacer que la gente esté sana. Porque si hicieran eso, ¡se quedarían sin trabajo! ¡Estos son los agentes de la mala inclinación! Ellos envuelven cada píldora o cada tratamiento con la esperanza de que tal vez este sea el que realmente solucione el problema.

 

Cualquier persona con sentido común se va a dar cuenta de que esto es absolutamente ridículo. Porque ¿cómo es posible que un negocio tan lucrativo trate de dejarse a sí mismo sin trabajo? Y mientras tanto ellos nos venden esperanzas y fantasías falsas de que si tan sólo tomamos su poción mágica, nos vamos a sentir mucho mejor.

 

Es momento de que reclamemos nuestra salud! Por la presente insto a todo aquel que es una persona seria sobre el tema de la salud a que se tome en serio este tema. ¿Cómo  podemos hacer eso?

 

Primero: coman una dieta sana. Una buena nutrición constituye el 90% de la curación. Eliminen el azúcar, la harina procesada y los alimentos procesados. Coman la comida en estado más natural posible y traten de obtener los máximos nutrientes de cada caloría que ingieren, lo cual implica mucha verdura y mucha fruta. Usen grasas sanas, como por ejemplo palta (avocado), salmón salvaje, nueces y coco fresco. También conviene consumir cereales integrales, semillas y nueces. Es mejor kasha, quinoa y arroz integral a las pastas y demás almidones procesados. Dejen atrás las tortas, las galletitas, los caramelos, las gaseosas y los helados. En síntesis: denle al cuerpo calorías nutritivas y no consuman calorías vacías, que son la marca distintiva de los alimentos procesados y la comida chatarra.

 

Segundo: ¡hagan ejercicio! Al transpirar, el cuerpo se libera de las toxinas y la respiración resultante fuerza al oxígeno dentro de las célculas. ¡Empiecen a moverse!

 

Tercero: Usen todos sus recursos! Entren a internet y lean, lean, lean!! Van a encontrar toda clase de recursos que realmente funcionan, y en particular esa clase de dolencias para las cuales la medicina tradicional no ofrece ninguna cura. Padres – esto se lo digo también a ustedes. ¿Sabían, por ejemplo, que unas cuantas gotas de aceite de olivia tibio puede calmar el dolor y la inflamación de una otitis? ¿Sabían que las otitis son causadas por un virus y que los antibióticos no sirven en estos casos?

 

Cuarto: Fortalezcan su emuná! Hashem hizo el cuerpo del ser humano “a Su imagen”, lo cual significa que el cuerpo posee su propia sabiduría innata, y que sabe cuidarse a sí mismo. Tenemos que creer en esta milagrosa creación llamada “nosotros” y enfocarnos en construir las defensas del cuerpo y el sistema inmune, en vez de destrozarlas cuando estamos enfermos.

 

Dejemos de permitir que nuestros miedos sean los que guíen nuestras decisiones y empecemos a creer en nuestro derecho de tomar nuestras propias e informadas decisiones!

 

Hay una famosa Guemará que dice (Bava Metzia 107b): “Rav fue a visitar un cementerio… y dijo: ’99 mueren por mal de ojo por cada uno que muere de causas naturales’”.

 

He aquí mi versión actualizada: “99 mueren por miedo, ignorancia, y estilo de vida poco sano por cada uno que muere de causas naturales”.

 

Muchas enfermedades son prevenibles. El problema es que no estamos creando una base debida para que el cuerpo esté sano. Por eso, tratar una enfermedad mientras creamos otros efectos colaterales que también tienen que ser tratados no hace más que crear más enfermedades y más efectos colaterales, ad infinitum. Pero si tratamos la raíz del problema entonces vamos a poder curarlo. Y muchas veces la causa de la enfermedad radica en la dieta y en el estilo de vida sedentario.

 

Es mi sincero anhelo que empecemos a asumir responsabilidad por nuestra salud, y que Hashem nos bendiga a todos con una curación total y perfecta, tanto del cuerpo como del alma.

 

Pueden enviar sus preguntas, y en especial sobre temas como el matrimonio, la educación de los hijos, el noviazgo y el rol de la mujer. Escriban a racheli@breslev.co.il

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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