Una Fachada Vacía

A veces el aspecto de una persona nos da vuelta la cabeza, pero díganme la verdad: ¿cuántas veces esa misma persona resulta ser vacía, banal e insoportablemente superficial?

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Rajeli Reckles

Posteado en 05.04.21

A veces el aspecto de una persona nos da vuelta la cabeza, pero díganme la verdad: ¿cuántas veces esa misma persona resulta ser  vacía, banal e insoportablemente superficial?

Desde que nos mudamos a Israel, he visto un montón de cosas muy raras. Una de las más extrañas y más cómicas son las personas que llevan carritos de compras. Estos carritos tienen una especie de vida propia – son como caballos sin domar que quieren ir en cualquier dirección que se les antoje y a los que no les importa en lo más mínimo lo que quieren hacer sus dueños. Es algo comiquísimo ver cómo la gente (yo incluida) va empujando sus carritos en forma diagonal con todas sus fuerzas, esforzándose por mantenerlos en la dirección indicada…

La otra cosa que me parece súper extraña es el proceso de construcción de edificios aquí en Israel. En la ciudad en la que vivo, las sinagogas son como Starbucks -hay por lo menos una en prácticamente cada esquina. El fenómeno es que cada sinagoga se abre al público mucho antes de que la fachada esté completa. Muchas veces me pregunté por qué tardaba tanto en completarse la construcción de una cierta sinagoga, y al final me di cuenta de que hacía ya mucho que estaba en funcionamiento. Pero mirando desde afuera, uno jamás se lo habría imaginado: todavía se ve el cemento y hay tubos y cañerías saliendo de las paredes y además alrededor hay montones de escombros. Esto puede continuar incluso años, sin que aparentemente les moleste a los congregantes.

Yo me quedé perpleja: no lograba entender por qué construían un edificio de esta manera, pero entonces mi marido me explicó que en realidad sí tenía sentido. ¿Por qué van a esperar a que todo el edificio esté acabado para empezar a usarlo? Lo importante es que se puede usar. El aspecto es algo secundario.

Yo me quedé pensando ¿y saben qué? ¡Tenía razón! (¡Él siempre tiene razón!) Entonces me puse a pensar en todos los edificios que había visto erigirse con el boom de la construcción hace varios años en el Sur de Florida. Parecía como si de la noche a la mañana de repente ¡puf! se levantaba un edificio como si fuera una casa inflable. Uno después de otro, los edificios iban brotando mágicamente a lo largo de la costa de Miami Beach como si les hubieran dado de comer alguna clase de abono de Crecimiento Mágico para plantas o algo así… ¡Hubo incluso algunos edificios que alcanzaron los cincuenta pisos en menos de una semana! Que a mí no me digan que esos edificios no recibieron esteroides….

Cuando el edificio de departamentos de mis padres estaba casi listo, por adentro el suelo era de cemento y las paredes, de cal, hueco y vacío, sin nada. Pero por afuera, ¡guau! ¡qué lujo!

Hoy, mientras pasaba por la sinagoga, sin poder evitar maravillarme ante este fenómeno, me puse a pensar en la básica diferencia que existe entre la cultura israelí y la cultura occidental. En la cultura occidental, el enfoque se pone en el aspecto exterior. Nos atraen las personas buenas mozas, los lugares atractivos, los animales simpáticos, en realidad cualquier cosa que sea atractiva y linda. El aspecto de la persona es la principal razón, y a veces la única razón, por la que nos ponemos a hablar con ella en un marco social. A veces el aspecto de una persona nos da vuelta la cabeza, pero díganme la verdad: ¿cuántas veces pasa que al final esa misma persona resulta ser superficial y para nada interesante? ¿Que simplemente no es una persona real?

Es posible que una persona sea la más atractiva del mundo, hasta que llegas a conocerla. Tal vez te saluden con la más grande sonrisa cada vez que te ven, pero ¿cuántas veces al final te diste cuenta de que la persona que tú pensabas que era y la persona que resultó ser eran dos personas completamente distintas? Esto se pone de manifiesto más que nada en el mundo del noviazgo, en que cada hombre es el Príncipe Azul hasta que Cenicienta le pide más, y entonces él se transforma en el Monstruo de la Laguna Azul, desapareciendo en el instante mismo en que la relación se torna demasiado seria para su paladar. ¿Y qué me dices de la jovencita que es como tu segunda mamá cuando te pones de novio? Ella te atiende, te cocina, y hasta te lava la ropa y te arregla la habitación, pero una vez que te enganchó, ¡eres tú el que tiene que servirla día y noche!

Ahhhh… la consabida técnica del “tira el anzuelo y cambia de rostro”.

Se suele decir “lo que importa es cómo es la persona por dentro”. Seguro. Ese debe ser el refrán más usado y más mentiroso de todo el mundo. Ah no! Este otro también: “¡Yo de ninguna manera voy a subir los impuestos!”. Son todas palabras vacías, igual de vacías que la gente que las dice…

No sé qué es lo que nos detiene y evita que mostremos quiénes somos verdaderamente. ¿Por qué no podemos decir lo que sentimos, y en especial cuando estamos disgustados? ¿Por qué pretendemos que todo está perfecto y continuamos sonriéndole a esa persona que nos está haciendo poner los pelos de punta? ¿Acaso es tan pero tan difícil decirle “No. No me gusta lo que estás haciendo”? Damos vuelta tratando de demostrarles a todos que todo es perfecto, que nuestras vidas son un cuento de hadas…

En Israel ocurre exactamente lo contrario: la gente tiene CERO tacto y no tiene el más mínimo problema en decirte la verdad en la cara. ¡Dos perfectos extraños pueden pasar de ser los mejores amigos a ser completos enemigos y otra vez los mejores amigos en apenas tres minutos! Si alguien se enoja contigo, te lo va a hacer saber en los términos más claros y hasta te puede dar una bofetada y si le caíste bien a alguien, no hay nada que no esté dispuesto a hacer por ti.

Yo creo que lo mejor es estar en el medio. La sinceridad es buena pero también es bueno tener tacto y consideración por los sentimientos del otro. Yo no sé si ese camino intermedio alguna vez existirá en alguna de las dos culturas pero yo estoy contenta con lo real de esta cultura. Si estás cansado de la fachada vacía a la que llamas realidad (por falta de un mejor término), entonces es momento de que empieces a pensar seriamente en la posibilidad de venir a vivir a la Tierra de Israel. Es mucho más fácil vivir en una sociedad en la que la verdad es valorada, si bien a veces eso duele.

Otro aspecto de la realidad que a mí me encanta acá en Israel es que la mayoría de la gente no trata de impresionar a los demás. Todos sabemos perfectamente que en los EEUU, por ejemplo, el 99 % de la gente se la pasa manejando autos último modelo cuando en realidad no tienen dinero y todo, pero absolutamente todo lo compran con tarjeta de crédito, hasta una taza de café… La gente da vueltas vestida como si tuviera un millón de dólares cuando en realidad un millón de dólares es lo que debe…

Es por eso que yo me siento tan bien acá en Israel. Yo soy una persona extremadamente aferrada a sus ideas y no estoy tratando de ganar ninguna encuesta de popularidad. Además, mi mamá siempre me dijo que nunca supe mentir…

 

Pueden enviar sus preguntas, y en especial sobre temas como el noviazgo, el matrimonio, la educación de los hijos y el rol de la mujer. Escriban a racheli@breslev.co.il

 

 

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1. maria

10/14/2015

lo que importa es tu esencia

la reflexion esta escrita y pensada como si yo la hubiese plasmado.me siento agradecida porque hay personas que nos representan a traves de estos medios. siempre les remarco esto a mis hijos:-digan la verdad.expresen lo que estan sintiendo;no importa a quien tengan enfrente.si tienen que discutir y defender una buena causa y en cuanto a lo exterior,les hacia ver que muchos son como tumbas,por fuera tan bien cuidadas,,adornada con flores,pero por dentro es una podredumbre.

2. maria

10/14/2015

la reflexion esta escrita y pensada como si yo la hubiese plasmado.me siento agradecida porque hay personas que nos representan a traves de estos medios. siempre les remarco esto a mis hijos:-digan la verdad.expresen lo que estan sintiendo;no importa a quien tengan enfrente.si tienen que discutir y defender una buena causa y en cuanto a lo exterior,les hacia ver que muchos son como tumbas,por fuera tan bien cuidadas,,adornada con flores,pero por dentro es una podredumbre.

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