La Marcha del Orgullo

La Marcha LGBT de “Tolerancia al Orgullo” se realizó por las principales calles de Jerusalém reclamando los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales. Entre fuertes medidas de seguridad las cerca de veintidós mil personas, desfilaron su lascivia desvergonzada, protegidos por 2.500 policías en tanto que otros miles de valientes protestaron por tal insolencia que revienta los principios ideológicos y respeto a una sociedad judía moral, cuyo único deseo es la observancia de la TORA.

Si revisamos la definición de orgullo, encontramos que es la misma soberbia en el sentimiento más alto de valoración de uno mismo, por encima de los demás. El deseo de ser preferido por otros, la vanidad propia del yo o ego, la altivez, altanería, arrogancia en su máximo descaro.   

¿Y con esto hay que ser tolerantes?

Cuando las personas reclaman derechos, su torcido rumbo es en realidad la súper valoración del yo, no importando nadie más. Forman entidades que les certifique dichos derechos sin consideración alguna a los valores de la sociedad que desean vencer. Por tal razón, los judíos no tenemos derechos, tenemos obligaciones: la obligación de ser temerosos del Creador, del cumplimiento de los Mitzvots, de respetar al prójimo, del estudio de la Torá, de la santificación de Shabbat y las festividades, de vivir en la tierra de Israel, de ser felices y agradecidos con el Eterno que nos provee de todo y quien nos sacó de Egipto.

Si analizamos con detenimiento, encontramos que esta es la guerra por Jerusalem, la batalla de la Kedusha (santidad) vs la tuma (impureza). La teshuva (arrepentimiento) que Am Israel está haciendo hoy es impresionante, nunca antes vista: cada vez más miles de judíos regresan a la observancia de la Tora, dejando atrás la vida asimilada de las naciones extrañas, cientos de miles de personas haciendo aliá (retorno) a Eretz (la Tierra Santa). Todo esto solo nos confirma que el tiempo de Mashiaj es ahora. 

El hambre del mundo por el conocimiento del Creador y la Tora es masiva, tal como lo dijo el profeta:

“He aquí que se aproximan días, dice el Eterno Di-s, en que Yo enviaré una hambruna por toda la tierra. No hambruna de pan o una sed de agua, sino de escuchar las palabras de Di-s (Amos 8:11).

El Rabino Yejiel Weitzman explica, en su libro -El Exilio Ismaelita- que 51.500 personas regresaron a la observancia toraica en un periodo de 6 años entre 1989 y 1995 de acuerdo con los datos entregados por el Instituto Dafna, cifra que a la fecha es superada ampliamente y que es una muestra certera de lo dicho en (Devarim 30:1-2,10).

 “Y será cuando todas estas cosas te sucedan, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, que reflexionarás entre ellas entre todas las naciones a las que el Eterno, tu Di-s te habrá echado. Y retornaras a Di-s y escucharas Su voz de acuerdo con todo lo que Yo te ordeno hoy, tu y tus hijos, con todo tu corazón y toda tu alma….. Pues escucharás la voz del Eterno tu Di-s, Sus preceptos y Sus estatutos que están escritos en el libro de la Torá. Pues regresarás a el Eterno, tu Di-s, con todo tu corazón y con toda tu alma".

En la parashat Ekev encontramos, 
“ Y será que si escuchan estas leyes y las guardan y cumplen, El Señor, tu Di-s te guardará el pacto y la misericordia que juró a tus padres” (Devarim 7:12)

Tishmeun (“escuchan”) está escrito en plural, haciendo referencia a muchos oyentes. El objeto de Veshamar Hashem Eloheja leja (“El Señor tu Di-s te guardará”) está en singular haciendo referencia a un solo receptor. El principal camino para alcanzar la Divinidad es mediante los “muchos”, pues todos y todas las cosas se unifican. Una vez que están unidos, podemos tomar nuestras bendiciones individuales (Likutey Halajot II, p.76-39ª). 

Debemos unirnos como sociedad, luchar por la herencia toraica de nuestros patriarcas y desligarnos de la mentalidad de las naciones. Somos judíos y cuando hacemos teshuva volvemos a nuestro Padre Celestial, beneficiamos la familia hebrea y al mundo en general. Que el Creador nos continúe ayudando en este propósito, y logremos erradicar la impureza, dando manifestación a la kedusha, la revelación de Mashiaj y la reconstrucción del Sagrado Templo.