Indignación

Ben Hecht fue uno de los más prolíficos guionistas de Hollywood, pero más que eso, fue un judío que odiaba la injusticia y se burlaba de la “corrección política”…

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Howard Morton

Posteado en 05.04.21

Ben Hecht falleció hace ya cincuenta años.

Lo descubrí cuando yo todavía era un aspirante a guionista tras graduarme de la universidad. Me sentía muy identificado con él. Los dos veníamos del mediooeste de los EEUU y los dos éramos judíos asimilados. Y al igual que Hecht, yo también había ido a Hollywood a escribir películas.

Sólo que Hecht se había convertido en el guionista más exitoso y más influyente en la historia del cine norteamericano. Durante la Era Dorada de Hollywood de la década del ’30 y el ’40, él creó el primer film de gangsters, inventó la comedia de enredos y escribió o bien colaboró en decenas de clásicos de Hollywood, incluyendo Lo que el Viento se Llevó, Primera Plana, El Precio del Poder y muchas de las películas de suspenso de Hitchcock.

Últimamente estuve pensando mucho en Ben Hecht, no en el legendario guionista, sino en Ben Hecht el judío. La verdad es que él no se identificaba como judío, eso es hasta que tomó conciencia del antisemitismo. Y esa conciencia fue creciendo hasta convertirse en total indignación. Y en 1943, su indignación estaba literalmente hirviendo, cuando más de tres millones de judíos ya habían sido masacrados en Europa y nadie hacía nada para poner fin a este ultraje.
 
Así fue como con su pluma y su máquina de escribir, Hecht tuvo el coraje de usar su prolífico talento y su gran talla de escritor para ser el “Shakespeare de Hollywood” para concientizar al presidente Roosevelt y al pueblo norteamericano de la sistemática aniquilación de judíos a cargo del régimen Nazi, y la desesperante necesidad de rescatar a los judíos.

En febrero de 1943, el ReadersDigestpublicó un apasionado artículo: “Recuérdanos”, alertando a los norteamericanos respecto al inconcebible destino que estaban enfrentando los judíos del otro lado del Atlántico. En ese mismo mes, el New York Times le publicó un artículo de toda una plana y este fue el titular que él eligió:

EN VENTA PARA LA HUMANIDAD
                    70.000 JUDÍOS
SERES HUMANOS CON GARANTÍA DE A 50 $ POR UNIDAD

Un mes más tarde, completamente frustrado por el hecho de que el gobierno de Roosevelt no había logrado salvar ni a un solo judío y su “indignación por los temores de Hollywood de ofender a los mercados europeos”, Hecht escribió “Jamás moriremos”, una obra histórica acerca del antisemitismo y el Holocausto,  que todavía tenían plena vigencia.

Y así escribió: “Mi indignación no es por los pobres inocentes que fallecieron indefensos sino por aquellos que los masacraron. Aunque llegue a vivir cien años, siempre recordaré a estos alemanes…”.

Sin tener en cuenta lo que hoy se ha dado a llamar “corrección política”, él no tenía miedo de llamar por su nombre al enemigo y enfocar con un proyector sus crímenes. Hecht no perdió tiempo y dijo de plano que era toda Alemania, y no solamente una facción sedienta de sangre de sádicos nacional socialistas, la que había salido a luchar contra los judíos en un asesinato en masa marcado por un nivel de brutalidad y eficiencia sin precedentes.

Hoy ya pasaron siete décadas desde ese momento. Y mientras nos vamos aproximando al quincuagésimo aniversario del fallecimiento de Ben Hecht, me pregunto de qué manera él, como si fuera un personaje de sus propios guiones, reaccionaría si por una de esas cosas se despertara hoy, en 2014, y viera lo que fue de Alemania y lo que fue de los judíos.

Con ojos del siglo veinte, Hecht vería a la Alemania contra la que tanto luchó con su pluma y su máquina de escribir en el año 1943 convertida en el país con mayor popularidad del mundo entero, de acuerdo con una encuesta realizada por la BBC el pasado mes de mayo. También vería que Israel, el único país judío de todo el mundo, había casi tocado fondo en esa misma encuesta, superando únicamente a Korea del Norte, Pakistán e Irán en nivel de popularidad mundial.

Y vería que MeinKampf, el manifiesto antisemita y asesino de Hitler, se transformó ahora en un best-seller tanto en Amazon como en iTunes y un verdadero éxito en internet, de acuerdo con la cadena de noticias Fox.

¿Qué más vería Hecht a apenas unas cuantas décadas de distancia de su propia época?

Vería a Jonathan Pollard, un judío acusado de ser espía en los EEUU a favor de Israel, encarcelado en una prisión norteamericana hace casi 30 años (por un crimen que incurre una pena máxima de 10 años) cuando por otra parte hace poco se reveló que las agencias de inteligencia de los EEUU han estado espiando en contra de los aliados de los EEUU.

Y también vería la enorme presión internacional para que Israel se desmantele a sí misma hasta desaparecer.

Como en un flash del pasado (que dicho sea de paso es uno de los métodos cinematográficos más usados), nuevamente volvería a ser testigo de violentos episodios de antisemitismo resurgiendo peligrosamente a la superficie a niveles que no se habían visto desde la Segunda Guerra Mundial, y en especial en Europa y en el Medio Oriente.

La indignación puede ser algo bueno. Por ser lo opuesto a la apatía y el letargo, la indignación puede llevarnos a tomar acción. Y aquel artículo del año 1943 de Ben Hecht puede servir de modelo, porque incluso a riesgo de perder su carrera y convertirse en un alienado, Hecht lo usó como medio para despertar a una población que no podía (o no quería) oír las llamadas de atención sonando a su alrededor.
 
Hoy en día podríamos hacer uso de un poco de aquella indignación, y en especial con las crecientes llamadas de atención que se producen en forma constante. Y aún más: podríamos como un poderoso catalista para difundir la emuná, para hacer teshuvá (retornar a Dios) y para la plegaria apasionada, rogándole a nuestro Padre en el Cielo que nos ayude y que nos tenga compasión. Porque en la época histórica que nos tocó vivir, verdaderamente nos conviene aprovechar toda la ayuda y la compasión Divina que podamos obtener.
 
 

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1. Marcos

2/16/2014

Muy interesante totalmente de acuerdo con Howard.

2. Marcos

2/16/2014

totalmente de acuerdo con Howard.

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