Aprendiendo a ser holgazán – Ki Tetzé

Hay gente que tiene la costumbre de distorsionar aquello que aprende para que se adapte a su zona de confort. He aquí un ejemplo:

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 04.04.21

Hay gente que tiene la costumbre de distorsionar aquello que aprende para que se adapte a su zona de confort. He aquí un ejemplo:

 

Un hombre con exceso de peso terminó de leer el libro En el Jardín de la Fe y se quedó encantado con lo que había aprendido. Entonces tomó un resaltador amarillo y marcó cada renglón en el que el Rabino Shalom Arush menciona el primer principio de emuná de Maimónides de que Hashem solo “hizo, hace y hará cada cosa”. El joven también marcó cada vez donde dice: “todo proviene de Hashem”. Especialmente le gustó la parte donde el rabino cita la Guemará que dice “La persona no puede de ninguna manera superar su mala inclinación por sí solo. Necesita la ayuda de Hashem”. Tenía casi todo el libro pintado de amarillo!

 

Su mamá le había comprado En el Jardín de la Fe con la esperanza de que le diera un poco de interés por lo espiritual y le prometió un nuevo Ipad Pro si terminaba todo el libro. ¡Él aceptó!

 

“Javier”, dijo un día su mamá. “Te parece que puedes mirar un poco menos de TV y empezar a estudiar un poco de Torá ahora que leíste En el jardín de la Fe?”.

 

“Mamá”, respondió Javier, reclinándose en el sillón de masaje ortopédico, cambiando de canal con el control remoto del televisor y sirviéndose otro vaso de Coca Cola, “si Hashem quiere que sea un sabio de la Torá, ¡eso es lo que voy a ser! Maimónides dice que todo está en Sus manos”.

 

Frustrada, la mamá no tenía idea de qué responderle a su hijo. “Bueno, por lo menos puedes salir d ela cama a la mañana y ponerte los tefilín, no? Ni siquiera te estoy pidiendo que reces en la sinagoga con un minián – eso implicaría ir caminando tres minutos de ida y tres minutos de vuelta”.

 

“Mamá, eso también depende de Hashem. ¡Él es Grandioso, no?! En el Jardín de la Fe me encantó y gracias, mamá, adoro mi nuevo Ipod”.

 

“Javier”, dijo la madre, al borde de la exasperación, “¿por qué por lo menos no sales un poco al aire libre a hacer un poco de ejercicio? ¡Es un precioso día de sol y un joven de veinte años debería estar afuera moviendo un poco el cuerpo!”.

 

“Mamá”, dijo Javier muy tranquilo, “Si Hashem así lo desea, mañana a la mañana voy a estar jugando fútbol en el Barca y haciendo goles sin parar…”.

 

 

Absolutamente frustrada, la madre dio un portazo y volvió a la cocina. Javier se reclinó en el sillón, con una gran sonrisa en el rostro, y se llevó a la boca un puñado de Doritos y otro vaso de Coca Cola. “Ahhh…. Esto sí que es la buena vida!!! Y encima el Paraíso que me espera en el Mundo Venidero por mi exaltado nivel de emuná!”.

 

Lo lamento, Javier, pero tu cuerpo y tu alma están en grandes problemas. No entendiste nada de nada.

 

Dice la Torá: “Y ocurrirá que saldrás a la guerra en contra de tu enemigo” (Deuteronomio 21:10). La Torá no dice “si” sales a la guerra. Dice que “saldrás” a la guerra.

 

Ahora Javier me responde: “¡Pero yo no estoy en el ejército! ¿De qué demonios está usted hablando?”.

 

No, no es una guerra miliar, con cañones y rifles. Es la clase de guerra que cada uno de nosotros debe luchar. Es la guerra contra la mala inclinación.

 

No olvides: la Torá primero dice “Y ocurrirá que saldrás a la guerra en contra de tu enemigo”. Y recién después dice “Y Hashem lo entregará (al enemigo) en tus manos”. Tienes razón respecto a lo que estudiaste en El Jardín de la Fe, Javier. La Guemará en Kidushin 30b dice que la persona no puede superar a la mala inclinación a menos que Hashem la ayude. Pero no va a obtener Su ayuda si primero ella no sale a luchar. Eso es lo que nos está diciendo el pasaje que hemos citado. Primero, sale a luchar y haz todo lo posible por ganar. Entonces Hashem va a entregar el enemigo en tus manos.

 

El peor enemigo es la holgazanería. Y la ley mencionada se aplica a todos los ámbitos. Primero tenemos que pedirle a Hashem que nos ayude y hacer nuestra parte. Y entonces Hashem nos ayuda, tanto en lo material como en lo espiritual.

 

Lo lamento, Javier, pero llegó la hora de que te pongas a trabajar.

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1. Margarita

8/23/2021

Buen día, estoy de acuerdo hay que salir a la batalla diaria. Pero en este caso… Los padres tienen el deber, no tanto de comprar un libro, sino de enseñar con el ejemplo, quien sabe alimentarse bien no tiene doritos ni coca cola en su casa, ni le anda comprando a su hijo cada cosa, le enseña que debe ganarse las cosas. Mimar excesivamente a los hijos no es amarlos, es sólo ser holgazán, no preocuparse por su futuro.

2. joomi

8/29/2018

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3. Anónimo

8/29/2018

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