Qué buen bife!
La reencarnación es uno de los principios básicos del judaísmo. Y si no me creen, pregúntenle al pavo y al novillo…
La reencarnación es uno de los principios básicos del judaísmo. Se enseña que desde el Cielo se nos da otra oportunidad para corregir las transgresiones del pasado si todavía no las corregimos en vidas anteriores. Esto tal vez suene simpático, y puede hacer que mucha gente actúe con cierta complacencia, pero no se dejen engañar. El hecho de que se nos dé otra oportunidad para rectificar las faltas no significa que las situaciones sean idénticas a las anteriores. De hecho, en la próxima vida se nos pone en una situación de desventaja. Y si no me creen, pregúntenle al pavo y al novillo.
A continuación dos historias que enfatizan en forma vívida la importancia del recato:
Historia 1: había una vez un grupo de hombres rezando en la tumba de un tzadik (no recuerdo quién) cuando de pronto un grupo de pavos salvajes cayeron sobre la tumba y empezaron a hacer todo un alboroto con los ruidos que hacían y con las alas. Los hombres trataron de alejarlos del lugar pero ellos continuaban volviendo a la tumba. Parecía como si ellos también quisieran tener la oportunidad de rezar en la tumba de un tzadik. La pregunta es para qué. Finalmente, la señora del rabino se dio cuenta de la razón (por supuesto: yo siempre digo que las mujeres son las más inteligentes…).
La señora se dio cuenta de que los pavos tenían un aspecto muy raro. Alrededor de los ojos tenían grandes círculos de color azul turquesa y las barbillas (me refiero a la piel que le cuelga de la garganta) eran de color rojo oscuro. Estos son colores muy inusuales en los pavos, y obviamente debía haber algún motivo para que fueran así.
La mujer se puso a pensar y después de un rato le vino a la mente la respuesta: estos pavos eran reencarnaciones de almas de mujeres que eran muy vanas y soberbias que se fijaban demasiado en su aspecto externo. En su vida pasada, estas mujeres muy probablemente eran muy bellas y dedicaban demasiado tiempo – y demasiado dinero- a resaltar su belleza. Eso probablemente había provocado que muchos hombres las miraran y las desearan y es posible que hubieran destruido muchos matrimonios. Es por eso que tenían que reencarnarse con rostros pintados, si bien de forma bastante humillante, a fin de poder corregir sus transgresiones del pasado.
Una vez que la mujer del rabino les prometió a los pavos que iba a rezar por ellos, estos dejaron al grupo en paz, como por milagro, y se fueron.
Historia 2: Esta historia la tomé de una charla muy especial dada por el Rabino Zejaria Wallerstein, quien solía viajar bastante por cuestiones de negocios y en uno de sus viajes llegó a Texas. Sus anfitriones sabían que él era una persona religiosa y que no frecuentaba bares ni restaurantes que no fueran kasher, así que no sabían de qué forma entretenerlo. Entonces se les ocurrió la brillante idea de llevarlo a una subasta de ganado… ¡eso sin lugar a dudas iba a ser una gran novedad para él!
Y así fue como una noche el rabino se encontró en medio de un estadio colmado de gente transpirando profusamente, probablemente el único judío religioso, sin entender para qué HaShem lo había puesto en una situación semejante. Con mucha pompa ceremonial, el show finalmente comenzó. Un cowboy condujo a un enorme novillo al centro del escenario mientras la gente gritaba y ovacionaba. Sin demora comenzaron las apuestas. El subastador incitó a la multitud gritando: “¡Miren qué cogote! ¡Miren qué muslos!”. Después midió al novillo desde todos los ángulos – el ancho del muslo, la pechuga, la grasa del cuello… etc. Los apostadores estaban como locos.
Rabí Wallerstein pensó que estaba como en otro mundo. Incluso se le ocurrió que todo eso no era más que una alucinación. ¿Era posible que todavía se encontrara en New York y que alguien le hubiera puesto alguna droga en la taza de café?
Pero no – esto de veras estaba sucediendo. Mirando incréduulo cómo una vaca pasaba después de otra por la misma experiencia de ser el centro de todas las miradas, todavía no lograba entender para qué lo habían puesto en tal situación. Después de todo, HaShem no hace nada sin un propósito… ¿no es cierto?
El instante en el que realmente pensó que se volvía loco fue cuando hizo contacto visual con uno de los novillos y vio que… estaba llorando!
Incluso tiempo más tarde, aquella experiencia le quedó fresca en la memoria y continuaba acosándolo. Finalmente se le encendió la lamparita – una multitud de hombres… ovacionando… silbando ante el novillo que estaba parado en el centro del escenario… mientras le medían el cuerpo y se lo examinaban desde todos los ángulos posibles… la humillación en sus ojos…
¡Ay, Dios mío! El novillo era la reencarnación de una mujer que usaba su atractivo físico para obtener la atención de otros hombres! Imagínense – una mujer yendo por la calle con ropa ajustada que pone de realce cada curva de su cuerpo… y los obreros (o los cowboys) silbándole y mirándola y ella con el ego por las nubes…
¿Les suena demasiado tirado de los pelos? ¿Ciencia ficción? ¿Propaganda machista?
A mí no me parece. El judaísmo, el verdadero judaísmo de Torá, es la religión más pro-feminista que conozco.
Queridas señoras: toda la idea de que se cubran el cuerpo es para mantener su santidad y para que sea especial para un solo hombre. ¿De veras les parece que vale la pena maquillarse todo el rostro cuando esto puede causar la destrucción de un matrimonio? A veces no nos damos cuenta de los efectos a largo plazo de cada cosa que hacemos.
Porque al fin y al cabo, ¿qué diferencia hay entre una mujer con tacos altos y pantalones ajustados paseándose por la calle y el novillo parado en medio del estadio?
Los hombres miran a ambos y piensan lo mismo: “Qué buen bife!”.
5/30/2016
Existen muchos libros acerca del tema de la reencarnación, pero solamente los encontré en inglés o en hebreo. Puedes leer las Puertas de la Reencarnación, del Santo Arizal, el sabio que enseñó Kabalá. También puedes leer El Camino de Dios, Derej Hashem, de Rabí Jaim Luzzatto. En el Sitio de Jabad Lubavitch puedes consultar estos artículos: