¡Ser Lo Que Somos!

Cuarenta y nueve días de deshacer y rehacer. Cuarenta y nueve días de re-aprendizaje. Y aquí estamos, hoy, al igual que antes, a las puertas del Monte Sinaí...

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Daniela Lowinger

Posteado en 05.04.21

Cuarenta y nueve días de deshacer y rehacer. Cuarenta y nueve días de re-aprendizaje. Y aquí estamos, hoy, al igual que antes, a las puertas del Monte Sinaí

Ser lo que somos

Cuando escucho la palabra misionero/a, mi mente vaga entre las películas de Hollywood donde alguna actriz vestida de monja va a África a salvar huérfanos o enfermos, la imagen de la Madre Teresa de Calcuta o quizás más atrás, a la colonización española y portuguesa y a los libros de historia de América, adonde la Iglesia enviaba a cientos de curas a "salvar" a los salvajes habitantes del nuevo mundo. Hasta hace poco, la palabra me sonaba a algo negativo.

Pero al reflexionar sobre el significado real de la palabra, eso me transporta a nuestra historia, a nuestra herencia.

Aquí estamos, aproximadamente 3750 años atrás, caminando en el desierto. alejándonos del Egipto territorial, y de nuestro Egipto espiritual. Cada día dando un paso que nos acerca más a nuestra tierra y a nuestro destino. Cada momento subiendo un escalón más hacia nuestro "refinamiento" individual.

Cuarenta y nueve días de deshacer y rehacer. Cuarenta y nueve días de re-aprendizaje. Y aquí estamos, hoy, al igual que antes, a las puertas del Monte Sinaí de entonces, seiscientas mil almas transformadas en unos cuantos millones, esperando escuchar y ver la revelación tan prometida por Moshé. Algunos, esperando algo nuevo, sin saber que nada nuevo vendrá, ya que todo ya ha sido revelado cuando recibimos la Torá. Lo que será nuevo para todos nosotros, será la forma en que escucharemos y veremos. Con nuevos ojos y nuevo corazón. Aunque si quisiéramos, realmente quisiéramos, podríamos ver, escuchar y entender el mensaje del Sinaí hoy. Es sólo cuestión de desenrollar la Torá y estudiarla.

Nuestro mensaje de ayer, de hoy y de mañana está allí. En la misma Torá que Moshé bajó de Har Sinaí, está en nuestra historia, la que nos hace saber hoy lo que fuimos ayer. Y nuestra misión; la que nos dice hoy lo que tenemos que hacer hoy y mañana. Ambas cosas son relevantes para nosotros. Nuestra historia de ayer es lo que hoy nos indica que estamos en el camino correcto. Nuestra misión es la que nos muestra el camino a seguir para alcanzar por fin la Redención.

Cuando pienso en lo que fue el día cincuenta de la Cuenta del Omer en la época de Moshe Rabeinu, me digo a mí misma, que éste fue el momento en que nosotros, los judíos, nos volvimos los misioneros del mundo.

Fue al recibir los 613 Preceptos que se les dio un sentido a nuestras vidas, tanto a nivel personal como comunitario. Fue el instante en que se nos prometió la eternidad como pueblo, porque se nos dio una misión. Fue el momento en que Di-s nos dio la responsabilidad de dirigir su mundo por el camino que Él había diseñado. Fuimos escogidos como los capataces de una obra maestra por el Arquitecto del Universo. 

La Torá le enseña a cada judío a vivir su relación consigo mismo, con su prójimo y con Di-s. Me parece que muchos de nosotros tenemos claro lo que implica el cumplimiento de los Preceptos. O por lo menos, la lista está allí, y hay miles de libros que explican todos sus detalles. Lo que me parece que no tenemos tan claro es el concepto de nuestra misión. Estamos enfrascados en cómo seguir los mandamientos pero perdimos de vista el sentido de misión. De que estos pasos que damos a diario deben llevarnos a la Gueulá – la Redención. Se nos olvida que no seremos solamente nosotros los que viviremos en la era mesiánica. Todos tendremos el mérito de llegar a ese momento; aquél de barba y sombrero, y aquél de cabello largo y arete en la oreja o la nariz; el creyente y el incrédulo; el judío y el resto de las naciones. Todos llegaremos allá. Pero para eso, tenemos que entender que tenemos que ser "una luz para las naciones" y para nuestros correligionarios. Nuestros actos y nuestras palabras deben reflejar la Torá de Moshé, porque si no, no habremos cumplido con nuestro propósito.
 
En mi mente, la palabra “misionero” cambia totalmente de sentido. Misioneros somos todos. Somos todos los judíos descendientes de las 600.000 almas que vieron a Moshé descender del Monte Sinaí con un par de tablas en los brazos. Es nuestra generación la que frente a una humanidad tan falta de rumbo debe indicar el camino. La que debe iluminar a los hombres en los mandamientos de HaShem, a través de las siete leyes de Noé. Y a nuestras comunidades judías a través del estudio de la Torá y del cumplimiento de los Preceptos.

El día de Shavuot, 5771, escucharemos los Diez Mandamientos, como si fuéramos nosotros los que los estamos recibiendo de Moshé, y tengo la esperanza de que esta vez toda la humanidad escuchará los primeros dos Mandamientos con sus ojos y los verá con sus oídos y no se asustará, porque habrá entendido por fin la verdad: ¡HaShem es Uno!

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1. Alfredo Burgos

10/28/2015

Un nuevo concepto de misionero

Me agrada y me da paz saber que hay personas como Daniela Lowinger que nos amplían el conocimiento acerca del camino a la eternidad.

2. Alfredo Burgos

10/28/2015

Me agrada y me da paz saber que hay personas como Daniela Lowinger que nos amplían el conocimiento acerca del camino a la eternidad.

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