La fiesta de cumpleaños –Ki Tavo

Cuando Jani, su hija mayor, estaba a punto de cumplir seis años, la Sra. Heller invitó a unas cuantas niñas del barrio a la fiesta de cumpleaños.

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 18.03.21

“Hoy Hashem tu Dios te ordena que mantengas estas leyes”

 

La Sra. Heller era nueva en el barrio. Ella y su marido se habían vuelto judíos observantes después de casarse pero ahora que sus hijos ya estaban alcanzando la edad escolar, tuvieron que mudarse a un barrio más religioso donde había muchas escuelas de Torá. Cuando Jani, su hija mayor, estaba a punto de cumplir seis años, la Sra. Heller invitó a unas cuantas niñas del barrio a la fiesta de cumpleaños. Una de las madres, una mujer con cara muy dura que parecía que se le iba a caer la mandíbula si alguna vez llegaba a sonreír, objetó vehementemente: “Las fiestas de cumpleaños no son una costumbre judía. Me doy cuenta de que eres nueva en el barrio pero tienes que saber que aquí no se acostumbra”. La Sra Heller se quedó por el suelo. ¿No se hacen fiestas de cumpleaños? ¿Qué pasó con la alegría del judaísmo? La señora casi cancela la fiesta hasta que Hashem le dio la idea de escribirme un email para preguntarme mi opinión.

 

Yo le respondí a la Sra Heller que mis nietos estudian en escuelas jasídicas del más alto nivel aquí en Israel. Todos los nietos en edad escolar, tanto varones como niñas, celebran su cumpleaños con una fiestita en el aula, obviamente con la aprobación y el aliento de sus maestros-as. Le dije que hablara con la maestra de Jani y que le preguntara si en su escuela hacen lo mismo. Así lo hizo y la maestra de Jani felizmente hizo una linda fiestita en honor de Jani para su cumpleaños y la Sra. Heller hizo una fiesta para la familia en casa. La Sra Heller se quedó deleitada y recuperó su fe en la alegría del judaísmo.

 

Después de responderle a la Sra Heller, Hashem me trajo a la cabeza un pensamiento maravilloso. ¿Y si les digo que celebrar el cumpleaños es una mitzvá de la Torá? ¿No me creen? Permítanme demostrárselo:

 

Comentando el pasaje citado al comienzo, Rashi dice que el significado de “hoy”es que nuestra diaria observancia de la Torá debería ser algo tan refrescante y lleno de entusiasmo como el mismo día en que se nos dio la Torá en el Sinaí, el seis de Siván (Shavuot). Recordar este día es uno de los 613 preceptos de la Torá. Este fue el día en que el pueblo judío se transformó en una nación.

 

Enseña la Guemará que el momento antes de que nazca el bebé, un ángel lo hace jurar diciéndole: “Sé justo y no hagas el mal”. El bebé jura y una fracción de segundo más tarde, sale al mundo. La Guemará se plantea un interrogante muy interesante: ¿para qué hace falta que el bebé jure esto si ya hicimos un juramento colectivo en el Sinaí?

 

Rabí Mesulam Fenkelstein nos da una respuesta bellísimamente simple a la pregunta de la Guemará: el juramento del Monte Sinaí  les fue dado a todas las almas pero la mayoría de ellas todavía no tenían cuerpos. El juramento que le hace al bebé tiene lugar cuando cuerpo y alma ya están unidos completamente.

 

Teniendo en cuenta lo antedicho, tenemos dos juramentos en el judaísmo: el primero es el juramento colectivo. El segundo es el juramento individual que se le hace al bebé antes de que nazca. De esa manera, no puede haber excusas en el día del Juicio; el cuerpo no puede mantener que las leyes de la Torá no lo obligan, pues el cuerpo juró junto con el alma. Es como el clásico ejemplo del ciego y el hombre sin piernas que tenían hambre. El hombre sin piedras le dijo al ciego: “Colócame encima de tus hombros y yo te guiaré hacia el huerto. Allí los dos podremos comer cuanto queramos y saciarnos”. Eso fue lo que hicieron pero el vigilante los agarró infraganti. Los dos fueron llevados a la corte y cada uno trató de echarle la culpa al otro, pero de nada les sirvió: el juez los condenó a ambos. De la misma manera, el cuerpo y el alma no pueden delegarse la responsabilidad el uno al otro: están juntos en este mundo y son responsables por todo lo que hacen.

 

Aprendemos que el día de nuestro juramento colectivo en el Sinaí, nuestro cumpleaños nacional, es el día en que la Torá ordena que recordemos. De ser así, entonces de acuerdo con la lógica de la Torá, klal veprat – lo general y lo particular– el cumpleaños personal de cada uno es un día que también debemos recordar, porque es el día que llegamos a este mundo, cuando Hashem decidió enviar tu exquisita alma a este mundo para que lleve a cabo su misión vital. Por lo tanto es una mitzvá festejar el cumpleaños!

 

Y si bien las fiestas de cumpleaños son excelentes para los más pequeños, los cumpleaños de nosotros, los mayores, deberían ser un día en el que contemplamos nuestro juramento y resolvemos ser personas justas, no malvadas. Es el día más oportuno para introspección. Que tengan todos un feliz cumpleaños, cuandoquiera que sea!

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1. Oscar

6/03/2020

Fue muy emotivo leer lo del cumpleaños ya que yo cumplo los años el 4/6/2020 se que hashem me va a sorprender Shalom

2. Carla

7/04/2019

Muchas gracias por traer luz a mi vida, en unos días es el cumpleaños de mi hijito y tenía la duda de que hacer, con este artículo está todo claro

3. Miriam

9/08/2017

Muy Bueno

Muchas Gracias por este maravilloso articulo. Me gusto mucho. es mejor celebrar el cumpleaños Hebreo que el secular? Gracias

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