El Miedo a los Animales

¿Acaso el miedo que el ser humano siente por los animales salvajes es algo innato o algo que puede superarse? Un artículo apasionante!

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 05.04.21

La Torá nos enseña que el hombre es el ser creado más importante de todos. Y por eso es que fue creado último. Los animales fueron creados como una forma de preparación para él, para que lo ayudaran a suplir todas sus necesidades, proveyéndole trabajo, alimentos, transporte, ropa, zapatos y mucho, mucho más. Tanto la Torá escrita como la Torá oral se refieren a los animales y a la relación que tiene el hombre con ellos. La Torá también analiza a fondo los derechos de los animales y la prevención de la crueldad con los animales. Y al igual que todos los demás seres creados, cada animal cumple un propósito específico.

De acuerdo con el Zohar, el propósito de cada creación es ayudar a fortalecer nuestra conciencia del Creador. La persona comienza a acercarse a HaShem apenas toma conciencia lo tremendamente limitado que es y el hecho de que depende del Creador para todo. Pero dado que los seres humanos se olvidan fácilmente de su verdadera proporción dentro del mundo, y debido a la arrogancia y el ego con que se perciben a ellos mismos, inflados como un globo, HaShem creó muchas formas de estimular el deseo de la persona de buscar la humildad y la emuná. Uno de estos estímulos es el reino animal, y en especial los animales que hay en nuestro medio. El miedo que siente el hombre por los animales enseguida desinfla su arrogancia y hace que su ego vuelva al nivel de humildad en el que debería estar.

A lo largo de mi vida he conocido a muchas personas que les tenían miedo a los perros. Solamente con ver un chihuahua o un pequinés les bastaba para ponerse a temblar del miedo. Hay otros, por más sorprendente que pueda parecer, que les tienen miedo a los gatos. Para ellos los gatos son como leopardos. Y hay otras personas más que les tienen fobia a los cuervos, los ratones, las ratas, las serpientes y/o los escorpiones.

Este fenómeno tan común del miedo que sienten los seres humanos por los animales nos recuerda nuestra propia futilidad, que es producto de que hemos abandonado la emuná, lo cual produjo una falta en nuestra imagen Divina. En realidad, dado que el ser humano fue creado según la imagen Divina, todos los animales, las aves, los insectos y los reptiles tendrían que temerle a él, y de hecho, él no tendría que tenerles miedo a ellos. Por ejemplo, el hecho de que la mayoría de la gente les tiene miedo a los animales salvajes no significa necesariamente que sea algo natural temerles. Si nuestra emuná fuera perfecta, ni siquiera tendría miedo de acercarse a animales predadores tales como los leones o los osos. Dado que el hombre es el súmmum de la creación, tiene el potencial innato de dominar a la Creación. El más mínimo miedo a cualquier criatura está indicando que su emuná todavía no es completa (véase Likutey Moharán I:15). Cuanta más emuná le falta a la persona, más se parece a un animal.

En el sexto día de la Creación, HaShem dice: “Hagamos al hombre a Nuestra imagen y Nuestra semejanza” (Génesis 1:26). Poco después, HaShem bendijo al hombre y a la mujer que había creado y dice: “Dominen a los peces del mar, las aves del cielo y todos los seres vivos que se mueven sobre la tierra” (íbid 28). Tenemos que preguntarnos a nosotros mismos: cómo se supone que tenemos que prevalecer sobre las aves del cielo y los peces del mar, qué es lo que le da al hombre la supremacía por sobre todo el reino animal, y en especial cuando muchas de las especies animales son más fuertes y más ágiles que el hombre?

La imagen Divina que surge de un ser humano erguido es lo que le da soberanía por sobre las aves, los peces y los animales. Porque por intermedio del ser humano, que es el súmmum de la creación, las demás criaturas alcanzar la rectificación de su alma y cumplen con su propósito en este mundo. Pero cuando el ser humano actúa como un animal en vez de en forma recta, entonces no sólo que pierde su soberanía por sobre las demás criaturas sino que incluso empieza a tenerles miedo.

Varias de las diez plagas de Egipto consistieron de animales y demás seres vivos, como en el ejemplo de las ranas, los animales salvajes y los piojos. Dado que los egipcios eran notorios por su promiscuidad, que es un comportamiento peor aún que el de los animales, HaShem quería demostrarles que los animales son capaces de prevalecer sobre ellos.

En marcado contraste con los lascivos egipcios, los grandes tzadikim (justos) siempre han ejercitado un control total sobre los animales más feroces y más salvajes. Daniel, por ejemplo, salió ileso de la guarida de los leones hambrientos y feroces. Un grupo de crueles cuervos le llevaron alimentos al Profeta Elías. El Rey David siendo apenas un adolescente dominó a un oso y a un león. El rey de Marruecos mandó a arrojar al Rabino Jaim Ben Atar a la guarida de un león pero en presencia del gran tzadik, los leones se pusieron a ronronear como gatitos. Rabí Yaakov Abujatzira se encontró con un león en el desierto; el león llevó al rabino sobre su lomo al lugar donde tenía que ir. La mujer shunamita sabía que el profeta Elisha era un verdadero tzadik, pues a pesr de que el hecho de que había muchas moscas en esa zona, en ningún momento las moscas se acercaron a la habitación de Elisha.

Rashi analiza el concepto mencionado de la capacidad que tiene el hombre de prevalecer por sobre todo el reino animal. Él enfatiza que el poder del hombre proviene de una fuerte emanación de luz Divina que se refleja del alma de un individuo justo. Pero si la persona vive una vida de arrogancia y de herejía, acaba hundiéndose por debajo del nivel animal y que ellas lo controlan. El temor que siente el hombre por los animales y demás seres vivos es un recordatorio de que él necesita fortalecer su emuná.

Dado que el reino animal está designado para someterse al hombre, cuando no se somete a él, entonces el hombre debe corregir la falta en su imagen Divina. Es por eso que el Rey Salomón enseña que cuando a HaShem Le resultan agradables, hasta sus adversarios se reconcilian con él. En otras palabras: cuando la persona anda por el sendero de la rectitud, incluso seres molestos y fastidiosos como las moscas y los mosquitos no se le acercan. De hecho, la persona recta que tiene emuná le tiene igual de miedo a un león que a un mosquito. ¡Ojalá podamos alcanzar un nivel así! Amén!
 
 
   
 

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1. LIDMAN Antonio Gonzalez

2/17/2021

Que gran enseñanza…hoy comprendo,como mis gatos cumplen una función en mi vida Shaloom

2. celia

2/23/2014

muy interesante Me agradó mucho el artículo. Gracias al Rabino Shalom Arush!

3. celia

2/23/2014

Me agradó mucho el artículo. Gracias al Rabino Shalom Arush!

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