Por Favor Amate

Yo sé que te sientes totalmente aplastado. En el suelo. Sé que la mayoría de los días tienes problemas para respirar, para dormir, para pensar. ¡Bienvenido al club!

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Rivka Levi

Posteado en 17.03.21

Yo no tengo idea de qué clase de espíritu extraño está bajando del cielo en estos momentos, pero jamás he visto tanta pero tanta gente tratando con tanto esfuerzo de… solamente ser.

 

Por supuesto que en cada persona adopta una forma diferente. Este piensa que está luchando con las secuelas de un tema social; aquel piensa que las dificultades radican en ganarse la vida y llegar a fin de mes; ese otro cree que si solamente estuviera casado con otra persona, todo sería perfecto. Y por supuesto, todos tienen un poquitito de razón, porque si no, no funcionaría.

 

Pero por debajo, todo se remonta al mismo problema: que hoy en día la gente no se ama mucho que digamos a sí misma y es por eso que piensa que Dios tampoco los ama. Y cuando les pasa algo malo, porque pasa, y en especial con el Mashíaj tan cerca como está, cuando tenemos todavía tantas cosas que corregir en el alma-   muchos de nosotros nos venimos abajo, y nos da la impresión de que no vamos a poder volver a levantarnos.

 

“Es obvio que Dios me odia”, nos decimos. “Si Dios no me odiara tanto, no tendría que soportar todo esto”. Y la verdad es que Dios nos ama. Muchísimo más de lo que somos capaces de imaginar.

 

Pero debido a que no nos amamos a nosotros mismos, no podemos creer en lo otro y entonces nos queda una sola opción: Dios me odia. Dios me está castigando. Dios me rechaza. ¿Y quién es capaz de levantarse del suelo cuando sufrió tanto, y encima, cuando empieza a decirse que no hay forma de retornar a Dios?

 

Toda la gente que está leyendo esto, por favor tomen nota: Dios te ama!! Eres muy buena persona! Sí!! tú!, tú, que sufriste de depresión clínica tres años!! Dios te ama!! Y Dios piensa que eres una persona increíble!! Sí, tú, que dejaron plantado dos días antes de la boda – ‘¿acaso tienes idea de lo es-pe-cial que eres?

 

Sí, tú!!! Tú que dejaste la yeshivá para ganarte el sustento y que ahora estás completamente obsesionado con el dinero, con el trabaoj y con acumular más y más objetos materiales. Dios sigue amándote. Y no te amó más antes porque estudiabas  Guemará – si bien tu alma probablemente estaba mucho más contenta y tranquila-

 

 Cuando nosotros nos mudamos a Jerusalén, Dios me “cantó las cuarenta”: se acabaron las jalot caseras para Shabat, se acabaron las aspiraciones de ser “religiosa y canchera”, se acabaron las ilusiones de ser una persona llena de emuná, y de lo “santa” que era, y de lo estricta que soy sobre un montón de cosas…

 

Espiritualmente, me fui al tacho. Y me fui al tacho social y económicamente, y en todo, realmente. Durante un par de meses no pude levantarme del piso. Todo el día pensaba en los preceptos que solía hacer antes, y que ahora aparentemente ya no podía hacer más.  Y todas las aspiraciones espirituales que tenía se esfumaron, porque hasta las cosas más básicas se volvieron toda una lucha.

 

Pensé que Dios realmente me odiaba.

 

Pero, queridísimo lector, estaba equivocada.

 

Todo lo que me pasa en la vida, y todo lo que te pasa a ti, es solamente Dios sacudiendo la gran alfombra, tal como nuestros Sabios dijeron que lo haría, al Final de los Días. La prueba, la única prueba, es aferrarse a Dios y decirle en forma bien clara: “Dios, ¡yo no me voy a ninguna parte!”.

 

“Ok, Tú me quitaste mi estatus, mi dinero, mis planes, mi casa, mis amigos, mi paz interior, mi capacidad de estudiar Torá, mi deseo de crecer más espiritualmente…. Pero yo no me voy a ningún lado!! No me vas a poder sacudir, Dios mío!!”.

 

 Yo sé que te sientes totalmente aplastado. En el suelo. Sé que la mayoría de los días tienes problemas para respirar, para dormir, para pensar. ¡Bienvenido al club! Pero no te quedes ahí abajo. Aunque seas el más grande fracasado, el peor de todos, la persona más pobrecita, la menos exitosa, la menos sana, la menos “realizada”, o lo que sea, Dios aún te ama! Dios aún quiere que estés cerca de Él!

 

Así que trágate el orgullo, ponte de pie y dile en forma muy clara: “Yo no me voy a ninguna parte, Dios. Yo soy Tu hijo. Levántame del suelo y llévame de vuelta a Tu palacio. Ahora!!!”.

 

Y Él así lo hará.

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1. Jessica

10/29/2019

Wow !!! Te leí como si estuvieras diciéndolo y mirándome a los ojos !!!

2. Houtis

8/31/2015

Gracias, muchas gracias por que necesitaba mucho esto, en este momento de mi vida.

3. Houtis

8/31/2015

Gracias por tu respuesta

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