A La Luz del Shabát – Ekev

Yo no sabía qué hacer, la impaciencia me cosquillaba en todo el cuerpo, - si la molesto ahora, se va a poner nerviosa - pensé…

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Maór HaShabát

Posteado en 06.04.21

Yo no sabía qué hacer, la impaciencia me cosquillaba en todo el cuerpo, – si la molesto ahora, se va a poner nerviosa – pensé…

 
Los pequeños grandes objetivos
Y será que habréis escuchado…” (Deuteronomio 7:12)
Debíamos pasar Shabát (sábado) en la casa de los padres de mi esposa, que viven en Rejasím. A las 11 de la mañana reservamos un taxi, que pasaría por nosotros a las 4 de la tarde.
 
Al enterarse nuestra vecina que estaríamos fuera de nuestro hogar ese Shabát, le pidió a mi esposa que le prestáramos la casa para alojar a un pariente que venía de lejos.
Mi mujer, que es muy generosa, y ama hacer favores, aceptó inmediatamente, cosa que no me sorprendió. El problema fue, que cuando le hicieron el pedido faltaban solo 45 minutos para que llegara nuestro taxi, y estábamos en medio de los preparativos, y ella, además de ser muy generosa, es muy hacendosa, por lo que no tuvo ninguna duda que debía dejarles la casa limpia y brillante.
Lo que no tuvo en cuenta fue el escaso tiempo que le quedaba…
Se puso a limpiar y ordenar toda la casa… Sólo faltaban 20 minutos para que llegara el taxi… Ella seguía trabajando absorta en su tarea… sin considerar el tiempo que transcurría…
Yo no sabía qué hacer, la impaciencia me cosquillaba en todo el cuerpo, -Si la molesto ahora, se va a poner nerviosa, pensé, y me dije a mí mismo: -No dirás nada, ni una palabra…
 
Las 4 de la tarde. Puntualmente el taxi estaba frente a nuestra puerta… primero tocó bocina, luego el timbre… Mi mujer seguía concentrada en su labor… ¿Existe una receta más efectiva para ponerse nervioso? NO. Pero con la ayuda de HaShem, mantuve mi decisión y no dije ni una palabra… Mientras tanto el chofer del taxi seguía tocando bocina y el timbre, alternativamente.

Salí y me disculpé con el chofer, le dije que no podríamos viajar, que me dijera cuanto le debía, incluyendo la espera, saqué el dinero de mi bolsillo y le pagué. El conductor del taxi se fue satisfecho al quedar liberado, y poder tomar otro pasajero. Élestaba contento… y yo más.

En ese momento sentí que con el esfuerzo que estaba haciendo para contenerme estaba creando mundos…
Volví a entrar en mi hogar, y mi mujer seguía trabajando, sin percatarse de nada. A las 4:20 terminó con su labor. Llamamos a otro taxi, y nos fuimos.
Fue este un Shabát muy especial, sentí una elevación espiritual inmensa. Comprendí lo que dicen los libros acerca de los logros de una persona que consigue dominar sus emociones, en ese momento purifica su Neshamá (alma) y se apega más a Boré Olám (el Creador del Universo).
Quiero que ustedes sepan lo que pasó inmediatamente después de ese Shabát. Durante muchos años de casados no pudimos tener hijos.
 
Seguramente HaShemBendito Seaestaba esperando de mí, que haga algo para ser digno de Su Salvación. He aquí, que en un tiempo muy corto, después de ese Shabát en el que contuve mi enojo, mi esposa quedó embarazada… Pueden imaginar la alegría que reinó en nuestro hogar.
 
Vehaia Ékev Tishmeun” – "Y será que halláis escuchado…"
Explica Rashi: Si la persona va a cumplir las Mitzvót (Preceptos)que pisa con el talón – ékev (esto se refiere a las pequeñas Mitzvót, las que aparentemente tienen menos importancia), HaShem la colmará de bendiciones.
¿Qué significa? Un acto generoso tiene un valor incalculable, que no se puede cuantificar, ya que este aumenta en la medida que disminuye el interés personal, cuando la intención es puramente LeShem Shamaim (en honor del Cielo), sin esperar a cambio ningún tipo de retribución, honores, ni tan siquiera agradecimiento.
¿Dónde podemos llevar a la práctica esta fuente inagotable de bendiciones? En nuestro propio hogar, con nuestra familia, en las pequeñas cosas de cada día, prestando nuestros oídos atentos a nuestros hijos, alcanzando un vaso de agua a nuestro esposo, aliviando el trabajo de nuestra esposa…
 
Esas cosas por las que no recibiremos aplausos ni distinciones, pero que nos harán acreedores a grandes bendiciones.
 
 
– Tomado y Editado de Maor HaShabát, de la comunidad Ahabat Ajim, Lanus, Argentina. Editor responsable: Eliahu Saiegh –
 
(Gentileza de www.Torá.org.ar)

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