Salud y Providencia Divina

La medicina sería una ciencia aplicada simple y directa si su único desafío fuera sanar un cuerpo físico. Pero no es así.

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 14.03.21

La medicina sería una ciencia aplicada simple y directa si su único desafío fuera sanar un cuerpo físico. Pero no es ese el caso. El cuerpo es un objeto inerte sin su chispa de vida espiritual, que es el alma. Los tratamientos físicos y la medicación no pueden curar un alma enferma. Dado que el cuerpo y el alma están conectados, su salud y bienestar mutuos dependen de algo más que la naturaleza y la ley natural. La salud humana depende de la Divina Providencia, o Supervisión Individual Divina, que es la intervención personal de Hashem en nuestras vidas.

 

Dado que toda la creación fue diseñada como un agente para facilitar el libre albedrío del hombre en la tierra, podemos entender cómo el hombre se beneficia de la atención personal del Todopoderoso hacia el más mínimo detalle de su vida en general y su salud en particular.

 

La naturaleza opera de acuerdo con la voluntad Divina, aunque esto no siempre es evidente. Cuanto más lejos está la creación del hombre y cuanto menos afecta directamente a su vida, menos evidente es la Divina Providencia. Parecería que las estrellas y las grandes galaxias siguen su camino por sus rutas celestes claras y predefinidas, de acuerdo con los dictados de la naturaleza y aparentemente sin intervención Divina. Pero esto es solo una ilusión, ya que las galaxias aparentemente no tienen nada que ver con nuestra vida diaria. Pero en verdad, sus órbitas en el espacio son producto de un decreto Divino; simplemente tienen una tarea estática que no cambia.

 

A diferencia de las estrellas y otras creaciones lejanas, el cambio diario dinámico es una indicación de la Divina Providencia. Fíjate cómo cambian nuestras vidas tan drásticamente día a día: un día, nos enfrentamos a problemas financieros. Al día siguiente, nuestros hijos ser portan mal. Luego enfrentamos una crisis de salud. Ningún día es igual al otro, porque Hashem está constantemente enviando a cada individuo los mensajes que necesita para estimular la corrección del alma.

 

La Providencia Divina desempeña un papel más importante en la salud de una persona que en cualquier otra área de la vida de una persona. Los dolores y las aflicciones del cuerpo y el alma son las herramientas principales de Hashem para que las personas corrijan lo que necesitan corregir, por varias razones:

 

Primero, la persona puede permanecer apática ante una variedad de otras pruebas y tribulaciones. Y no necesariamente hará introspección después de perder cien dólares. Sin embargo, pocos son capaces de ignorar algo que afecta directamente a sus propios cuerpos, como la enfermedad o las depresiones, por ejemplo. Esto es lo que le pasó a Job. Al principio, Hashem le dio a Satanás la licencia para probar y atormentar a Job, pero no para herirlo con una enfermedad.

 

A pesar de que Job perdió su dinero y enterró a sus propios hijos, no se quebrantó. Entonces el Satanás Le dijo a Hashem (Job, capítulo 2): “Una persona dará cualquier cosa por su propia piel. ¡Aflige a su carne y veremos si continúa bendiciéndote!”. El Satanás afirmó que ninguna prueba de fe es tan difícil como una enfermedad o lesión. La firme fe de Job se quebrantó una vez que todo su cuerpo se vio afectado por forúnculos infecciosos.

 

Por lo tanto, aprendemos del Libro de Job que las aflicciones corporales son el tipo de tribulación más difícil para el ser humano. En el momento en que una persona se enferma, el dinero y otras comodidades no son un consuelo. Por el contrario, hacen que uno se sienta todavía peor, porque no puede de todo eso. ¿De qué sirve una gran cuenta bancaria, diamantes y joyas para una persona con úlcera, diabetes y una afección cardíaca cuya dieta es muy limitada y ni siquiera puede disfrutar de una simple comida? ¿Y de qué sirve un cuerpo sano si una persona sufre de un alma atormentada? Esa es la razón por la que “estar sano”, que es la bendición más común en el idioma hebreo, es tihié barí. Dado que el ser humano se preocupa tanto por su salud, Hashem puede despertar fácilmente a una persona a través de ese medio. Por eso, el primero paso para buscar la curación de las enfermedades es hacer introspección y teshuvá (arrepentimiento sincero), recordando que todo proviene de Hashem y que todo es para bien y con un propósito. La conciencia de esta Divina Providencia y el fortalecimiento de nuestra emuná nos va a ayudar a curarnos mucho más rápido. Amén!

 

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1. María S.

3/25/2019

¡Gracias!

Magnífico escrito que nos dirige hacia la introspección: en el plano terrenal, ¿hay algo más valioso para la vida que la propia vida? Innegable es que la aflicción de la carne es una dura prueba, mas sobre esta podemos edificar nuestra “emuná”, confiando que, aunque desde la perspectiva humana no entendamos ciertas cosas, El Creador es bueno, y hace todo para nuestro bien…

2. María S.

3/25/2019

Magnífico escrito que nos dirige hacia la introspección: en el plano terrenal, ¿hay algo más valioso para la vida que la propia vida? Innegable es que la aflicción de la carne es una dura prueba, mas sobre esta podemos edificar nuestra “emuná”, confiando que, aunque desde la perspectiva humana no entendamos ciertas cosas, El Creador es bueno, y hace todo para nuestro bien…

3. Ana María Battaglia Gómez

3/19/2019

agradecimiento

Aumenta y fortaleces mi salud emocional y mi Emuna gracias Rabinol

Gracias por tu respuesta

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