Gracias a Dios por la cárcel!

Ray empezó a consumir marihuana y hachís cuando tenía solamente 12 años de edad. Sus modelos eran los traficantes de drogas que conocía…

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 17.03.21

Ray empezó a consumir marihuana y hachís cuando tenía solamente 12 años de edad.

Sus modelos eran los traficantes de drogas que conocía, que tenían muchísimo efectivo y una provisión constante de drogas. La mayoría eran además personas con “poder”.

Por ese entonces, la vida de Ray todavía no había sido consumida por una necesidad diaria de satisfacer su adicción. Esos fueron los “mejores” días de su vida; una época en la que todavía su vida parecía vida. Iba a fiestas y se drogaba junto con sus amigos, algo para lo cual después ya no tendría tiempo…

Con el tiempo, Ray fue enviado a varios centros de tratamiento para la drogadicción, pero ninguno logró ayudarlo. Estuvo en una yeshivá en Israel durante un tiempo, pero lo descubrieron vendiendo drogas y lo echaron sin hacer nada por ayudarlo. Ray se aseguró de hacer la mayor cantidad de daño posible antes de irse.

Una vez en la calle, la adicción de Ray subió de  escala. Ahora se graduó a cocaína y después a metanfetamina, que le dio a Ray una sensación de invencibilidad e invulnerabilidad. Su concentración se agudizó; su energía aumentó. Tenía muy poca necesidad de comer o dormir. Estaba literalmente “imparable”, pero ahora tenía que pagar el alquiler de la habitación y mantener la provisión de drogas para él y para su novia.

La vida de Ray se transformó en una guerra entre él y todo el que se le pusiera en el camino cuando quería obtener lo que deseaba. La “meta” lo hacía delirar y le daba paranoia. Él sentía que estaba justificado en enfurecerse y robarle a un mundo que había decidido acabar con él. Solía robar incluso cuando tenía los bolsillos llenos de dinero, solamente para sentir que tenía poder.

Ray compró un arma.

Llevando el arma encima todo el tiempo, Ray iba a lugares de estacionamiento chequeando los autos allí estacionados hasta que encontraba alguno que tuviera las llaves puestas. Era fácil. Se metía en el auto y se lo llevaba. Siempre conducía autos robados. Entraba a negocios y casas con su arma y se llevaba todo lo que encontraba y lo llevaba a una casa de empeño. Gracias a Dios, nunca entró a la casa equivocada.

Ray tenía fama en las calles. Quería que todos le tuvieran miedo y supieran que si lo soplaban, él los iba a matar. Irónicamente, fue su propia novia la que lo mandó arrestar.

Cuando llegó la policía, Roy se escapó por la ventana. La policía lo persiguió a pie. Ray dio un salto sobre un cerco, se cayó sobre la cabeza y se rompió la nuca. La policía lo detuvo y lo mandó a la cárcel. Cuando salió, lo primero que hizo fue volver a robar. No tenía nada más que hacer. No se daba cuenta que era lo más fácil del mundo identificar a alguien que llevaba un cuello ortopédico.

Lo descubrieron tratando de robar en una casa a plena luz del día. Se produjo una persecución. Los policías lo rodearon. Y pensando que él llevaba encima su arma, y a pesar de la obvia herida en el cuello, lo arrojaron al suelo. Extrajeron sus armas y le apuntaron. Tirado en el suelo helado, Ray se dio cuenta de que Dios le había salvado la vida y se alivió al ser capturado. De nuevo lo mandaron a la cárcel, pero por lo menos había quedado con vida.

Ray le había prestado su arma a un amigo. Pero si hubiera llevado el arma encima, ciertamente la hubiera usado, porque no era la clase de persona que se rinde sin luchar. Y entonces la policía le habría disparado y ese habría sido el fin. En cambio, ahora lo estaban llevando a un lugar “seguro” – al único lugar en el que alguna vez estuvo sobrio – su celda! Hoy en día Ray lee libros de emuná y continuamos hablando casi todos los días. Él Le da las gracias a Dios todos los días por haberle dado la cárcel. Curarse del cuello roto y vivir en forma solitaria, ahora tiene la mente clara y sabe perfectamente bien lo que le habría sucedido si hoy estuviera “libre”.

Y nuestra plegaria es: Dios compasivo, por favor fortalece la emuná de nuestro hermano. Condúcelo por Tu verdad. Protégelo en todo momento y por favor, por favor, agárralo bien fuerte hasta que esté listo para salir. Amén.

Esta es una historia verdadera. Se cambiaron algunos datos personales a fin de proteger la privacidad de las personas involucradas. Gracias a “Ray” por permitir publicar su historia.

 

 

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1. Dov

11/25/2014

Pero cuando la droga destruye a tu familia, te hace más daño que si tu la consumes ¡ Mi historia es demasiado larga para ser aquí contada. Pero tan solo me gustaría que se imaginen criarse en una familia muy disfuncional y consumida por la droga usada por mi papá, asistir a un colegio muy hostil con demasiado bullying…o que tu familia y compañeros cercanos se burlen y rían en tu cara por tratar de ser religioso. Tenía dos opciones…o enloquecer…o volverme psicólogo. Aún me pregunto cono así elegí lo segundo…me olvidaba, provenir de una comunidad judía pequeña, agresiva y enferma, con un rabino indiferente a todo. Shalom aleichem, Dov de lima perú. Por favor si publican, cambiar el nombre

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