La rueda incesante

En estos días, todo el mundo tiene Facebook. Facebook te hace pensar que es posible, y hasta deseable, estar en contacto con cada familiar lejano y cada amigo que tuviste desde primer grado. Facebook te dice que tienes que buscar a cada maestro, cada profesor, cada colega de trabajo, cada conocido que conociste alguna vez en tu vida y que tienes que invertir tiempo en ellos.

Si eliges creer en Facebook, estás tratando de hacer lo imposible – porque el día tiene solamente 24 horas y si vas a llenarlas con “Pablito” del campamento de verano de hace treinta años, entonces nunca vas a tener tiempo para ti mismo, ni para tu cónyuge, ni para tus hijos. Nunca vas a dormir. Nunca más vas a preparar comida casera. Estás eligiendo estar en contacto con más y más personas, pero toda esa “inmensa variedad de elección” te está destruyendo la vida real.

A primera vista, parece ser una gran idea. Pero en el mundo de la emuná, siempre tratamos de ver más allá del “brillo” externo a ver qué se oculta detrás de tanto fulgor. En realidad, el Instinto de Mal nos está diciendo que debemos aspirar a alcanzar objetivos imposibles que nos hagan caer y nos mantengan tan ocupados corriendo tras “lo próximo” que nunca disfrutamos o siquiera vivenciamos el momento que estamos viviendo ahora.

Si miramos alrededor y nos fijamos adónde nos está llevando todo esta locura de “multitareas”, nos damos cuenta de lo deshumanizante que es todo esto.

Traté de hablar con un abogado de 92 años acerca del libro del Rabino Shalom Arush “En el Jardín de la Fe”, que describe la forma en que podemos bajarnos de la rueda y entrar al mundo de la emuná, pero tuve que parar. El cerebro le seguía dando vueltas con tanta fuerza que el anciano tenía miedo de oír que las cosas podrían haber sido diferentes muy fácilmente. Y no es el único. En otra ocasión le pedí a un hombre de 90 años que sufría de ansiedad que cerrara los ojos y se relajara y él me dijo que no se atrevía. Dijo que jamás en toda su vida había tenido un momento de calma y que no iba a empezar precisamente ahora.

Otra de mis pacientes me dijo que toda esa terrible tensión era lo único que la mantenía en pie. Por supuesto que estaba equivocada. Todos ellos estaban equivocados, atrapados en el terrible error y la falsa creencia que los había tenido corriendo en esa rueda incesante durante varias décadas. Lo único que les faltaba era el coraje de ver que si se esforzaban un poquito, ellos también podían saber qué es lo que mantiene a la gente en pie cuando sienten que están por desfallecer. La emuná, que es el poder del crecimiento, está a disposición de cada persona, a cada momento, en cada lugar.

En vez de preocuparse por el mercado de valores, la depresión global, el tiempo loco, podrían empezar a obsesionarse con la preciosa brisa que sienten cuando salen a dar una vuelta, o con lo bien que se sintieron cuando vieron por primera vez a sus hijos dar sus primeros pasitos – que son todos pensamientos obsesivos que podrían ponerlos de muy buen humor…

Muchos de nosotros hemos perdido la capacidad de ser felices. Estamos estancados en un mundo que refuerza la negatividad, tanto a través de lo smedios de comunicación como nuestra propia mala inclinación. Pero podemos invertir todo esto aprendiendo a identificarnos con nuestras almas, que son la cordura, en vez de conectarnos todo el tiempo con el cuerpo, que nos lleva a la locura. Una de las claves para poder ser feliz y tener éxito es escuchar a nuestros líderes, nuestros “especialistas en felicidad”, y en especial, el Rabino Shalom Arush. Si él nos dice que no trabajemos tantas horas extras y que en lugar de eso pasemos más tiempo con la familia, entonces hagámoslo! Dejemos todas las excusas y démosle las gracias a Dios de que ellso todavía quieren hablar con nosotros a pesar de todas las veces que los ignoramos…