Y por la mente, ¿cómo andamos?

Hace ya una década que se dio inicio a los estudios acerca de la fortaleza mental. Por esa época, las investigaciones se centraban principalmente en el área de la psicología de deportes. Los investigadores querían saber qué es lo que les pasaba por la mente a los atletas de máximo rendimiento. Se trataba de hombres y mujeres que a diario se desempeñaban a un nivel muy alto en toda clase de circunstancias difíciles, desafiantes o que pueden causar distracción. Al entender los componentes mentales que caracterizaban a los atletas de máximo rendimiento, los psicólogos querían desarrollar tácticas y estrategias de entrenamiento para posibilitar que otros atletas que no habían alcanzado el máximo de rendimiento pudieran también mejorar su desempeño.

Los investigadores descubrieron que los atletas de máximo rendimiento sobresalían en cinco áreas, que analizaremos a continuación, para beneficio de aquellos que desean mejorar su rendimiento personal como personas:

1. Inteligencia Afectiva (Emocional) – es la capacidad de controlar y regular las propias emociones y estados de ánimo en cualquier circunstancia dada, a fin de facilitar el buen rendimiento. En nuestro caso, nos vamos a concentrar en el desempeño social o en el desempeño en calidad de padres, parejas, personas de negocios, o personas que sirven a Dios. Nuestros sabios nos enseñan que las personas tienen una tendencia a estados emocionales negativos, tales como ansiedad, temor, tristeza y enojo, más que emociones positivas, tales como bienestar, confianza, alegría, optimismo y esperanza. Es por eso que la mayoría de nosotros tiene necesidad de aprender estrategias para poder conectarse con sus puntos fuertes y mantener las emociones positivas. Al enfocarnos en las emociones positivas  -tanto las que ya logró alcanzar como las que aún no-, las emociones negativas se debilitan en forma automática y finalmente desaparecen. El entrenamiento de Emuná se basa en la idea de que Dios le dio a cada persona ciertos puntos fuertes que tienen que ser ampliados y desarrollados. Vale decir que tratamos de mejorar aquello en lo que la persona es buena, en vez de “arreglar” aquello en lo que no es tan buena. No es que neguemos que la gente tiene “problemas”, limitaciones y problemas que hay que solucionar, sino que solamente los encaramos de otra forma: ayudando primero a la gente a que se sienta facultada y a que encare el tema con una actitud competente.

2.  El deseo (la voluntad) de alcanzar logros – es el deseo insaciable de mejorar en forma constante el propio rendimiento y lograr el éxito. Esta es probablemente la característica más importante de todas. El Rabino Arush habla con frecuencia de la importancia de la fuerza de la voluntad, diciendo que constituye la base para el buen desempeño en cualquier área de la vida. La gente con orientación espiritual se beneficia con aquellos ejercicios que las ayudan a distinguir su propia voluntad de la Voluntad de HaShem y la forma en que ambas se superponen. Hay muchas técnicas que el entrenador de emuná le puede enseñar a la persona.

 3. La Resistencia – es la capacidad de tolerar y sobrellevar las situaciones en las que uno tuvo resultados negativos en la vida debido a todo tipo de presiones, desafíos, desilusiones y pérdidas. La Torá nos enseña que los altibajos son inevitables. ¿Cómo podemos entonces aceptar los puntos bajos y aprovecharlos para poder tomar envión y subir más alto aún que antes de que nos cayéramos? Es evidente que la resistencia depende de la voluntad. La gente necesita incentivos y aliento para volver a comenzar o para retornar a HaShem. 

4. Control de la Atención – es la capacidad de controlar la propia atención y mantenerse enfocados durante un largo período de tiempo que contiene todo tipo de distracciones. Una forma de hacer esto es determinando qué nos es importante en la vida. Cuando la persona está segura de lo que quiere y sus objetivos en la vida de veras le importan, entonces se le puede enseñar a que se mantenga clavada en dichos objetivos en cualquier circunstancia. Cuando vivimos en conformidad con nuestros más preciados y más significativos objetivos, sentimos que tenemos un propósito en la vida. 

5. Creer en Uno Mismo – nos referimos a esa inquebrantable fe en la capacidad que tenemos de desempeñarnos en cualquier situación de la que se trate, sin experimentar dudas en ningún momento. El Rabino Arush explica que no basta con creer en Dios sino que también tenemos que creer en nosotros mismos y en nuestra capacidad de usar los recursos que nos dio Dios para poder tomar las decisiones correctas y vivir como es debido. El más grande enemigo de la persona son las dudas, que tratan de debilitar su motivación, su entusiasmo, su confianza y su auto-estima. El fin ulterior de las dudas es que la persona se aleje por completo de Dios. Es por eso que evitamos por todos los medios toda clase de especulaciones filosóficas: porque estas forman dudas en la mente de la persona.