Cualquier cosa menos whisky!

Hagamos un trato. Todos vamos a hacer la promesa de que el primero que muera se les revelará en un sueño al resto...

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 13.09.23

Nunca entendí completamente esta afirmación de Resh Lakish: “Los malvados nunca hacen teshuvá (se arrepienten) ni siquiera en la entrada del infierno”, hasta que vi una interesante explicación del famoso Maguid de Novardok y Rosh Yeshivá de Jadera, Rebe Yankele Galinski, de bendita memoria. Él contó la siguiente historia:

Había un grupo de vagos borrachos en Novardok, un gran contraste con los rabinos y los alumnos de la famosa yeshivá de esa ciudad. Una vez, junto antes de Rosh Hashaná, mientras estaban bebiendo, uno de ellos suspiró profundamente y les preguntó a sus amigos: “Hermanos, ¿qué vamos a hacer cuando nos llegue la hora y tengamos que pararnos frente a la Corte Divina y dar cuentas de nuestro comportamiento? ¿Qué vamos a decir?”.

Por un momento, la banda se puso solemne y muy seria. Hasta las peores almas de Israel pueden hacer teshuvá. Nadie supo qué responder. Finalmente, uno de los presentes dijo: “Hagamos un trato. Todos vamos a hacer la promesa de que el primero que muera se les revelará en un sueño al resto y les dirá lo que le está sucediendo en el mundo venidero. Y de esa manera, todos podremos estar preparados para lo que venga”. A todos les encantó la idea, así que hicieron la promesa y la sellaron con otra copita más de licor.

Transcurrió un tiempo y entonces falleció el primero del grupo. Apenas unos días más tarde, se apareció en un sueño a los demás. Tenía un aspecto horrible: tenía todo el cuerpo lleno de hollín y negro por el fuego del infierno.

Los otros se quedaron atónitos – ¡qué pesadilla! “¿Qué sucedió?”, le preguntaron.

“Gente, acá abajo está todo bien. Sigan pasándola bien, pero no beban whisky”.

“¿Whisky? ¿Y por qué no?”, preguntaron.

“Antes de que me enviaran acá, un par de ángeles muy malos me arrastraron a la Corte Divina. Lo primero que me preguntaron era si había reservado tiempo para estudiar Torá. Yo les pregunté a los jueces para qué necesitaba estudiar Torá”.

“¿Y qué respondieron los jueces?”.

“Dijeron que tendría que haber pensado en mi futuro”:

“¿Y tú que les dijiste?”.

“Les dije que jamás me importó de mi futuro. Que solamente me importaba de disfrutar el momento. ‘¿Y qué hiciste con todo tu tiempo’, preguntaron ellos. Les respondí que me sentaba en el café con mis amigos, bebiendo, bromeando y hablando de política. Entonces me preguntaron qué bebíamos. Les dije que whisky, ron, vodka, coñac, vino, cerveza, lo que tuviéramos. Entonces la Corte Divina dijo: ‘Muy bien. Podemos entender que hayas querido beber un vino tinto fino, un coñac exquisito o una cerveza refrescante. El vodka también está bien, especialmente si es el Nemerovskaya. Pero ¿whisky? ¡El whisky es amargo y te hace quemar la garganta! Yo me reí. Y les pregunté qué diablos entendían ellos de bebidas alcohólicas. ¡Nada! Entonces les expliqué que al principio el whisky es amargo pero después, aaahh…, te calienta todo el cuerpo y el alma se pone a bailar”.

“Y entonces qué”, preguntaron los compañeros.

“Entonces todos los jueces de la Corte Divina empezaron a gritarme: “¡Tonto! ¡Entonces sí pensaste en el futuro! ¡Estabas dispuesto a beber algo que es amargo y quema la garganta al principio pero que después te hace sentir bien. Entonces ¿por qué por lo menos no dedicaste una hora al día al estudio de la Torá, pensando en el Mundo Venidero que ibas a recibir? Ahí fue cuando me sentenciaron al infierno”.

“¿Entonces qué tenemos que hacer? ¿Tenemos que empezar a estudiar Torá?”

“¡No! Solamente no beban whisky!”

Esa es la conclusión a la que llega el borracho. Incluso en la entrada del infierno, cuando podría haber pedido compasión, no hizo teshuvá.

Nosotros nos reímos pero acaso somos diferentes? Cuando la Corte Divina nos pregunte en Rosh Hashaná si dedicamos una hora al estudio de la Torá o a la plegaria personal, ¿qué responderemos? ¿Que nos sentamos con nuestros amigos los borrachos a navegar en internet?

Por eso, empecemos ahora mismo a hacer cosas que nos ayuden mañana. Y que ustedes y los suyos sean inscriptos en el Libro de la Vida! Amén!

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