Cómo Salvar una Vida en Dos Segundos

Rabí Yosef Itzjak Lerner, que es un brillante erudito de la Torá y además uno de los rabinos con los que tuve el privilegio de estudiar en la yeshivá Aish HaTorá, me contó una vez una historia verídica acerca de la Yeshivá de Lakewood, donde él estudiaba de joven. Y la historia es así: hace muchos años, uno de los estudiantes de la yeshivá, un hombre ya casado, estaba pasando por una época muy difícil en su vida. El problema es que a este joven hombre le daba mucha vergüenza contarles a sus amistades las dificultades que tenía y estaba cada vez más desesperado. Finalmente el pobre llegó a un punto en el que pensó que no tenía escapatoria y se sumió en la desesperación total, y se quitó la vida con sus propias manos.

El Rabino Lerner me contó que al pronunciar unas palabras de despedida en el funeral, que fue un shock total para toda la comunidad, el Director de la Yeshivá Lakewood se reprendió a sí mismo y reprendió a todos los presentesen voz alta, diciendo: “¿Quién sabe? ¡Tal vez podríamos haber salvado una vida! Si tan sólo uno de nosotros le hubiera puesto el brazo en la espalda o siquiera le hubiera sonreído, tal vez habríamos podido darle un poco de aliento y la fuerza de seguir viviendo”.

Jamás olvidaré esta historia. No tenemos idea de lo que una sonrisa es capaz de hacer en el otro. En verdad, una simple sonrisa tiene el poder de fortalecer al otro, de literalmente darle vida! Rabí Yojanan de la Guemará dice que sonreírle al otro es suficiente para revivirlo. Podemos decir entonces que al sonreírle a la gente, podemos pasarnos el día entero salvando vidas. Imagínense el paraíso que puede ganarse una persona con tan sólo sonreírles a los demás. La quinta Mishná del cuarto capítulo del Tratado Sanedrín afirma que la persona que salva una sola vida es como si hubiera salvado el mundo entero. ¿Acaso alguno de ustedes puede siquiera concebir la recompensa que recibe en el Cielo la persona que salvó al mundo entero? Pues bien: la persona que le sonríe sinceramente a los demás salva mundos enteros todo el día, todos los días del año. ¿Se imaginan el increíble Jardín del Edén que le aguarda a esa persona?

En las bendiciones sacerdotales decimos: “Que HaShem haga brillar Su rostro sobre ti”, lo cual significa: “que HaShem te ilumine la vida”. Cada uno de nosotros puede invocar esta maravillosa bendición a su vida iluminando el amor a los demás, pues la Guemará nos dice en el Tratado Sotá 8b que HaShem nos trata de la misma manera en que nosotros tratamos a los demás. Nuestros Sabios nos dicen que ofrecer una sonrisa es como hacer que brille el sol  -si puede iluminar el mundo entero, ciertamente puede iluminar la vida de la persona a la que le estamos sonriendo. Fíjense que buen convenio: ¡nosotros les sonreímos a los demás y HaShem nos sonríe a nosotros!

Fíjense qué pasa si le sonríen a un bebé – él les va a sonreír a ustedes. Póngale cara de triste y el bebé se va a poner a llorar. Vemos que este es un concepto muy profundo. De la misma manera, si uno les da a dos bebés exactamente los mismos nutrientes, pero a uno le sonríe y al otro le pone cara de triste, entonces el bebé al que le sonríe va a ser un bebé sano y el otro va a ser enfermo. Esto es algo que fue comprobado científicamente no sólo con los seres humanos sino también con los animales y las plantas.

Rabí Natan dice que el epítome de la alegría es cuando uno convierte la angustia del otro en alegría. Y se basa en el ejemplo que ofrece Rabí Najman en el LikuteyMoharán II:23: un grupo de gente contenta está bailando en una ronda, como se baila en los casamientos. Pero a un costado hay una persona triste apoyada en la pared mirando cómo bailan. Entonces los que están bailando lo toman de la mano y lo hacen entrar al círculo, forzándolo a que se alegre junto a ellos. El Rebe nos dice que hagamos precisamente eso: que hagamos entrar la angustia a la alegría de la vida. La pregunta es… cómo.

Si recordamos los tres principios que siguen, vamos a estar siempre felices y sonrientes:

1. HaShem nos ama; Él ama  a cada uno de nosotros.
2. HaShem hace todo para bien
3. No existe el mal en el mundo.

Supongamos que conoces a alguien que está pasando por un momento muy difícil en su vida. Tú vas, le sonríes y le dices: “No te preocupes; todo va a estar bien. HaShem no te va a abandonar. Espera un poco y ya vas a ver que todo va a salir bien”. Cuando le sonríes a esa persona, estás disipando las nubes que se juntaron en su vida. Haces que le brille el sol. Le das una nueva oportunidad de vida. Cuando le dices al otro que HaShem lo ama y que HaShem hace todo para su propio bien, el otro instantáneamente se pone contento. Y si encima le sonríes y le das una palabra de aliento, le estás iluminando el mundo y le estás salvando la vida, en apenas dos segundos!