Día del Renacimiento Familiar

Existen muchas razones por las cuales los jóvenes de hoy sienten una falta de autorrealización y paz interior...

4 Tiempo de lectura

Rajeli Reckles

Posteado en 05.04.21

Existen muchas razones por las cuales los jóvenes de hoy sienten una falta de autorrealización y paz interior. Uno de los motivos principales es que sus padres no participan en la vida de sus hijos como deberían…

Desde que adapté el Judaísmo como forma de vida, todo ha cambiado en forma drástica. Ahora me visto diferente; como diferente; ¡y hasta hablo diferente!

Más allá de los cambios físicos, se han producido muchos cambios mentales, emocionales y espirituales. ¡Mi apetito espiritual es insaciable! Cuanto más estudio acerca de la profunda sabiduría y el riquísimo legado de mis antepasados, más quiero aprender. ¡Es como si me acabara de dar cuenta de que se terminó el día y me olvidé de comer! Mi alma tiene hambre de alimento espiritual. Y mi percepción de la vida continúa creciendo y desarrollándose.

Todo el tiempo me recuerdo a mí misma de dónde vine, y de ese modo puedo entender y apreciar mucho mejor adónde me dirijo. Siendo una chica norteamericana joven y bonita, recibí una educación muy confortable y muy privilegiada. Crecí en una casa muy cómoda; iba de compras a los negocios con mis amigas y hasta recibí mi propio auto cuando era apenas una adolescente. (Yo todavía no entendí en qué estaban pensando mis padres… ¡Yo era todavía muuuuyy joven para la responsabilidad de manejar un coche!) Todo era genial… en teoría.

Porque en alguna parte muy dentro de mí misma se ocultaba una vocecita bastante molesta que susurraba con insistencia: “¿Cuál es el propósito de mi vida? ¿Quién soy en realidad? ¿Qué es toda esta vida?”. Estas son preguntas muy importantes y muy sanas pero en mi caso, surgían de un cierto nivel de incomodidad y descontento que sentía todo el tiempo y no lograba entender por qué.

Si bien todavía soy joven, suelo mirar a la juventud de hoy en día con Ojos de Abuela. A veces me sorprendo a mí misma deseosa de levantar mi bastón imaginario ante los adolescentes con los que me cruzo y reprenderlos por todas las pavadas que hacen y que dicen… En los negocios veo las revistas y meneo la cabeza en señal de compasión ante estas pobres almas perdidas que obviamente no tienen la menor idea de para qué vinieron al mundo y qué es lo verdaderamente importante en la vida. Veo a la gente joven de mi barrio tomando bebidas muy tarde a la noche y me pregunto cuándo van a empezar a vivir en serio.

Como cualquier abuela que se precie de tal, quiero decirles que cuando yo era joven, yo era exactamente igual a ellos! Yo también era un alma perdida que vagaba sin rumbo por los años de mi adolescencia, sin estar segura de cómo iba a llegar a la adultez. ¿Acaso iba a ser una persona emocionalmente estable y confiada con una familia y una carrera que iba a querer? ¿O tal vez iba a ser una víctima nerviosa e insatisfecha de la vida, con el corazón lleno de sueños destrozados?

Existen muchas razones por las cuales los jóvenes de hoy sienten una falta de autorrealización y paz interior. Uno de los motivos principales es que sus padres no participan en la vida de sus hijos como deberían. Muchos niños tienen madres que trabajan y que tienen que arreglárselas solos después del colegio, porque los dos padres están en el trabajo.

Ésta es una situación muy difícil para el padre y yo felicito a todos los padres que se esfuerzan tanto por proveerles un buen sustento a sus hijos. Pero también es muy importante que estemos a disposición de ellos y en especial en el estilo de vida del mundo occidental, en que se nos entrenó a pensar que los lujos materiales son los que nos van a traer la felicidad. Todos sabemos que eso no es cierto. Los padres que no tienen necesidad de trabajar 80 horas semanales… ¡deberían en cambio pasar esas 40 horas extras con sus hijos!

El Rabino Arush contó que hace un tiempo estuvo de visita en la casa de una familia pudiente, que vivía en una casa bellísima en la que cada hijo tenía su propia habitación repleta de juguetes y toda clase de artefactos electrónicos. Pero el padre estaba jugando un partido de golf y la madre estaba jugando un juego de naipes.

Entonces ¿con quién pasaban el tiempo los hijos? Dice el Rabino: “Los niños que se crían en esta clase de hogar desarrollan toda clase de problemas emocionales. Se vuelven nerviosos y ansiosos y son incapaces de mantener relaciones emocionalmente sanas”.

Otro ejemplo que da el Rabino Arush es de dos distinguidos rabinos: uno que había pasado tiempo de calidad con sus hijos y otro que estaba muy ocupado estudiando Torá día y noche. Los hijos del primer rabino crecieron y vivieron una vida de Torá mientras que los hijos del segundo rabino se desviaron por completo de la buena senda.

El segundo rabino explicó: “Mi hijo no recibió de mi una pelota para jugar y por eso tampoco quiere recibir mi Torá”. Queridos padres: si tienen la opción de trabajar más horas o ir a casa a jugar con sus hijos, por favor opten por lo segundo. Unos cuantos dólares de más no valen la pena del dolor que siente tu hijo cuando te busca y no estás a su lado.

Continuará…

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario